H Upmann en Artemisa, a una cajetilla por cabeza

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Las bodegas de la provincia Artemisa venderán cigarros H Upmann a «una cajetilla por consumidor», o lo que es lo mismo: 20 cigarros por cabeza

La noticia no fuese tan escandalosa – a fin de cuentas los cubanos parecen resignados a que todo venga normado – sino fuera por el hecho de que, además de eso, les han puesto a los compradores – fumadores un plazo de 72 horas para adquirir el H Upmman.

«Pasado ese tiempo se venderá de forma liberada a razón de dos cajetillas por persona», precisó el periódico Artemisa en lo que parece ser es sin dudas una idea muy descabellada. Un amigo anuncia «colas de tres días,» con rectificación a las doce de la noche y una futura matazón, con presencia de coleros, revendedores y acaparadores el día del expendio.

Y no deja de tener razón el amigo. En un país donde una caja de H Upmann, tal vez el cigarro fuerte con mejor calidad que se vende en el país por encima de Populares, Criollos y Titanes, se vende «por la calle» en 100 CUP, el precio de 17.50 pesos la caja con el cual las bodegas de Artemisa comenzaran a vender a la población cigarros de marca H. Upmann sin filtro, es más que una tentación para el acaparamiento.

Digámoslo así: duemes y rectificas en una cola, por tres días, y el día que logres adquirir las dos cajas de H Upmann puedes buscarte fácilmente 180 pesos de una mano para otra. Ciento ochenta pesos o su equivalente: una libra de carne de cerdo.

Sin embargo todo parece decidido en Artemisa, según las palabras de Daniel Ángel Barrios Hernández, jefe del centro de comunicaciones del gobierno de la provincia.

El gobierno cubano, a través de sus organismos y ministerios – y funcionarios – ha explicado que el país ha enfrentado dificultades financieras para comprar papel de envoltura, marquillas y piezas para las fábricas y ello ha originado demoras en las entregas a la red de comercio.

El gran culpable, como casi todo, es «el bloqueo». Con menos recursos el país pudiera lograr una efectiva campaña de comunicación antitabaquismo – sí, se conoce que es una campaña «dificil» – que reduzca al menos en un por ciento el número de fumadores.

El gran problema con el cigarro en Cuba y en cualquier país del mundo, para eliminarlo, es que es un negocio muy redondo. Pero, la campaña de concientización es sin dudas una manera muy educada de reducir el número de fumadores y eventualmente mayores gastos hospitalarios.

Cuba ha «intentado» regular no el cigarrillo, sino su venta; como ahora, que en Artemisa anuncian una cajetilla de H. Upmann por cabeza.

Este proceso sin embargo trae aparejado otros fenómenos, como son las colas interminables para adquirirlos, tanto si se ofertan en pesos cubanos o en las tiendas en MLC.

Este hecho ha traído aparejado sentimientos muy complejos dentro de la población. Entre aquellos que fuman y aquellos que no, sobre todo si viven dentro del mismo hogar y comparten los mismos gastos.

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