La crisis del agua en Cuba ha alcanzado un punto insostenible. La población, ya agobiada por la escasez de alimentos, medicamentos, combustible y apagones, ahora enfrenta la falta de acceso a uno de los recursos más esenciales: el agua.
Las historias de cubanos como Lorenzo Islem, un jubilado de 65 años que lleva más de dos semanas sin agua en su casa, reflejan la desesperación creciente. Islem, como tantos otros, se ve obligado a recorrer largas distancias para conseguir agua, empujando una carretilla con bidones bajo el calor sofocante de La Habana.
«Si no lo hago, ¿qué hago?, me muero allá dentro de sed o de hambre», comentó a la AFP, mientras se secaba el sudor tras su arduo recorrido por el barrio de Punta Brava.
Escasez que afecta a todos
Más de un millón de cubanos no recibe agua en sus hogares, según cifras oficiales del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INRH). Antonio Rodríguez, presidente del INRH, explicó en la televisión estatal que la situación se debe a una combinación de factores, incluidos la falta de equipos de bombeo, la escasez de energía eléctrica y las roturas en las redes de abastecimiento.
En ciudades como La Habana, donde los problemas se agravan en los municipios del oeste, la situación es crítica. En algunos barrios, los residentes llevan más de un mes sin agua, como es el caso de Saray López, ama de casa de 49 años que vive en Alturas de La Lisa.
La falta de agua es solo una más de las dificultades que afrontan los cubanos, sumada a una crisis económica profunda que ha empeorado con el endurecimiento del embargo de Estados Unidos y las debilidades estructurales de la economía cubana. Para muchos, la escasez de agua es «la tapa al pomo» de una situación insostenible.
El problema del agua en Cuba no se limita a la incapacidad de abastecer los hogares. La falta de combustible también ha afectado la operación de las plantas hidroeléctricas y de los camiones cisterna que deberían proveer agua a más de 300.000 personas.
En algunos casos, los residentes han tenido que pagar precios exorbitantes por agua, un bien que, en teoría, debería ser gratuito en el país. La desesperación ha llevado a muchos cubanos a comprar agua en el mercado negro, pagando cifras que superan los 25.000 pesos por un camión cisterna.
El gobierno cubano ha intentado paliar la situación importando equipos de bombeo, muchos de ellos alimentados por energía solar. Según datos del INRH, entre 2023 y 2024 se han adquirido más de 1.200 equipos, pero esto no ha sido suficiente para resolver el problema. Además, las redes de abastecimiento de agua en la isla están gravemente deterioradas, con fugas que desperdician hasta el 50% del agua bombeada.
Basura y enfermedades: un combo letal
Pero el agua no es el único problema. La situación se complica aún más por la proliferación de enfermedades relacionadas con la falta de agua y el saneamiento inadecuado.
En las calles de muchas ciudades cubanas, los basureros desbordados se han convertido en un peligro latente.
El comediante cubano Jardiel ha usado el humor para denunciar esta situación, señalando en uno de sus videos que «la mejor discoteca de Cuba hoy es un vertedero», refiriéndose al antiguo estacionamiento de la discoteca Comodoro, un lugar icónico que hoy está lleno de basura.
En barrios como los de La Lisa, donde la basura se acumula en las calles, los riesgos de infecciones y epidemias son cada vez mayores. Para muchos cubanos, la falta de agua, sumada a los problemas de higiene, es una bomba de tiempo que amenaza la salud pública del país.
Estos vertederos improvisados no solo afean la estética urbana, sino que también generan problemas de salubridad. Según Yulier P., un artista visual y activista, la acumulación de basura en algunas áreas alcanza dimensiones de hasta 40 metros.
Citado por Telemundo51 en un reportaje señala:
«Puedes transitar por cualquier parte de la ciudad y encontrar un vertedero en cualquier esquina».
La falta de higiene ha provocado el aumento de enfermedades, con más de 12.000 casos de oropouche registrados desde mayo de 2024. Esta enfermedad viral, relacionada con las malas condiciones de saneamiento, se ha propagado rápidamente, agravando aún más la crisis sanitaria en la isla.
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