Hoteles “todo incluido” en Varadero separados por abismos en calidad y servicio

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La más reciente reapertura del sector turístico en Cuba ha elevado las demandas de reservaciones en hoteles con modalidad todo incluido, sobre todo en Varadero, el balneario más cotizado del país.

Instalaciones de diverso tipo y categorías ofrecen servicios a cubanos y extranjeros bajo las nuevas modalidades impuestas por la Covid-19 y que exigen, por ejemplo, el uso del nasobuco en determinadas situaciones; así como la suspensión del autoservicio en la mesa buffet, lo cual impide al cliente tomar el alimento directamente, como solía ocurrir antes de la pandemia.

En este contexto, un abismo de diferencias se ha plantado, por ejemplo, entre los hoteles de cinco y cuatro estrellas. Si bien años atrás las distinciones entre ambas categorías se notaban a penas por un par de lujos, o por un área hotelera más extensa y mejor ubicada, al momento actual las distinciones se hacen muy marcadas sobre todo en los servicios y la alimentación.

Un huésped alojado en el Occidental Arenas Blancas, un hotel con categoría de cuatro estrellas, dijo que prácticamente había ido a comer lo mismo que en su casa.

“Con la excepción de la carne de res que usualmente se incluía en el menú, la propuesta gastronómica era extremadamente pobre y había que insistir a los trabajadores que echaran más comida en el plato porque si pedías jamón, por ejemplo, se cogían tres lascas y soltaban una antes de llegar al plato”, contó el muchacho, quien a pesar de todo consiguió sobornar a las camareras y logró sacar cada día algunos trozos de queso y pollo para llevar a su casa luego de su salida del hotel.

Situación parecida vivió una joven que se alojó a finales de noviembre en el Meliá Internacional Varadero. “A pesar de ser cinco estrellas la situación con la comida no estuvo a la altura de años anteriores, aunque realmente la propuesta no era mala y tuvimos al menos tres tipos de carnes cada día. Lo más incómodo era el servicio en la mesa buffet, aunque aquí si ponían toda la comida que quisieras y no había que estar solicitándolo demasiado”, asegura.

Según el número de reviews en la plataforma de viajes Tripadvisors y la opinión de turoperadores, guías de viaje y trabajadores del sector, actualmente el mejor hotel de Varadero es el Royalton Hicacos Resort and Spa, una lujosa y exquisita instalación en la que estuvieron alojados por cuatro días una pareja de jóvenes recién casados.

“El hotel es una maravilla. El año pasado estuvimos en Brisas del Caribe, de cuatro estrellas, y lo mínimo que tuvimos que aguantar fueron las largas colas para entrar a la mesa buffet, sin contar las carencias de comida que ya se hacían notar”, cuenta la muchacha.

Mientras que el joven especula que la situación de mediana escases en los hoteles se debe a la condición general que atraviesa el país.

“Estoy seguro de que en el Royalton Hicacos la cosa está mejor porque ahora mismo es de los más caros y con mayor número de turistas internacionales”.

Sin embargo, allí también se mantiene la nueva modalidad de servicio post covid19 en la mesa buffet. “Antes la gente venía a los hoteles a comer la comida que no podía tener en su casa, ahora hacen lo mismo, pero al parecer el gobierno necesita tener más control y que se desperdicien menos alimentos, por eso han mantenido esto de que uno no puede servirse como antes”, reflexiona el muchacho.

No obstante, ninguna de estas teorías ha sido confirmada por el oficialismo en el país. Aunque no es menos cierto y conocido que a pesar de las quejas de los huéspedes, la profunda crisis alimenticia que atraviesa Cuba no se siente de la misma forma en los hoteles de Varadero que en las casas particulares.

“Ese hotel no es la Cuba que padecemos, en el Royalton nosotros estuvimos dentro de una burbuja, pensábamos en nuestra familia cada vez que hacíamos una comida y nos acordábamos del primer día en que entramos, cuando no pudimos desayunar en la casa porque el pan no había llegado a la bodega”, contó el recién casado.

El Royalton Hicacos funciona ahora mismo a años luz de distancia de sus homólogos en ese litoral. Se trata de una instalación de carácter mixto, operada por la compañía canadiense Sunwing y que entró en funcionamiento en diciembre de 2014.

Uno de los reviews dejados en Tripadvisors por un usuario alemán apodado Enchev, asegura que “es el mejor hotel de Varadero. Muy recomendado. Volveremos”.

Mientras que Joel I opina que intentó probar otra instalación, pero no pudo resistirse ante los encantos del Royalton y sus miembros del servicio.

En un tuit publicado hace cuatro días, el Ministro de Turismo, Juan Carlos García Granda, citaba: “Como expresó nuestro presidente, la Revolución nos enseñó que todos los seres humanos valen, que todas las vidas cuentan. En Cuba se aboga por un turismo donde se respetan los derechos de todas las personas en igualdad de condiciones”.

Ciertamente, las particularidades de las instalaciones turísticas que pocas personas en Cuba pueden darse el lujo de costear, remarcan doblemente la segmentación social que atraviesa el país con un proyecto económico que largo tiempo ha venido dando señales de descarrilamiento.

Y si bien antes los cubanos disfrutaban de las playas viendo como una línea y un guardia dividía la zona de turismo extranjero, de la zona destinada al turismo nacional, las diferencias aparentemente zanjadas con la apertura para ambos mercados no resultan suficientes.

Ya no basta con ahorrar para un hotel, ahora hay que ahorrar para el que más extranjeros tenga y más caro sea.

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