Aunque para nadie es un secreto que la compra de ropa de segunda mano es la mejor o la única opción que tienen muchos cubanos para poder vestirse, sorprende que hasta las prendas interiores femeninas sean recicladas en la isla.
Así lo evidencia la venta de ajustadores -también llamados sujetadores, corpiños, sostenes, brassieres- a través de redes sociales, los que son vistos como una “ganga” por más de una cubana, porque usados cuestan la mitad de lo que valdrían nuevos.
“Ajustadores de uso, pero en buen estado”, es una de las formas de anunciar estas íntimas prendas de mujer en grupos de venta, donde tienen un valor de 300 a 500 pesos, o sea, menos de dos dólares, de acuerdo con la actual tasa de cambio en el mercado informal de divisas en la isla.
Según muestra una mirada a los precios de sostenes usados en Facebook, los mismos varían en dependencia de su calidad y de su talla, ya que, los de mayores medidas, cuestan más; de si se compran o no “por cantidad”; o de si son especializados, porque también los hay “postoperatorios” o “de lactancia”.
“Nuevos de paquetes”, cada uno de estos accesorios, que existen desde la Edad Media, por lo que no fueron inventados en el siglo XIX, como se pensó durante mucho tiempo, cuesta de 500 a 1.500 pesos, o lo que es lo mismo, de dos a seis dólares.
Por ejemplo, en Cuba, el costo de los brassieres “de silicona” sin uso ronda los 750 pesos, pero baja a 700, si se compran tres. Otros venden la docena a 580 y a 650 la unidad.
Como demuestra el comercio electrónico de estas prendas importadas para revender, que existen incluso primero que los corsés, los sujetadores más costosos son los strapless o los que tienen la parte trasera de silicona, que cuestan más de mil pesos, es decir, más de la tercera parte del salario medio mensual de un cubano.
No en vano a muchas cubanas, acostumbradas a llevar sostén a toda hora, no les queda otra que reutilizarlos y rezar para que en realidad el uso que le dio su propietaria anterior haya sido “poco”.