Empresa Gaviota S.A., propietaria del Saratoga, hace silencio ante prensa oficial sobre explosión

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La demora de la ejecución provocó que pasara por dos proyectos de mecánica, el primero de los cuales proponía “una bala de gas soterrada. Al ponerse en marcha el hotel, los bomberos y la Agencia de Protección contra Incendios lo vetaron.: había que dar soluciones expuestas. Por eso hubo otro proyecto con las balas en cubierta. Ambas estuvieron a cargo del mismo ingeniero mecánico”, aseveró, sin que sus datos hayan podido ser comprobados por los periodistas con la Empresa Cubana del Gas y el Grupo de Turismo Gaviota S.A., propietario del Saratoga, que no ofrecieron respuestas al ser apelados para el reportaje de Bohemia.

Mientras un “las investigaciones periciales” para dilucidar las causas exactas de la explosión que destruyó el pasado 6 de mayo el Hotel Saratoga “están en curso”, el doctor Juan José Camejo Giniebra, profesor de la Facultad de Ingeniería Química de la Cujae, y especialista en Seguridad de Procesos Industriales, Corrosión y Protección Anticorrosiva, declaró a la oficialista revista Bohemia que esta tragedia califica como “accidente mayor”.

Esta denotación está dada porque el suceso implicó el escape de gas licuado (GPL) desde una tubería o manguera, formándose una nube de gas inflamable que pasó a acumularse en el interior del inmueble. Posteriormente, una fuente de ignición provocó la combustión en forma de explosión o detonación.

Camejo Giniebra es parte del Grupo de Estudios de Riesgos de Desastres (Gredes) de la CUJAE. Detalló a los seis periodistas que firman el reportaje Radiografía de una fatalidad que un accidente mayor es “cualquier suceso como el derrame de líquidos o escape de gases inflamables o tóxicos, incendio o explosión, resultado del desarrollo incontrolado de un proceso industrial o de servicio, en el que están implicadas una o más sustancias peligrosas debido a su alta inflamabilidad y que representa un riesgo inmediato o diferido para la población y el entorno”.

El especialista explicó que el “desarrollo incontrolado de un proceso puede deberse a varias razones: las averías de recipientes o tuberías; la explosión por calentamiento externo de los recipientes o tuberías que contienen el gas; o por una mala operación”, pero aún no se conocen las causas definitivas, que se espera sean publicadas en memoria de las víctimas una vez finalizada la investigación referida por Bohemia.

Juan Carlos Ruis Zubirí, ingeniero civil y Jefe de Servicios del Hotel Parque Central, quien fuera testigo cercano de la explosión que destruyó al Hotel Saratoga el pasado 6 de mayo, comentó a la revista oficial Bohemia sobre la poca probabilidad de que el desastre haya sido provocado por errores de procedimiento de los trabajadores de la Empresa Cubana del Gas que realizaban la transferencia del producto inflamable al interior del inmueble.

Ruiz Subirí es otra de las fuentes claves del reportaje y les cuenta haber conocido a Orlando Vargas Bring, fallecido durante sus faenas como producto del estallido, que fuera catalogado por las autoridades cubanas casi instantáneamente como un accidente,

El Jefe de Servicios del Hotel Parque Central, con más de 11 años de experiencia, comentó haber conversado y brindado café a Vargas Bring y su compañero de labores mientras ejecutaban los protocolos para el seguro trasvase del camión a los depósitos de su instalación, el cual catalogó de “muy rigurosos” por lo que “conociendo el protocolo de Cubana del Gas y cómo trabajan los compañeros que fallecieron, dudo que no hayan cumplido con esa metodología”, aseguró a Bohemia.

“Desde la empresa siempre avisan con tiempo cuándo van a mandar el camión. Destapan el registro, lo revisan y verifican que el ʽperroʼ que aprieta el cable de tierra esté bien ajustado; y unen la tenaza a la tierra física, por si hay electricidad estática. Luego conectan la manguera en la válvula, se queda uno en el camión y el otro sube hasta donde está la bala”, detalla el ingeniero, con experiencia en la instalación de sistemas de gas en grandes obras, según Bohemia.

Una vez junto a los depósitos del hotel, el operario “revisa que la válvula de escape esté cerrada y que funcione el extractor de gas automático; mide la posición de la aguja del reloj de la bala para saber el porcentaje de llenado y llama por teléfono al hombre que está en el camión para avisarle que puede bombear el gas. Solo cuando se llena hasta cierta cantidad, él baja”, precisa Ruiz Zubirí, quien explica además cómo las balas de gas en inmuebles turísticos como su centro de trabajo, deben siempre esta ubicadas en el último piso, protegidas con una pared “de tímpano”, fabricada de hormigón y completamente reforzada con acero, y fundamentalmente sin cubierta.

Específicamente en el Hotel Parque Central la toma de gas está situada en la acera, lleva una tapa, equipada con una válvula de presión y un cheque. La tubería de gas sale hacia un patinejo —un espacio cerrado, de hormigón reforzado con acero— por el cual sube y va directamente a la bala de la instalación. Dicho patinejo baja otra tubería dedicada a la alimentación de las diferentes cocinas. Cada una de las tres entradas cuenta con un registro, una válvula y un sensor que en caso de un escape, activa la alarma del sistema automático de detección contra incendios.

En un caso extremo como ese, “se enciende un extractor situado en la parte superior del patinejo para absorber el escape, pues el gas licuado del petróleo (GLP), en vez de subir, baja”, explica Ruiz Zubirí, quien insiste en lo meticuloso de dicho protocolo.

La arquitecta Tatiana Fernández de los Santos, a cargo de la dirección de proyectos de la Oficina del Historiador cuando en 1996 se decidió construir un hotel boutique en el entonces deteriorado inmueble construido en 1888, comentó a Bohemia que posterior a la explosión “se aprecia un deterioro muy grande de la estructura que viene desde el sótano. Todo parece indicar que la explosión ocurrió en ese sitio y la planta baja”, determinó tras analizar las fotos del lugar, a donde no ha entrado aún. En caso de existir una fisura, el gas debió acumularse en todos los espacios “libres y amplios” del sótano, según su perspectiva experta.

Fernández de los Santos comentó que si bien las acciones de construcción iniciaron en 1997, el hotel se inauguró en 2005, prácticamente nuevo, ya que el mal estado del inmueble original hizo que solo se conservara su fachada patrimonial. Entonces, el ingeniero Roberto Paredes diseñó una estructura conocida como “arriostre” para sujetar la fachada sin tributarle peso. Así se evitó que un fallo vertical u horizontal produjera un derrumbe.

La demora de la ejecución provocó que pasara por dos proyectos de mecánica, el primero de los cuales proponía “una bala de gas soterrada. Al ponerse en marcha el hotel, los bomberos y la Agencia de Protección contra Incendios lo vetaron.: había que dar soluciones expuestas. Por eso hubo otro proyecto con las balas en cubierta. Ambas estuvieron a cargo del mismo ingeniero mecánico”, aseveró, sin que sus datos hayan podido ser comprobados por los periodistas con la Empresa Cubana del Gas y el Grupo de Turismo Gaviota S.A., propietario del Saratoga, que no ofrecieron respuestas al ser apelados para el reportaje del medio oficial.

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