Cuba niega expulsiones, pero la verdad está ahí afuera

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Cuba duele. Los destierros existen, aún cuando sus funcionarios lo nieguen

El representante permanente de Cuba en Ginebra, Juan Antonio Quintanilla Román, demostró este jueves que nunca en su vida vio Los Expedientes X.

«La verdad está ahí afuera,» rezaba como slogan la famosa serie televisiva protagonizada por Gillian Anderson y David Duchovny pero, cuando la serie se hizo inmensamente popular en el mundo entero, el representante permanente de Cuba en Ginebra, Juan Antonio Quintanilla Román andaba en su barrio jugando quimbumbia, burrito 21, a las bolas y a los pistoleros. Solo cuando tenía algún tiempo libre, aparte de la escuela, lo obligaban a ver los discursos de su Comandante en Jefe.

Sí, a todas luces Quintanilla no tiene memoria, pero tampoco parece ser muy adicto y apegado a la verdad.

Sin sombra de sonrojo y con total desconocimiento, o con conocimiento, pero con desfachatez, el representante permanente de Cuba en Ginebra, Juan Antonio Quintanilla Román salió a «responder» a la relatora especial de Naciones Unidas sobre defensores de derechos humanos, Mary Lawlor.

La funcionaria denunció y condenó, con las pruebas en la mano, el destierro de los periodistas cubanos Esteban Rodríguez y Héctor Valdés, de Cuba y dijo mostrar “preocupación” este 6 de enero, por la situación en que se encuentran ambos en El Salvador, luego de haber sido prácticamente expulsados de Cuba.

Lawlor se mostró solidaria con ambos, y apoyó la petición de asilo y ayuda a los países centroamericanos hecha por el director de Human Rights Defenders, José Vivanco, mientras precisaba un detalle: ambos fueron expulsados de la isla.

Aunque Valdés y Rodríguez permanecieron más de 36 horas varados en un área de tránsito del aeropuerto internacional Óscar Arnulfo Romero de El Salvador, y salieron de allí tras la intervención de Apolonio Tobar, titular de la Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos y del director de Migración, Ricardo Cucalón, advertidos ambos por el presidente del país, Nayib Bukele, ahora, el funcionario cubano dice que todo es una farsa, que todo es mentira e incluso sugirió que Mary Lawlor era una ignorante pues desconoce la realidad cubana.

Sin embargo, el que parece desconocer la realidad cubana es el representante permanente de Cuba en Ginebra, Juan Antonio Quintanilla Román.

Otra vez un funcionario cubano en Ginebra, país donde a menudo Cuba ha sido emplazada por sus acciones en contra de los derechos humanos y donde ha recurrido a presiones a otros países para impedir que oradores como Ariel Ruiz Urquiola relaten su experiencia con relación a la violación de sus derechos en Cuba, intenta revertir las evidencias que incriminan a la isla en esta materia.

Bien, esperamos que no diga igual de Urquiola y de otros denunciantes, el representante permanente de Cuba en Ginebra, Juan Antonio Quintanilla Román, quien aferrado a la idea de que solo «ellos» conocen la realidad cubana, desmintió las declaraciones de Lawlor.

A lo Joaquín Sabina en su «Lo niego todo», el representante permanente de Cuba en Ginebra negó no solo que su gobierno expulsa del país a sus ciudadanos, sino que tampoco persigue a los defensores de los derechos humanos.

Es más que evidente que Quintanilla no vive en Cuba, ni conoce la Cuba que todos conocen y ven, ahora con mayor desnudez, luego de la entrada de la internet en los celulares cubanos con cada cubano convirtiéndose en un reportero de la realidad cubana y denunciando los abusos.

Con la faccia tosta que caracteriza a los funcionantes funcionarios cubanos, el representante permanente de Cuba en Ginebra, Juan Antonio Quintanilla Román, aseguró que en su país no se expulsa a sus ciudadanos, y lo dijo justo el día en que el gobierno de La Habana «intercambió» un exilio forzoso a los periodistas independientes Héctor Luis Valdés Cocho y Esteban Rodríguez.

En su cuenta de Twitter, Quintanilla Román apeló a la vieja táctica, ya conocida y que no engaña a nadie, de dirigir la mirada hacia otros ojos, para ver otras pajas, en lugar de ver la viga en el suyo propio.

«Debería preocuparse por defensores de otros lugares bajo verdadero riesgo; al replicar campañas anticubanas viola el Código de Conducta», expresó.

Quintanilla afirmó que su gobierno no persigue a los defensores de los derechos humanos, y acusó a Mary Lawlor, relatora especial de Naciones Unidas sobre defensores de derechos humanos, de no conocer a Cuba.

Olvidó Quintanilla que, las evidencias están no solo en un hotel de El Salvador, donde se encuentran alojados Cocho y Rodríguez, sino también allí mismo, muy cerca de él, en Europa.

¿Le suenan acaso los nombres de Katherines Bisquet y Hamlet Lavastida? ¿Va a decir que ni Katherine ni Hamlet conocen la realidad cubana?

Por si los había olvidado, o tenía alguna duda, Katherine le recordó su historia reciente. Ella también, junto a Hamlet, fueron sacados por la fuerza de Cuba. Chantajeados. Presionados. Extorsionados. Desterrados.

Lo hizo Katherine, no directamente a él, sino directamente al llamado «dueño de los caballitos»: Miguel Mario Díaz-Canel.

Katherine Bisquet llama cobarde a Díaz-Canel por exiliar a la oposición cubana

Lo llamó directamente y sin rodeos COBARDE. Las palabras de la poeta, editoria y activista cubana Katherine Bisquet, iban dirigidas a Canel tras conocer de la expulsión de los reporteros independientes Esteban Rodríguez y Héctor Luis Valdés Cocho de Cuba; un hecho que, según se entiende de las palabras del representante permanente de Cuba en Ginebra, Juan Antonio Quintanilla Román, nunca ocurrió.

Conocida como una de las figuras más críticas del régimen, y figura muy activa en la llegada de los artistas primero y pueblo después, a la sede del Ministerio de Cultura en La Habana el 27 de noviembre, Bisquet sufrió el exilio forzado a finales del pasado año, cuando ambos, ella y Lavastida, fueron sacados por la fuerza del país.

Lavastida había estado meses en un centro de detención de la Seguridad del Estado por presuntas acciones contra el gobierno de la isla. Estas actividades se limitaban a una sugerencia hecha en un grupo de trabajo que formaba parte de un performance artístico político.

Lavastida nunca cometió ningún delito en la isla, pero las autoridades cubanas lo encarcelaron durante meses, sin causa, sin expediente, y accedieron a su liberación, luego de la presión ejercida, solo si él y ella, se iban de la isla para siempre.

Terminaron ambos en Polonia, «libres» y desterrados, con la condición de que no regresaran más a la isla.

Tal vez el representante permanente de Cuba en Ginebra, por esos días, no encendió el televisor en su casa.

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