Cuba y los tiempos duros que se avecinan

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Varios cubanos fueron entrevistados por un periodista de agencia Reuters. De modo general todos conciden en una cosa: la situación en Cuba está difícil. Más que díficil.

A estas alturas pareciera que no hay nada nuevo que agregar, pero conversar en el día de ayer con una cubana que se encuentra de visita en Miami y que forzosamente tiene que regresar a la isla, confirma lo recogido por Reuters.

«No hay modo del que yo te pueda explicar cómo está aquello,» señalaba ella, ayer, mientras sostenía en su mano un cigarro Marlboro.

Michel López, un emprendor cubano entrevistado por Reuters asegura que durmió toda una noche, acostado sobre una acera de la Habana Vieja para poder comprar al otro día un paquete de pollo, barato, que a duras penas duraría unos días entre el refrigerador y la cocina.

El emprendor fue entrevistado por la mañana y dijo:

«Desde ayer por la medianoche estoy aquí, y todavía no he comprado. Es una locura».

Cuba ha dolarizado su economía sin hacerlo oficial. Dijeron que serían unas pocas las tiendas que se convertirían en tiendas en dólares, pero luego abrieron cientos más. El Ministro de Economía de Cuba, Alejandro Gil, justificó en la televisión nacional que eran necesarias, para poder mantener el resto de los subsidios en el país.

La «fórmula» anterior – cuando no existían las tiendas en divisa, o incluso cuando existían y solo eran para diplomáticos y extranjeros – funcionaba gracias al sostén económico de la extinta Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas y el bloque del CAME, integrado por los países socialistas de Europa del Este.

Han pasado ya varios años desde que todo ese se viniera abajo, y luego de 15 años, como resalta el economista David Pajón entrevistado por Reuters, el gobierno cubano se vio obligado a revivir las tiendas en dólares. Pajón señala que estas «son una muestra palpable de la inequidad» entre los cubanos, y que «ha comenzado a ser una fuente de descontento».

Otro economista, Oscar Fernández, entrevistado también por Reuters señala que él tiene que cambiar los pesos cubanos que devenga como salario para poder comprar dólares, pero ni en los bancos, ni en las llamadas casas de cambio, el gobierno vende los dólares. Estos están sobre los $90 pesos en la isla y el por qué hay que comprarlos obligatoriamente se explica por esto:

«Muchos productos básicos, desde la leche en polvo y el aceite de cocina hasta el papel higiénico, a menudo solo se pueden encontrar en moneda fuerte,» asevera Reuters.

Fernández se siente indiscriminado. Siente que sus pesos no sirven para nada; pero el gobierno sostiene que este «escape» es la única manera de mantener los subsidios.

El peor problema, sin embargo, es que una buena parte de ese dinero que entraba en la isla lo hacía proveniente del turismo. Primero, llegó la administración Trump y eliminó los viajes a la isla en cruceros. Luego eliminó los viajes de las aerolíneas regulares americanas a las provincias. Luego eliminó los vuelos charters a las provincias. Las posibilidades de viajar al interior de la isla se volvieron tan reducidas, que cientos de cubanos optaron por no viajar.

Después decretaron el cese del envío de remesas a la isla.

Luego llegaría la pandemia de la COVID-19, que redujo el flujo de turistas en todo el mundo; y Cuba vio aún más limitada su capacidad financiera. Entre las remesas y el turismo, y la venta de servicios profesionales, Cuba había estado sosteniendo su maltrecha economía a duras penas; pero las tres cosas se redujeron. Solo a la última, con la «exportación» de sus profesionales profesionales de la salud, el gobierno cubano pudo sacarle algo de beneficio a la la pandemia. Y ni tanto, porque esta misma se encargaría de demostrar, poco a poco, que su famoso sistema de salud no eran tan fuerte como el gobierno creía.

Finalmente, para fortuna del gobierno de Cuba encabezado por Miguel Díaz-Canel, Rusia encontró una vacuna contra la COVID-19 y miles de turistas rusos comenzaron a viajar a Cuba. La isla los aceptó, no sin riesgos, y de pronto la variante más peligrosa de la enfermedad, la Delta, entró por uno de sus tres aeropuertos abiertos.

Pero ahora, ya ese mercado practicamente es inexistente.

Si bien, en medio de la pandemia de coronavirus la llegada de los turistas rusos representó el 40% del total de llegadas a Cuba, apenas República Dominicana abrio sus playas y hoteles en Punta Cana y Punta Bávaro fundamentalmente, ese por ciento bajó.

Los turistas rusos han comenzado a desaparecer de las playas de Cuba, debido a una guerra declarada por parte del gobierno de Rusia contra Ucrania, dejando al gobierno cubano en una gran incertidumbre.

¿Podrá recuperar su turismo la isla? Muchos ponen en tela de duda la recuperación del turismo en Cuba. Confiaban, para hacerlo, en que la pandemia del COVID-19 terminara – al menos en Canadá – y el país norteño comenzara a envíar el millón de turistas que enviaba anualmente a la isla.

En Cuba confiaban también en que el presidente de los EE.UU. Joe Biden estableciera de vuelta los vuelos regulares a la isla y el envío de remesas; pero Biden no ha hecho ninguna de las dos cosas.

NBC entrevistó en Varadero a Yanet Costafreda, quien vende baratijas a los turistas a lo largo de las calles bordeadas de palmeras.

“Los rusos fueron el principal mercado que tuvimos en los últimos… dos años”, dijo Costafreda en la entrevista. “Estoy preocupado porque vemos que el futuro es incierto”.

Ocho mil turistas rusos se encontraban en Cuba la pasada semana cuando de pronto – debido a la guerra entre Ucrania y Rusia – comenzaron a ser evacuados.

Cuba, dijo Paolo Spadoni, experto en economía cubana de la Universidad de Augusta en Georgia al portal NBC, tenía en planes llegar a los 2,5 millones de turistas este año 2022, pero tendrá muchas dificultades para lograrlo. Con la mayoría de los vuelos Rusia-Cuba cancelados hasta nuevo aviso, Spidoni considera que «perder el mercado ruso en 2022 tendrá un efecto negativo bastante significativo para la economía cubana, para la industria turística cubana en particular”.

El experto dijo que se esperaba que los rusos representaran hasta el 20% de los turistas extranjeros en 2022, pero el total no alcanzará ese objetivo si el conflicto de Ucrania continúa.

«La tambaleante industria turística, una fuente vital de divisas en Cuba, ha dejado a Cuba con escasez de alimentos y medicinas e insumos para la agricultura y la industria,» señala NBC y agrega:

«El turismo ya ha sufrido durante años después de que el expresidente de los Estados Unidos, Donald Trump, pusiera fin a los atraques de cruceros y restringiera los vuelos a la isla.»

En medio de este triste panorama, la imagen de esta amiga, con su cigarro Marlboro en la mano y obligada forzosamente a regresar a una isla en ruinas, obliga a esta reflexión.

Todavía su frase retumba como martillo en mi cabeza.

«No hay modo del que yo te pueda explicar cómo está aquello.»

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