La comunidad de Ciego de Ávila se encuentra en un estado de conmoción y alivio tras el reciente arresto de un hombre conocido como «Pocholo», sospechoso del brutal asesinato de Ruslan Guevara Lima, un joven padre y trabajador agrícola, campesino de 38 años.
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Este trágico suceso, que ha dejado a una niña huérfana y una viuda, ocurrió en el poblado de Violeta, donde Ruslan fue hallado muerto en su propia casa, víctima de siete puñaladas por la espalda.
La noticia de la detención de «Pocholo», un colchonero de la localidad, se ha difundido rápidamente, ofreciendo un atisbo de justicia para el joven Ruslan, quien era ampliamente conocido en su comunidad por su dedicación al trabajo agrícola, especialmente en la colecta de plátanos.
Así lo hizo saber Niover Licea, quien fue el activista que denunció antes que todos la muerte del joven campesino.
La especulación sobre el motivo detrás de este acto violento incluye una disputa financiera relacionada con una suma significativa de dinero, presumiblemente unos 20.000 pesos que el joven campesino, Ruslan, había prestado al ahora detenido.
Los detalles que rodean el arresto de «Pocholo» aún son escasos, pero lo que está claro es que el caso ha capturado la atención de los habitantes de Violeta y más allá, muchos de los cuales habían clamado por justicia en las redes sociales y en la comunidad.
La denuncia pública, liderada por Lisbeht Díaz, amiga de la familia de Ruslan, y apoyada por el grupo de Facebook «Denunciando los crímenes en Cuba», ha sido un factor crucial para mantener la presión sobre las autoridades.
Este caso surge en un contexto donde el gobierno cubano ha negado reiteradamente el aumento de la violencia en la isla, a pesar de los crecientes informes y la percepción pública que sugieren lo contrario. Funcionarios del gobierno, en el programa oficialista Hacemos Cuba, han intentado desmentir esta realidad mediante gráficos e imágenes que, según ellos, demuestran la estabilidad de la seguridad en Cuba.
Sin embargo, la muerte de Ruslan, junto con otros incidentes recientes como el asesinato del médico Jorge Luis Bringuez Torres en Santiago de Cuba, desafían abiertamente estas afirmaciones.
