La delegación cubana concluyó su participación en los XIX Juegos Panamericanos, celebrados en Santiago de Chile, con un total de 69 medallas, asegurando el quinto lugar en el medallero. La cosecha de medallas incluyó 30 de oro, 22 de plata y 17 de bronce, destacando en deportes como la lucha, atletismo y judo.
Y, aunque resulte extraño decirlo el pronóstico de medallas se superó con creces, pues debido a la crisis que atraviesa el deporte en la isla, Cuba logró superar las expectativas precompetencia establecidas por el Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación (INDER).
El organismo deportivo que había pronosticado un rango más bajo de medallas de oro, pero la lucha se erigió, ante el descalabro boxístico como el motor del deporte cubano.
Otro pronóstico que se cumplió fue el de las deserciones de atletas. La situación pone de manifiesto las difíciles condiciones que enfrentan los deportistas en Cuba y su desesperación por buscar un futuro mejor lejos de las restricciones y la crisis económica que azota al país.
Este año, sumados los que dijeron adiós en Chile 2023, la cifra de deportistas cubanos que han abandonado sus delegaciones ha alcanzado un nuevo pico, con al menos 60 desertores confirmados hasta la fecha.
Para nadie es un secreto que estos eventos deportivos suelen ser el lugar escogido por los atletas cubanos para desligarse del deporte cubano, y en ese sentido la delegación cubana en los Juegos Panamericanos de Santiago de Chile 2023 fue testigo de un fenómeno preocupante: la deserción masiva de sus atletas.
Este evento, como tantos otros anteriores y tantos otros futuros que acontecerán próximamente, reflejó la problemática de las deserciones de atletas de alto rendimiento, como fue el caso de Yoao Illas, medallista de bronce en 400 m con vallas.
La deserción de Yoao Illas, medallista de bronce panamericano en los 400 metros con vallas, es otro ejemplo del descontento y la desesperanza que sienten los deportistas cubanos. Illas logró su mejor marca personal en la competencia, pero su éxito deportivo se vio opacado por la decisión de abandonar la delegación en busca de mejores oportunidades.
Estas deserciones se suman a las cifras preocupantes de bajas en el sistema deportivo cubano, con 109 en 2022 y 78 hasta la fecha en 2023, afectando directamente el potencial medallero de Cuba en competencias internacionales.
De igual modo, cinco jugadoras de hockey sobre césped, entre ellas la capitana del equipo, abandonaron la delegación en busca de mejores oportunidades. A estas se sumó Geidy Morales, otra jugadora del mismo equipo.
Yunia Milanes, Jennifer Martínez, Yakira Guillén, Lismary González y Helec Carta, fueron quienes primero tomaron la decisión de huir tras un partido en los Panamericanos.
Todos estos casos se añaden a la larga lista de deportistas que han decidido no regresar a Cuba, una lista que ha crecido de manera alarmante en la última década, con aproximadamente 800 atletas que han buscado refugio en otros países.
El deporte en Cuba, alguna vez motivo de orgullo nacional y una herramienta de propaganda para el régimen, se ha visto gravemente afectado por la falta de recursos y apoyo. Los atletas a menudo enfrentan condiciones de entrenamiento precarias y carecen de las necesidades básicas, lo que contrasta fuertemente con la imagen de éxito y prosperidad que el gobierno intenta proyectar.
Estos eventos – nos referimos a la fuga de atletas – son indicativos de un problema más profundo dentro de Cuba, donde el deporte, que debería ser una fuente de alegría y unidad, se ha convertido en un reflejo de las luchas y la represión que enfrentan los ciudadanos a diario.
La fuga de talentos deportivos es una pérdida para la nación, pero más que eso, es un llamado de atención sobre las realidades que enfrentan aquellos que viven bajo el yugo de un régimen que prioriza la propaganda sobre el bienestar de su gente.
Curiosamente, a pesar de todo eso, la delegación cubana manifestó su satisfacción con los resultados obtenidos en los Juegos Panamericanos Santiago 2023, cerrando con un total de 69 medallas: 30 de oro, 22 de plata y 17 de bronce.
José Antonio Miranda, subjefe de la misión y director general de alto rendimiento del Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación, destacó la participación de Cuba en 225 de las 425 pruebas programadas.
Miranda resaltó que de los 30 títulos obtenidos, 11 fueron ganados por atletas que ya se esperaba que obtuvieran oro, mientras que otros resultados superaron las expectativas iniciales. Nueve deportes contribuyeron al conteo de medallas de oro, con la lucha, el atletismo y el judo a la cabeza.
La efectividad de los atletas cubanos fue notable, con un 57.6% en finales directas, lo cual fue considerado un indicador muy alto. Sin embargo, Miranda también reconoció que hay áreas, especialmente en deportes colectivos como el balonmano y el béisbol, que requieren análisis y mejora.
Los objetivos para los juegos, incluyendo la evaluación de nuevos talentos y la obtención de seis plazas para los Juegos Olímpicos de París 2024, se cumplieron satisfactoriamente. Miranda expresó su gratitud hacia los atletas, los equipos técnicos y todos los que contribuyeron a los logros, así como a los pueblos de Cuba y Chile y a los organizadores de los juegos por su apoyo, describió el portal Prensa Latina.
