Imagínense una isla donde el kilogramo de pescado, que debería ser lo más barato del mundo esté a $43 «dólares», y otra isla donde, luego de sufrir severas inundaciones por las lluvias, de pronto ¡no haya agua para los pobladores! De hecho, no tiene que buscar dos islas distintas, si tenemos una, Cuba, que cumple ambos requisitos.
En el surreal mundo de Cuba, los absurdos de la vida cotidiana se manifiestan en dos realidades cotidianas: la escasez de agua en Camagüey a pesar de las recientes inundaciones y el precio exorbitante del pescado en La Habana (o al menos en Galerías Paseo)
En La Habana, el precio del pescado está por las nubes
A pesar de estar rodeada de agua, La Habana se enfrenta a precios de pescado que muchos residentes consideran inalcanzables. En Galerías Paseo, el kilogramo de pescado se vende a 43 MLC (Moneda Libremente Convertible), equivalente a 8600 pesos cubanos. Los ciudadanos se han quejado en repetidas ocasiones de los altos precios de la comida, que no están al alcance de una persona que solo vive de su salario. Esta situación ha provocado un malestar generalizado entre los habitantes, quienes lamentan la crisis y se sienten impotentes ante los altos precios.
La viceministra de la Industria Alimentaria, Mydalis Naranjo Blanco, admitió en una reciente aparición televisiva que los mares alrededor de Cuba no tienen suficientes peces para satisfacer la demanda de la población. Según la funcionaria, la disminución de los recursos pesqueros ha sido notable desde la década de 1990, cuando la flota pesquera cubana comenzó a retirarse de las aguas internacionales.
tal vez quieras leer: Cómo fue que se desapareció el pescado en Cuba y apareció en otros países
En Camagüey, la lluvia no resuelve la escasez de agua
Paradójicamente, en la provincia de Camagüey, a pesar de las recientes lluvias e inundaciones, la escasez de agua sigue siendo un problema grave.
Según el periodista independiente José Luis Tan Estrada, los residentes han estado experimentando problemas con el suministro de agua desde noviembre. Los residentes reportan que la calidad del agua es cuestionable, siendo a veces negra y con un fuerte olor a zanja, lo que ha llevado a brotes de enfermedades como vómitos y diarreas.
A pesar de las inundaciones que afectaron a 455 viviendas y desplazaron a más de 3000 personas, los embalses de la provincia han visto un incremento notable en su capacidad, con las recientes lluvias aportando más de 200 millones de metros cúbicos de agua; pero, a pesar de estas cifras, los residentes siguen teniendo dificultades para acceder a agua potable.
La «explicación» de las autoridades es que las inundaciones también causaron daños en varias infraestructuras hídricas, incluyendo la presa Cubano-Búlgara, la hidrorreguladora de Durán y la micropresa Guasimal, todas en Vertientes.
Estos eventos ilustran la compleja realidad de la vida en Cuba, donde el acceso a los bienes y servicios básicos sigue siendo un desafío a pesar de la abundancia de recursos naturales. Mientras los residentes de La Habana luchan para poder permitirse los precios inflados de la comida, los ciudadanos de Camagüey lidian con la escasez de agua en medio de un exceso de lluvia.
Estas paradojas, que podrían parecer extraídas de una novela de realismo mágico, son la cruda realidad de los cubanos, quienes a pesar de las dificultades cotidianas, continúan buscando maneras de sobrevivir y prosperar. En medio de la incertidumbre, los cubanos se ven obligados a cuestionar el estado de las cosas y a exigir respuestas y soluciones a sus dirigentes.
La falta de acceso a bienes y servicios básicos sigue siendo un gran desafío en el Macondo cubano. Una isla donde no hay pescado, y a veces también escasea la sal.
tal vez quieras leer: El Macondo cubano. Empleados de gasolinera sabían que vendían combustible con agua
