La recién nombrada 1ra Secretaria de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC), Aylín Álvarez García, tuvo un muy mal estreno como dirigente de la organización, al anunciar ayer, así, de la nada, una marcha para «celebrar la victoria» -a saber, cuál victoria, que no sea la de Mijaín López o la de Roniel Iglesias, Luis Alberto Orta, o los kayakistas Torres y Dayán les importa a los cubanos ahora mismo- y recibir de inmediato el correspondiente rechazo de miles de cubanos.
Uno de los que rechazó la convocatoria, y lo nombro por cuanto tiene todo el mérito de hablar de lo que sabe, es el joven biólogo cubano Amilcar Pérez Riverol.
Al parecer, el feedback -no solo el de Amilcar- le llegó a Aylín, quien lejos de reconocer que una marcha así, en medio del pico de una pandemia en la isla, con casi 10 mil nuevos contagios reportados ayer miércoles 4 de agosto y 98 fallecidos (récord), era una locura, justificó su decisión -seguramente con la venia de su mercé, Miguel Díaz-Canel, o del Departamento Ideológico del Partido Comunista- con este razonamiento: «cualquiera se puede morir de cualquier cosa».
Estas, aclaro, no fueron sus palabras textuales aunque las he entrecomillado, pero es lo que quiere decir esto.
Su razonamiento -si es que puede llamársele así- me recuerda un hecho presenciado por mí en La Habana en el año 1993, pleno Período Especial. Un hombre que huía de un perro, se le atravesó a un carro que conducía una persona que evidentemente mostraba a todas luces signos de estar bajo la influencia del alcohol, y ahí mismo quedó muerto. O al menos eso parecía. El chofer le dio 10 mil pesos al policía que vino, este lo dejó seguir, y la culpa del muerto -si es que no fue reanimado en el Hospital Hermanos Ameijeiras, luego de ser trasladado Neptuno arriba- la asumió el perro.
Vamos, que según Aylín, «de cualquier cosa se puede morir uno», pero la Patria es lo primero.
Anécdotas aparte, no hay dudas de que la 1ra Secretaria de la UJC cogió el rumbo equivocado desde su estreno. Y no solo porque Amilcar Pérez Riverol lo diga.
Y si bien el hecho importa, tal grado de insensibilidad y «baja percepción de riesgo» de la 1ra Secretaria de la UJC asusta, y duele también el modo en que en la Televisión Nacional, en la jornada de esta mañana, el locutor de turno orientado y leyendo el teleprompter hable de «CELEBRACION» cuando ayer, 98 familias cubanas lamentaron la muerte de un ser querido, y cuando hospitales como los de Ciego de Ávila, Holguín, Cienfuegos y Guantánamo -confirmados estos cuatro- se encuentran colapsados. Cuando cientos de cubanos ni siquiera pueden ir a un cementerio a darle el último adiós a un familiar fallecido. Cuando cientos de miles de cubanos lamentan no tener un medicamento para bajar sus fiebres o calmar dolores. Cuando miles de cubanos pagan ya, en dólares y hasta en euros, cualquier cantidad por un tratamiento de antibióticos, cualquiera, preferiblemente Azitromicina o Rocephín.
¿Qué cosa puede celebrarse en estas circunstancias? Nada, pero a la 1ra Secretaria de la UJC Nacional, y a la caterva de dirigentes mal funcionantes cubanos le interesa la politiquería más que nada; y «celebrar» -cual si fuera un carnaval de la muerte o celebración del día de muertos en México- que un día como hoy, 5 de agosto de 1994, «la Revolución triunfó» en las calles de Centro Habana sobre el llamado «Maleconazo».
Vaya maleconada esta, ahora, de la recién estrenada 1ra Secretaria de la UJC.
tal vez quieras leer: Unión de Jóvenes Comunistas «olvida» la COVID y convoca a caravana
