Arthur Nathaniel Booth, un nombre que resonó en los medios en 2015 cuando un emotivo encuentro con la jueza Mindy Glazer lo convirtió en una sensación viral, ha vuelto a ser noticia, esta vez por razones menos alentadoras. A pesar de los esfuerzos realizados para rehabilitarse y las segundas oportunidades que le fueron concedidas, Booth ha sido arrestado nuevamente, enfrentando serias acusaciones de robo y allanamiento de morada.
Una Promesa Incumplida
La historia de Arthur Booth y la jueza Mindy Glazer conmovió a muchos cuando se difundió un video en 2015 que mostraba a Booth, entre lágrimas, reconociendo a su antigua compañera de la escuela secundaria en la corte. Glazer, visiblemente afectada, le recordó al hombre que una vez fue un niño brillante con un futuro prometedor. Ese día, Booth había sido arrestado por cargos de robo y, tras su encuentro con la jueza, se comprometió a cambiar su vida.
Después de cumplir una condena de diez meses, Booth fue liberado bajo libertad condicional, con la promesa de rehabilitarse y reconstruir su vida. Durante varios años, pareció cumplir con esa promesa. Encontró un trabajo en una empresa farmacéutica en Florida, donde finalmente ascendió a un puesto de gerente. Booth se convirtió en un ejemplo de superación personal y fue reconocido por la comunidad como alguien que había logrado salir del oscuro ciclo de criminalidad en el que había estado atrapado.
Un Nuevo Capítulo de Delincuencia
Sin embargo, en agosto de 2024, casi una década después de aquel famoso encuentro en la corte, Booth volvió a ser arrestado, esta vez por un nuevo conjunto de delitos que muestran una preocupante recaída en su antiguo comportamiento delictivo. Según los informes, Booth fue detenido por la policía tras ser acusado de robar joyas en dos incidentes separados en las ciudades de Hialeah y Miami.
El primero de estos incidentes tuvo lugar el 14 de agosto, cuando Booth, disfrazado como plomero con ropa azul oscura, un casco blanco y gafas de sol Gucci, ingresó a la fuerza en el apartamento de un anciano de 78 años en Hialeah. Según el informe de arresto, Booth intentó hacerse pasar por un trabajador de mantenimiento para ganar la confianza del residente. Sin embargo, cuando el anciano le pidió que se marchara, Booth lo asaltó, arrancándole una cadena de oro valorada en 1,500 dólares antes de huir de la escena.
Ese mismo día, Booth se trasladó al vecindario de Grapeland Heights en Miami, donde repitió su modus operandi. Se acercó a una mujer bajo el pretexto de pedir direcciones, llamándola familiarmente «mami». Aprovechando un momento de distracción, Booth le arrancó un collar de oro con colgantes de la marca Gucci y se dio a la fuga.
Una Investigación Eficaz
Afortunadamente para las víctimas, la policía actuó rápidamente. Utilizando las grabaciones de las cámaras de vigilancia y otros indicios recopilados, las autoridades rastrearon a Booth hasta un CVS en Flagami, Miami. Cuando fue detenido, Booth vestía la misma ropa que había usado durante los robos. La policía también descubrió que había empeñado la cadena robada en Hialeah en una tienda local, lo que proporcionó más evidencia en su contra.
Booth fue arrestado y llevado al Centro Correccional Turner Guilford Knight, donde permanece bajo custodia sin derecho a fianza mientras espera juicio. La gravedad de los cargos, combinada con su reincidencia mientras estaba en libertad condicional, agrava su situación legal.
Un Impacto Profundo en las Víctimas
Las víctimas de Booth, muchas de las cuales son personas mayores, han expresado su miedo y consternación por los delitos cometidos. Víctor Martínez, un cubano de 78 años que fue asaltado en su propia casa por Booth, compartió con los medios locales su angustia.
“Llegué de Cuba hace 14 años y me compré esa cadena que me costó 1,500 dólares. Siempre quise tener una, pero en Cuba nunca pude”, relató Martínez, quien sigue esperando recuperar su preciada cadena.
Ana Valenzuela, de 83 años, también sufrió un robo a manos de Booth. En su caso, Booth se hizo pasar por un inspector de agua para entrar en su casa y robarle un brazalete de oro que había traído de Cuba hace más de 30 años.
“Me asusté. Dije: ‘Dios mío, me va a matar’. Yo ya estaba en mi habitación”, contó Valenzuela, aún traumatizada por la experiencia.
La Tristeza de una Vieja Amiga
Cuando Booth compareció en la corte tras su reciente arresto, la jueza Mindy Glazer, quien había sido su compañera de clase en la secundaria Nautilus, se sorprendió al verlo nuevamente en el banquillo de los acusados.
Glazer, visiblemente afectada, decidió apartarse del caso y dejar que otro juez lo manejara, aunque no pudo evitar dirigirse a Booth: “Ojalá no fuera así. De todos modos, no puedo escuchar el caso. Voy a hacer que otro juez lo escuche, ¿de acuerdo? Espero que las cosas te salgan bien”, le dijo con tristeza.
Este desenlace es una amarga realidad para aquellos que conocieron la historia de Arthur Booth y esperaban que su vida tomara un rumbo diferente después de su liberación en 2016. Ahora, Booth enfrenta un futuro incierto mientras espera juicio, y muchos se preguntan si alguna vez podrá romper definitivamente el ciclo de criminalidad que ha marcado gran parte de su vida.
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