Mito de la «potencia médica» se desinfla

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El mito de la «potencia médica» se desinfla a medida que se confirma el colapso. No lo confirma «cualquiera», lo confirma el diario oficialista avileño Invasor, y nada más y nada menos que Manuel Marrero Cruz, el nombrado a dedo Primer Ministro.

Uno pudiera escoger miles de ejemplos para demostrar, con lujo de detalles, como el mito de la «potencia médica» ha sido un globo muy mal inflado durante años. Pruebas han existido muchas, ahí delante de nuestros ojos. Unos han tenido más «visión» que otros para verlo; otros se han resistido. Los que más lo han negado son los que ahora sufren más.

Una de esas personas a las que el mito de la «potencia médica» se le derrumbó así, como castillo de arena delante de sus ojos, fue a una exdecana de la Facultad de Humanidades en la Universidad Central de Las Villas.

Ana Iris Díaz Martínez debió sufrir mucho al verlo, y otro tanto para decirlo, cuando tuvo que acudir como miles de cubanos «de a pie» al único muro que tienen los cubanos para lamentarse: Facebook. El único porque el gobierno y Estado cubano tiene secuestrados los medios de información.

Ana Iris, que siempre ha defendido ese secuestro, ahora tuvo que ir a Facebook, evidentemente porque ningún medio de Villa Clara prestaría su plataforma para que la exdecana se desahogara.

«Agradecida, pero muy angustiada:Mis amigos y conocidos saben que abrazo el proyecto social nuestro en sus esencias y valores. Desde muy joven he luchado mucho a su favor. He dirigido procesos importantes desde la honestidad y el alto sentido del deber que me caracteriza. Con los derechos que esta actitud sin manchas me da, hoy quiero expresar mi preocupación por lo que he presenciado y vivido en el día de ayer en la consulta de IRA del policlínico Mata Abreu. Presencie colas de 20 y más horas, personas muriendo en los pasillls , vi morir a una anciana después de varias horas de espera y cuatro días sin test de antígeno ni PCR. Sencillamente, vi lo que nunca hubiera desead ver: el colapso de nuestro sistema de salud. A ello se suma la presencia de dos o tres médicos y una cola de más de 80 personas. Creo qu han que tomar cartas en el asunto muy pronto porque el derecho a la vida es lo primero. Nunca pensé que presenciaría en mi país muerte por falta de atención médica. Cuba, tengo el derecho honrado de decir lo que pienso».

En uno de los comentarios, debajo, esta mujer «soñadora» y fiel defensora y creyente del mito de la «potencia médica» dijo que «Díaz-Canel había leído su post»; pero que se sepa, hasta el momento, Miguel Díaz-Canel no es mago y jamás podrá convertir en Azitromicina las piedras; mucho menos revertir un sistema que ha demostrado ser nefasto en los orígenes de su estructura misma.

También el oficialista Invasor -¿tendrá algo que ver en esto que una de sus periodistas estrellas haya tenido que ir a otra plataforma para publicar que el director del Hospital Provincial de Ciego de Ávila ejerce de camillero ante la falta de personal?- decidió ¡al fin! desmontar el mito o «abordar el fin del mito» de la «potencia médica» en su territorio.

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En un doloroso artículo escrito por la periodista Ailén Castilla Padrón y titulado «Crónica de una provincia enferma», la joven aborda de manera descarnada más o menos los mismos avatares vistos en Villa Clara por la exdecana de Humanidades, y mujer integrada al proceso, Ana Iris Martínez.

En uno de los párrafos del texto publicado por el diario oficialista avileño, la joven periodista confiesa que tuvo que pagar por un blister de tres pastillas de Azitromicina 2,400 CUP y un conocido 10,000 CUP por un ciclo de Rocephin, puede leerse:

«La cuestión es que un test rápido es el primer paso para recibir, según el protocolo indicado en Ciego de Ávila, el Nasalferón como tratamiento antiviral e iniciar el ingreso domiciliario. A la larga todas las personas sintomáticas deben pasar por ahí y la afluencia no merma. Ese día no había Nasalferón en la consulta donde se suponen lo entreguen, y al siguiente se debía obtener en otro lugar con un papel firmado por el médico.

