Mientras los problemas persisten y las soluciones se postergan, la vida de millones de cubanos se convierte en una lucha constante por acceder a servicios esenciales que, en otros lugares, se dan por garantizados.
La crisis del agua en Cuba ha llegado a un punto crítico. La falta de infraestructura adecuada, la escasez de combustible y la ineficiencia en la distribución están afectando gravemente a la población.
El descontento por la falta de agua no se limita a La Habana. En la provincia de Ciego de Ávila, los residentes también salieron a las calles para manifestarse contra las constantes interrupciones en el suministro de agua y los prolongados apagones. Y también en Caibarién.
Además del mal estado de la infraestructura, la falta de inversión y el envejecimiento de los sistemas hidráulicos complican aún más la situación. En La Habana, el 58% del agua que se bombea se pierde debido a fugas y roturas en las tuberías, lo que agrava la ya crítica situación.
"Es un horror trabajar así. Estamos sin aire acondicionado hace semanas y ahora no hay agua”, dijo una trabajadora del aeropuerto que pidió el anonimato.
La creatividad cubana en la gestión de la crisis del agua y la energía no solo es un testimonio de la resiliencia del pueblo cubano, sino también una llamada de atención sobre la necesidad urgente de reformas estructurales y mejoras en la infraestructura para garantizar el acceso a servicios básicos esenciales para la calidad de vida y la salud pública.
A pesar de estos desafíos, se enfatiza la necesidad de promover la medicina natural como la principal alternativa frente a la escasez de medicamentos convencionales en Cuba.
Más de 105.000 residentes de la central provincia cubana de Sancti Spíritus sufren afectaciones por problemas en el servicio de abasto de agua potable...