Manolito del Vedado es uno de los personajes más singulares para los cubanos que transitan por la capital habanero, especialmente en la zona de 23 y 12.
Durante mucho tiempo se le veía en los alrededores del cine Chaplin y otros sitios cercanos conversando sobre cualquier tema, con una sonrisa de oreja a oreja y con esos delirios que lo mismo lo llevaban a cantar cualquier tema de la música cubana que a convertirse, de pronto, en un chofer del vehículo que circulaba en su imaginación.
Esa zona sin Manolito era más triste, menos citadina. Incluso muchos lo buscaban para saludarlo y gastarle una broma sobre cualquier tema que lo hacía sonreír a plenitud.
Manolito en estos tiempos ha sido noticia porque en algunas fotos publicadas en redes sociales se le vio afligido, sin esa sonrisa que le iluminaba el rostro. Tanto que el humorista Limay Blanco lo “rastreó” hasta dar con su casa para ayudarlo y darle un poco de alegría.
Allí se encontró a Manolito con su jocosidad de siempre, y según el propio Limay, lo ayudó a recuperar su sonrisa.
El artista le dijo que le iba a entregar algunos equipos electrodomésticos que necesitaba en su casa; y Manolito y su hermana le agradecieron con esa nobleza que acompaña sus delirios.
Nadie sabe cuándo fue que apareció por primera vez Manolito en el Vedado. Pero sí se conoce que fue hace ya bastantes años y hoy forma parte de ese paisaje de ciudad, al que le pone una dosis importante de alegría a pesar de que el Vedado vive uno de sus peores tiempos y sus calles están prácticamente desoladas en las tardes y las noches, de acuerdo con testimonios de sus propios habitantes.
Algunos también lo recuerdan en los años 80 en la Casa del Té de G y 23 pero casi todos lo asocian a esa esquina de 23 y 12 donde ha visto pasar la vida.
A pesar de la locura Manolito siempre ha mostrado una imagen muy cuidada, con su ropa limpia y sus ademanes de respeto. No se recuerda ningún acto de violencia que haya cometido contra nadie, aunque algunas personas lo hayan tratado de provocar o hacer hincapié en sus desafueros.
Él siempre parece haber mantenido la calma y cuando no le ha gustado el ambiente o alguna frase se ha escapado por la avenida sobre sus propios pies o en ese carro imaginario que lo conduce por nuestro querido Vedado.
Y esperamos tenga combustible para seguir llevándolo por muchos años más.
