Un aviso de las Hermanas Carmelitas Descalzas de La Habana «a las comunidades parroquiales del país» se hizo viral este miércoles en Facebook, al informar que se acabaron las hostias en La Habana debido a la falta de harina para producirlas.
“A todas las diócesis les comunicamos que ya NO hay HOSTIAS a la venta. Hemos estado trabajando con la poquita harina que quedaba y ya lo que había de reserva ha llegado a su fin”, explica en el aviso las hermanas Carmelitas Descalzas de La Habana.
“Esperamos y confiamos en el Señor que pronto podamos retomar el trabajo y una vez que tengamos suficiente para distribuir a todas las diócesis les estaremos avisando”, indicaron además las monjas, encargadas de producir y suministrar las hostias para toda Cuba.
Las monjas cubanas elaboran las hostias para todas las diócesis de Cuba, desde la década de los 60; siempre en el convento de las Carmelitas Descalzas de La Habana, ubicado en el barrio habanero del Vedado. Son monjas que viven en clausura, cuya labor es elaborar las hostias que se consagran en la eucaristía en todo el país.
Recientemente se conoció que Cuba necesita tres o cuatro cargamentos de trigo cada mes para garantizar la demanda de harina nacional. Cada buque cuesta entre $14 y $16 millones de dólares.
En el marco de un trabajo periodístico publicado por el portal oficialista Cubadebate, la directora técnica de la Empresa Cubana de Molinería, Yanet Lomba Estupiñán expresó:
«La situación de abastecimiento de harina en el mercado es crítica. ¿Por qué? Porque no existe en estos momentos un financiamiento estable a nivel de país en la compra del trigo».
Debido a la poca disponibilidad de divisas del país y también como consecuencia de la guerra entre Rusia y Ucrania que elevó muchísimo el valor del trigo, Cuba se ha visto imposibilitada de cumplir su demanda y ello ha obligado a utilizar otros extensores para la fabricación del pan, en sustitución del trigo; como es el caso de la yuca. También esta última ha sustituido a la harina de trigo en la fabricación de embutidos y masas cárnicas.
Una aclaración necesaria sobre las hostias
Si bien la palabra hostia ha derivado su significado en cosas tales como «mal carácter», «golpe», «asombro», lo que se conoce originalmente como hostia, es la oblea blanca o un pan ácimo – que se fabrica sin levadura–, hecho de harina de trigo con forma circular. Esta se utiliza en la eucaristía, misa ofrecida como ofrenda o sacrificio. La palabra hostia es de origen latín que expresa «ser que se sacrifica para aplacar o en honor a los dioses».
Es por ello que durante la celebración de la eucaristía, la hostia es consagrada y ofrecida a los fieles en la consagración o transubstanciación, que es cuando la hostia se convierte en el Cuerpo de Jesucristo. En el momento en que el sacerdote toma la hostia repite las que se dicen fueron las palabras de Cristo en la Última Cena:
«Tomen y coman todos de él, porque esto es mi Cuerpo, que será entregado por ustedes».
Primero, el sacerdote levanta la Sagrada Forma hacia los fieles para que estos la adoren. Por último, el sacerdote se arrodilla para también adorarla y venerarla.
La palabra era usada antiguamente para aludir a todo aquello que podía ser usado como sacrificio. Y en Cuba es común escuchar la frase: «No hay ni hostia» para referirse a que no hay nada.
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