Elcides Albezu Lores, un cubano con el documento I-220A y sin residencia en Estados Unidos, enfrenta una situación complicada tras viajar a Cuba por un problema familiar.
Lores, quien vivía en EE. UU. desde hace aproximadamente dos años, tomó la decisión de viajar a la isla, creyendo que podría regresar sin problemas. Sin embargo, ahora descubrió que su estatus migratorio no le permite volver a Estados Unidos.
En un audio difundido en redes sociales y que se ha vuelto viral, Lores explica que solicitó un boleto de ida y vuelta desde North Carolina a Cuba, motivado por una situación urgente con su hijo y esposa. En el audio, afirma haber sido engañado debido a su falta de conocimiento del inglés, creyendo que podría regresar a EE. UU. Posteriormente, al intentar salir de Cuba, se le informó que su boleto ni siquiera era válido para el regreso.
La historia de Lores ha generado diversas reacciones en redes sociales, con algunas personas criticando su falta de asesoramiento sobre las restricciones de viaje con su estatus migratorio y otras sugiriendo que su intención inicial no era regresar a Estados Unidos, pero ahora busca huir de Cuba ante la situación actual del país.
Esta historia, sin embargo, tiene otras aristas que muchas personas desconocen. De hecho, el caso de Elcides no es único, pues al menos otros dos cubanos están en una situación similar, según divulgó en un video, el influencer conocido como «Alain Paparazzi cubano.»
Amén de esos otros dos casos, el de Elcides tiene sus particularidades, según reveló una fuente que afirma haber conversado con la esposa de este cubano.
Según ella, Elcides «fue engañado» en el aeropuerto, debido a que él es «analfabeto».
La fuente reveló a este redactor que según le comunicó la esposa, a Elcides «le dio la meningococo cuando nació y eso le afectó las células del cerebro», motivo por el cual nunca aprendió a leer ni a escribir, siquiera en idioma español.
El cubano, que reside en Carolina del Sur, vive allá solo, sin familiares ni amigos, y no tuvo siquiera amigos en el trabajo a los que consultar sobre su decisión de viajar a la isla, tras conocer que el niño, que tiene el mismo problema que él – no sabe leer ni escribir – «tomó pastillas e intentó contra su vida».
Según su esposa, cuando Elcides entró por la frontera hace dos años, no le hicieron entrevista de miedo creíble ni nada. Como ni siquiera pudo firmar, lo que hicieron fue estampar su huella dactilar en los documentos que le otorgaron.
Su situación en Cuba se complica, porque debido al hecho de que es analfabeto, no tiene trabajo.
«No se lo dan, y tienen dos niños chiquitos. Él, desde los Estados Unidos, es el único sostén de esa familia, que viven en muy malas condiciones, por cierto,» reveló la fuente.
Pero, ¿qué opciones tiene para regresar?
Otra fuente consultada lo explica: No tiene documento que pruebe su status regular en los EE.UU., y ni siquiera, si le llegase la residencia, puede usarla para viajar a los EE.UU. y entrar legalmente.
Al poseer un documento I-220A, que no se considera un documento de admisión legal al país, o Parole, Elcides, si necesitaba viajar a la isla debió haber contactado a USCIS y pedir una I-95, que es un documento de excepción que se otorga, en los casos de que una persona envuelta en el proceso de residencia, necesite viajar por razones humanitarias justificadas al país de origen.
Su caso, como el de muchos cubanos con I-220A está pendiente de corte, y es muy probable que tras la reciente decisión del BOJ de dictaminar que el I-220A no es un parole, y no debe ser admitido como documento de admisión en Estados Unidos, a Elcides no le llegue la residencia.
Sin embargo, incluso, aunque le llegara, al estar pendiente de corte, y que le llegase la carta de USCIS con la tarjeta de residencia, que alguien abra la carta por él – que de por sí es un delito federal que pocos están dispuestos a cometer – y le mandasen la tarjeta para Cuba, él, sí, podrá eventualmente presentarla allá, sacar su pasaje y regresar a los Estados Unidos.
El problema más serio que enfrentaría sería ahí mismo, cuando entre por cualquier aeropuerto, pues ahí mismo lo van a detener, y le van a detener el proceso, pues él se fue del país sin permiso, mientras estaba inmerso en un proceso de asilo. Como estaba pendiente de ir a Corte – a una Corte en la que él acudiría a exponerle a un juez su caso, explicándole con argumentos sólidos, que era perseguido en la isla o que, si viaja a la isla, su vida está en riesgo – el oficial migratorio tiene toda la potestad para ahí mismo, no admitir su reingreso a los EE.UU., detenerlo y enviarlo de vuelta a Cuba.
Su única opción, literalmente, y esto no es un consejo, es ingresar nuevamente ilegal a los EE.UU., sin ser detectado por las autoridades migratorias, regresar a Carolina del Sur y continuar su vida como si nada hubiese ocurrido.
De todas maneras, su caso sirve como advertencia y recordatorio para todos los cubanos que ingresan a los EE.UU., se acogen al proceso de Asilo Político y regresan a la isla, de la cual, supuestamente declararon, venían huyendo.
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