La sucursal de la Empresa de Telecomunicaciones de Cuba (Etecsa) en la provincia de Granma, que en noviembre pasado fue vandalizada con un pan, ha vuelto a ser noticia, pero esta vez porque algunas de sus trabajadoras destacadas fueron reconocidas con un ‘combo’ de viandas.
Al parecer, un surtido de plátano, calabaza y boniato fue el premio recibido este fin de semana por jubiladas en la oriental sede ubicada en Bayamo, las cuales “han dejado un huella” en el sector de Telecomunicaciones y “gustosamente acceden a compartir saberes con las nuevas generaciones”.
Aunque algunos usuarios afirmaron que las viandas formaban parte de un evento culinario y no de un regalo, las imágenes de estas trabajadoras “desbordando alegría” y “energía positiva” fueron borradas rápidamente del perfil de Facebook de Etecsa en Granma, tras regarse como pólvora en redes sociales.
En cualquier caso, las expresiones de los rostros de las trabajadoras de Etecsa durante el “encuentro de mujeres” han servido para dar vida a todo tipo de chistes, burlas y críticas.
Para la mayoría, es lógico pensar que los responsables de Etecsa en Granma han seguido los pasos de quienes el mes pasado obsequiaron una ‘mano’ de plátano a un grupo de profesores destacados en la también oriental provincia de Guantánamo.
“Una empresa que genera tanto sobre todo USD”; “Excelente obsequio. Lo mejor en estos tiempos de tanta escasez y cerca de fin de año”; “Esa es la actitud. Regalan lo que son capaces de cosechar. Pueden hacer al menos una caldosa”; y “Cuba, el paraíso del plátano. Ahora todo se premia con plátanos”, opinaron algunos cubanos.
Otros internautas comentaron irónicamente: “Ahí se demuestra lo que ha avanzado ese país”; “Qué lindo. Qué gesto tan bello. Seguro son veganas”; “Eso es continuidad con resistencia creativa”; y “Sufre Movistar. Esto sí es desarrollo. Otro nivel”.
Lo cierto es que, si bien no pocos cubanos admiten que esta clase de premio es una “falta de respeto”, a la vez reconocen que está en correspondencia con la situación de crisis que vive un país en el que hasta comprar un racimo de plátano es “un lujo” o “un privilegio”.