Una señora ya entrada en años y residente en la provincia de Santiago de Cuba comenzó hace ya un buen tiempo una relación con otro ciudadano santiaguero que, hace ya unas semanas, notó que la doña se puso, de repente, un día, una tirita en la mano. Cuando el hombre, asombrado, le preguntó por el origen de la tirita, esta le explicó que el Doctor Durán había dicho – sabe Dios dónde y cuándo lo dijo, o si en verdad lo dijo – que Fidel Castro se le había aparecido en medio de la noche, mientras dormía, y que le había «asegurado» que la COVID-19 mejoraría pronto en Cuba, pero que para eso era necesario que él se pusiese en la mano una tirita blanca.
Parece cosa de risa pero ni tanto. El problema que encierra toda esta historia, resumida así, y que involucra al famoso Dr. Durán y a Fidel Castro – por favor no olvidar la tirita blanca y la «aparición nocturna» – es que el hombre, de pronto, recordó que por esos días había visto ya a varias personas con una tirita blanca, en la mano, pero no le hizo mucho caso al asunto.
Su hermana, Roxana A., desde la ciudad de Miami, me reveló en exclusiva la curiosa anécdota, y asegura que hace un par de días su hermano le confirmó que, cada vez ve en la calle a más personas con una tirita blanca en la mano; atada a la muñeca.
La fuente – el hermano de Roxana A. – asegura que no puede precisar cuándo Durán dijo eso, pero que le extraña que el asunto no haya trascendido a las redes, con memes, por lo que parece muy probable dos cosas: una, que no lo dijo en la televisión nacional. Otra, que si lo dijo, muy bien pudo haber sido en un reducido grupo, tal vez de amigos; una hipótesis que pudiera tomar cierta validez si se tiene en cuenta que el Dr. Francisco Durán García es oriundo de la provincia de Santiago de Cuba; nacido en la Calle Santa Rita hace ya «unos cuántos años».
Es probable también que lo haya dicho en conversación telefónica con alguien residente en el territorio santiaguero; un territorio profundamente Fidelista, donde cada «cosa» que Fidel dijera en el pasado era vista casi que como un mensaje divino y era tomado en cuenta al pie de la letra.
¿Su mensaje, privado, se habrá regado de boca en boca por la ciudad de Santiago de Cuba?
Sin embargo, en esta foto, captura de pantalla de su intervención en la televisión cubana el pasado 23 de octubre, no se le ve a Durán en ninguna de sus muñecas, la famosa «tirita blanca» sanatoria.
De lo que si no hay dudas, repito, es de la influencia de Fidel Castro en la historia y cultura del pueblo santiaguero. Y que este es un pueblo sumamente religioso.
Ya que hablo de anécdotas, crónicas y cuentos desde la «más hospitalaria de nuestras ciudades», como a menudo se cita a Santiago de Cuba, y ya que hablo del «embrujo enfermizo» que tienen los santiagueros con Fidel Castro, recordé una anécdota que en cierta ocasión me hiciera un amigo, cuyo nombre no revelo porque no tengo autorización para hacerlo, nacido en Santiago de Cuba, hijo de padre y madre santiagueros, pero residente en otra provincia del país.
Contaba este que un tío, viajó un día del año 1994, justo un par de días antes de desarrollarse en La Habana los eventos del llamado Maleconazo, desde Miami a Cuba; y que conversaba con otro de sus hermanos, en Santiago, sobre los temas en que dos hermanos, uno que vive en Miami y otro que vive en Cuba, pueden conversar.
El de Miami intentaba explicarle al santiaguero cómo era la vida en Miami; mientras que el residente en Santiago de Cuba le contaba al hermano lo dura que estaba la vida en Cuba. Que no había nada, solo «fongo»; que ni siquiera tenían kerosene para cocinar; que la construcción de la casa se había paralizado porque no había materiales. Que los apagones eran constantes; que el calor era infernal en julio y agosto.
Que Cuba era una porquería; que quería irse para el c….ajo; que le pusiera la reclamación.
«Horas después» del Maleconazo, después que Fidel saliera a la calle y dijera lo que dijo en la Televisión, el residente en Miami contemplaba con ojos estupefactos como, en una de esas tantas congas «revolucionarias» que se dan en la ciudad de Santiago de Cuba, venía su hermano arrollando y gritando algo como «Fidel, Fidel, Fidel…»
El que vivía en Miami eventualmente regresó a la Florida; y el que vivía en Santiago de Cuba se quedó – al menos en el año 2016 vivía allí – sin ser reclamado. Visto lo visto, y demostrado lo «fidelista» que puede ser un santiaguero.
Seguramente, de estar vivo, tal vez hasta sea una de esas personas que hoy se pasea por la ciudad de Santiago de Cuba, tirita blanca sanatoria de Fidel en mano, y «sugerida» por el Dr. Francisco Durán.