En un caso verdaderamente sorprendente que destaca por lo absurdo, un hombre en Louisville, Kentucky, le disparó a su compañero de cuarto en Louisville porque este se comió un último sandwich que quedaba, de los conocidos como Hot Pockets.
El Departamento de Policía Metropolitana de Louisville arrestó a Clifton Williams, de 64 años, el domingo, después de que dijeron que le disparó a su compañero de cuarto luego de una discusión en el vecindario de Wyandotte, debido a que la víctima se comió el último Hot Pockets que quedaba aparentemente disponible en el refrigerador.
Según el relato, primero Wiiliams comenzó a tirarle fichas de dominó a su compañero de cuarto. Este, trató de irse, pero en ese momento Williams sacó un arma y le disparó a su amigo en las nalgas cuando intentaba irse, dijo la policía.
La víctima salió huyendo. Logró caminar algunas cuadras para pedir ayuda y fue llevado al Hospital UofL para recibir tratamiento por lesiones que no ponen en peligro su vida.
Williams está siendo acusado de asalto, se le ordenó no tener contacto con la víctima. Su fianza se fijó en $ 7,500, dijo WSVN.
Crímenes cometidos por motivos menores que un Hot Pockets
En un mundo que a menudo parece volverse más violento y caótico, los crímenes se cometen por una multitud de razones, algunas de menor valor que un Hot Pockets. Algunos de estos incidentes, sin embargo, son particularmente desconcertantes debido a la trivialidad de lo que aparentemente los provocó.
En un caso tristemente célebre ocurrido en el 2014 en Florida, un hombre llamado Michael Dunn disparó y mató a Jordan Davis, un adolescente de 17 años, en una disputa por la música fuerte que venía del coche de Davis. Dunn había confrontado a Davis y sus amigos sobre el volumen de su música en una estación de servicio, y cuando la discusión se volvió acalorada, Dunn sacó una pistola y disparó contra el vehículo, matando a Davis.
En otro incidente, en 2012, en Poplar, Londres, un hombre llamado Tony Virasami golpeó fatalmente a Kevin Tripp en un supermercado después de una discusión sobre quién estaba en la cola. Virasami creyó erróneamente que Tripp era el hombre con quien su compañera había tenido un altercado verbal, y en un acto de ira mal dirigida, golpeó a Tripp, causándole lesiones mortales.
Los cubanos y mexicanos tenemos muy fresco en la memoria lo sucedido con el actor mexicano de telenovelas Pablo Lyle.
Como muchos conocen, el actor mexicano Pablo Lyle fue sentenciado recientemente a 5 años de prisión y 8 años de libertad condicional por el homicidio involuntario de Juan Ricardo Hernández, un incidente que ocurrió en Miami en 2019. Un incidente que involucró un altercado físico entre Lyle y Hernández, que resultó en la muerte de este último, cuando este ya se marchaba de la escena.
Además de la prisión y la libertad condicional, Lyle también debe cumplir con 500 horas de servicio comunitario y asistir a varias clases para controlar su temperamento.
El incidente se produjo el 31 de marzo de 2019 cuando Lyle se dirigía al Aeropuerto Internacional de Miami para tomar un vuelo a México. Juan Ricardo Hernández, de 63 años, se molestó por un giro en U realizado por el cuñado de Lyle, quien estaba conduciendo el automóvil en el que iba el actor.
El cubano se bajó de su auto, discutió brevemente con el cuñado de Pablo Lyle. Este último se montó en su auto, zanjada la discusión, y el cubano procedió a retirarse de la escena, cuando en ese momento apareció Lyle, le propinó un golpetazo lanzándolo al suelo. Al caer, el cubano se golpeó la cabeza y quedó inmóvil. Tanto Lyle como su cuñado se marcharon del lugar sin prestarle auxilio a la víctima. El cubano murió horas después en el hospital.
En octubre de 2022, un jurado encontró a Lyle culpable de homicidio involuntario. A pesar de que la defensa del actor solicitó un nuevo juicio, la jueza Marisa Tinkler Méndez negó la solicitud en diciembre de ese año.
Durante la sentencia, Lyle tuvo la oportunidad de hablar y pidió perdón a la familia de Hernández. La defensa argumentó que lo sucedido fue un error de tres segundos en una vida de 36 años sin problemas con la justicia, y que había sido producto de un instinto más que de un acto premeditado. Lyle ha mantenido desde el principio que actuó en defensa propia.
Estos casos son solo ejemplos de cómo los conflictos menores pueden escalar de manera trágica y mortal. Aunque es difícil entender cómo estas situaciones pueden llegar a ser tan violentas, estos incidentes son un recordatorio de la importancia de manejar nuestras emociones y nuestras interacciones con los demás de manera pacífica y respetuosa.
