La joven violinista cubana Olivia de Armas, quien interpreta su música en las calles de Miami ha visto como el gesto artístico se ha vuelto viral en las redes sociales, luego de que conociera la ingeniosa vía que pudo encontrar para ganarse la vida en su condición de inmigrante.
“Generalmente toco los fines de semana, porque son los días de mayor movimiento. Viernes, sábados, domingos. Toco una hora y media, descanso y vuelvo a empezar. Yo digo que hago como diferentes tandas, casi siempre entre tres y cuatro por día”, declaró la joven durante una entrevista con América Tevé.
La muchacha de 19 años catalogó como fantástica su experiencia en las calles, donde además de su violín, la acompaña un cartel bilingüe que reza: “Acabo de llegar de Cuba, apoya a un artista con ganas”.
Incluso antes de que su empeño se volviera viral en las redes sociales, Olivia de Armas aseguró que ya se encontraba feliz porque muchas personas que transitan diariamente la populosa avenida Brickell, en el Downtown de Miami, se detenían a escuchar su música y darle un abrazo de agradecimiento a la instrumentista que, además de intentar reunir el sustento económico para sus gastos de inmigrante, se dedica a hacer lo que más disfruta.
Fueron sus propios compañeros en esa ciudad quienes le dieron la idea de irse a tocar a las calles como una forma de expresar su virtuosismo y de paso, llamar a la suerte de que alguna persona con influencias pudiera verla y ofrecerle algún contrato.
Aunque la joven se graduó este año de la carrera de violín en el Instituto Superior de Arte de La Habana, su salida del país se hizo inminente gracias a una visa de turismo que estaba próxima a vencerse y la cual aprovechó para radicarse definitivamente en los Estados Unidos. Sin embargo, su condición actual no le permite conseguir documentos legales que la acrediten para un trabajo oficial, con lo cual no ha tenido otra alternativa que echar mano de su talento. “Algunas personas ni siquiera se detienen y yo lo entiendo, porque la vida cotidiana y el apuro diario provocan eso. Pero otras sí llegan hasta donde estoy y me dan un abrazo, me saludan, me desean éxito y también me dan dinero”.
La violinista cubana comparte una vivienda rentada con otros 12 inmigrantes cubanos en el sitio de la ciudad conocido como La pequeña Habana. Su trabajo en las calles no solo la ayuda a pagar esa renta, sino que desde el punto de vista emocional la motiva a seguir adelante. “Cuando un cubano viene y me abraza y me dice mucha suerte, sigue adelante, eso me hace sentir como en casa”, dijo durante la entrevista concedida al telediario de América Tevé.
Además, la joven artista mencionó la difícil situación que atraviesa la nación cubana y la necesidad imperiosa que tienen las nuevas generaciones por buscar otras opciones de vida fuera del país.
“Cuando el ser humano no tiene lo básico indispensable para su vida no puede pensar en más nada. Yo quiero poder soñar y que nadie me detenga. Creo que este país me está dando esa oportunidad y le agradezco infinitamente por mí y por todos los cubanos que venimos a cumplir sueños aquí”.
