Probablemente a quien le pregunten por la moda en Cuba, antes de pensar en diseños, en tipos de piezas y accesorios; o en estilos y tendencias, le resuenen primero en la mente los números rojos en que suelen describirse los precios de venta.
El cubano antes de pensar en cómo quiere vestirse, tiene antes que saber cuál es la ropa y los accesorios que puede pagar. Aquí no pensamos cómo vestirnos, sino que nos vestimos como podemos. Aunque el mercado cubano es una suerte de ruleta rusa en la que hoy encuentras y pagas algo a buen precio algo que te gusta, pero mañana te debates entre el vestido y la comida para el mes.
Situaciones como esta precariedad del mercado, la carencia de materias primas y el costo excesivo de las piezas de marcas reconocidas como “made in Cuba” ponen en duda la existencia de eso que algunos llaman como Moda Cubana.
Para una joven emprendedora, cuyo negocio se basa en la venta de piezas femeninas bordadas a crochet, y cuenta con notable prestigio en redes sociales, la situación es bastante clara. “La moda cubana no existe”, contesta categórica a la pregunta de Cuballama.
Si tuviera que definir la utopía que es para ella la moda cubana, la muchacha afirma simplemente que “mono ve, mono hace”. Considera que lo que dicta cómo se mueven las tendencias de estilo en el país es lo reflejado en las telenovelas o series de turno. “Sobre todo en las brasileñas”, remarca.
En cambio, para la influencer cubana conocida como Ice Cream Marchesa, considerada todo un ícono del estilo y el buen gusto en el país, quien además cuenta con una sección fija en una de las pocas revistas de moda independientes de la Isla, el panorama es totalmente distinto.
“La moda cubana sí existe. Independientemente del quehacer de emprendedores y de diseñadores noveles o consagrados, hay moda cubana en la calle. No es copia de ningún influencer o casa francesa, sino la evidente muestra del ingenio criollo, la tradición e incluso la vanguardia. Siempre digo que Cuba sería un área de inspiración para cualquier casa de alta costura”.
Sin embargo, las tiendas estatales en Cuba son los últimos sitios a los que suele acudirse en la Isla para adquirir ropas, zapatos o lo que sea que se desee comprar. El mercado negro, las casi extintas “chopitrapos”, las boutiques particulares, los encargos a revendedores, los “paqueticos” de parientes en el extranjero y las salvadoras ventas de garaje son prácticamente las únicas opciones con que cuenta el cubano promedio.
Aunque la joven emprendedora indica que las piezas de ropa de diseñador en Cuba no están aptas para ningún salario promedio, ni siquiera en América Latina, Laura Carril, la influencer, indica que “es lógico que una prenda de ropa hecha a mano, y que por sus características sea prácticamente única, sea más costosa que una que se produce en serio”.
Lo que sucede con Cuba es que la crisis económica, arreciada en los últimos años pandémicos, ha hecho que la última de las prioridades para un cubano de a pie sea adquirir una ropa exclusiva, aun cuando las tendencias de moda fuercen mucho a ello. Muchas veces la solución es acudir a grupos empresariales como Inditex o Shein, cuyos mecanismos se han vuelto un negocio privado en la Isla y resultan la opción para quienes pueden llegar a darse algún que otro gusto de esta naturaleza.
No obstante, Laura indica que existen marcas cubanas de ropa bastante asequibles, a pesar del gran valor artesanal y personalizado que aporten a sus productos. Según ella, esa podría ser una de las líneas más explotables, interesantes y bellas de la moda cubana, pero para ello harían falta otras condiciones como materias primas, factorías, talleres…”
Sobre el tema, la dueña y fundadora de la marca Laritas, establecida oficialmente en el país, considera que “En Cuba hay muy buenas oportunidades, pero hay también mucha desinformación, al igual que en toda Latinoamérica, donde fundar y hacer grandes en el sector resulta muy complicado”.
A pesar de eso, para Laura Carril, la popular Ice Cream Marchesa, “La moda es también arte cuando hablamos de alta costura y una forma de expresión no verbal. Estar a la moda es estar a tono con los tiempos que corren”. Y mientras en Cuba sea así de complicado como lo es ahora, entender a qué llamamos y dónde está la verdadera moda cubana, tocará a cada quien identificar su estilo más personal. “Sentirse cómodo con la piel que llevas”, define Laura.