Me alertaron que las colas eran largas y dormí solo tres horas. A las 7:00 de la mañana, alrededor de 150 personas, algunas tosiendo, otras con fiebre y muchas que apenas se sostenían, se aglomeraban en el Palacio de Pioneros Juan Bruno Zayas, habilitado como consulta para pruebas rápidas y para la recogida de este medicamento en el horario diurno. Ahí estaba yo con mi resultado, todavía negativo, ahuyentada y a distancia.

Pero la explicación de la doctora fue clara y despejó las dudas: desde hace tres días no recibían Nasalferón, ni siquiera sabía cuándo llegaría, y no entendía quién nos había indicado ir hasta ahí. Además, para poder empezar necesitaba que alguien donara jabas de nylon para recoger los desechos biológicos. No tenían bolsas para la basura y sin eso no iniciaban. Por suerte alguien sacó par de ellas y a las 8:30 de la mañana entró la primera persona.

La directora del Políclinico Norte, María Caridad López Coba, tampoco sabía nada del medicamento; en el puesto de mando provincial y municipal fueron escuetos: “no tenemos respuesta para su pregunta”. Solo en el Centro Municipal de Higiene Epidemiología y Microbiología una voz amable contestó: ‘creo se recibe hoy en la provincia'».

El mito de la «potencia médica» si existía en su cabeza, voló lejos, como Matías Pérez, cuando con el transcurso de los días fueron llegando a ella informaciones de «primos de», «conocidos de»… gente que murió en los pasillos, sin oxígeno, sin oxímetro, sin saber el resultado de su PCR… sin siquiera haberse podido hacer un test.

Manuel Marrero se convence que la potencia médica no existe

La confirmación verdadera, el cuño o la tapa al pomo de que la potencia médica ya no existe -y se esfumó, al menos, confirmado, en Matanzas, desde hace ya 5 meses- han sido las palabras del «viajero» Manuel Marrero Cruz, un hombre que se ha pasado desde marzo del 2020 en que irrumpió la pandemia en Cuba hasta agosto del 2021, viajando de provincia en provincia repartiendo «orientaciones» y dando palos.

Marrero, vacunado desde hace ya varios meses, libre del stress de las colas y para nada obligado a salir a la calle a conseguir los alimentos de su supervivencia o hacer trámites notariales o en registros u oficinas, llegó a Holguín, donde confirmó el engaño en que él y la caterva de dirigentes como él viven, que no es otro lugar que una nube, tan etérea como la potencia médica que él a menudo pregona.

Allí, de donde salió esta foto de aquí debajo, Marrero manifestó encontrar «a la falta de acción, serias dificultades en la atención primaria, ineficiencias, lentitud, además de las situaciones objetivas», además de reconocer que la disponibilidad del personal de salud en estos momentos es insuficiente.

Pero, ¿quién saca a los médicos del país? ¿quién, sino ese mismo gobierno que él representa trata a los galenos como esclavos y les paga una miseria, lo cual los obliga a muchos a abandonar el país?

Marrero Cruz aseguró además que «existen deficiencias organizativas en el cumplimiento de los protocolos establecidos para frenar la propagación de la pandemia, sobre todo en la clasificación de los pacientes y la atención a los que permanecen en ingreso domiciliario», pero evidentemente habla desde la silla del que no sufre stress ni agotamiento pandémico; del que ya está vacunado y ¡bien vacunado!, del que solo existe para -desde arriba- dar palos a los que viven debajo.

Allí, provincia donde él y el «puesto a dedo» tienen notorias influencias y una cohorte de seguidores acumulados desde los días en que ejercían influyentes cargos en Holguín, seguramente sucederá lo que ya se avizora: cambiarán al Director Provincial de Salud y a algunos directivos de hospitales. A esos, los cuadros menores, las ovejas sacrificables, los harán culpables del desmoronamiento de la «potencia médica». Ellos seguirán en su pináculo, distante, sin percibir la realidad. Hasta un día.

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