Cuba anuncia la ampliación de un programa experimental de siembra de papa «ecológica». Una papa que no necesita fertilizantes. ¡Allá va eso!
Reza un viejo chiste en la isla que un chino vendía papas, y a todo aquel que se le negaba el chino le preguntaba: «¿Quiere vela?» y cuando se le preguntaba asombrado si también vendía velas, el chino contestaba:
«No, que si quiele vel la papa».
Precisamente eso quieren los cubanos: ver la papa. Abarrotada en los mercados. A pululu en las carretillas.
Con dos papas, una pizca de sal y un poco de aceite se hace un puré que te aguanta el hambre ocho horas. Con la mitad de una papa y un huevo se hace una tortilla; y con la otra mitad – si hay aceite – se hacen papitas fritas.
Fue la papa lo que salvó a Europa de la hambruna en el Siglo XVII. Es la papa, tal vez, el alimento que más buscan tener los cubanos en sus cocinas, pero esta viene una vez al año y a razón de 3 libras por persona.
Con el 68% de sus tierras cultivables invadidas por el marabú, o no sembradas, la isla de Cuba pudiera salvar con la papa otra vez, la hambruna de toda Europa, si se sembrara el tubérculo. Sin embargo, ni la diez millones de cubanos puede cubrir el bendecido alimento.
Un reportaje del diario Escambray devuelve la esperanza, si es que existe aún, a los que aún creen en que Cuba puede salvar su agricultura. Un reportaje similar publica Guerrillero, en Pinar del Río. Los dos diarios oficialistas hablan sobre ella. O sobre una «variedad de papa»: la papa «ecológica».
En Pinar del Río se sembrará esta «variedad» en apenas cuatro municipios, debido a la poca disponibilidad de semillas.
La papa «ecológica», que no requiere tanto fertilizante para su crecimiento, se sembrará en solo cuatro municipios pinareños: Consolación del Sur, Los Palacios, La Palma y la cabecera provincial Pinar del Río.
Sin tanta cosecha y sin fertilizantes, ya se vislumbran bajos rendimientos por cada hectárea de tierra sembrada, pues apenas la hectárea rendirá unas 10 toneladas, un número muy por debajo de la media internacional.
Sin embargo, Orlirio Almora Morales, director de cultivos varios en la empresa de Acopio y Beneficio de Tabaco Pinar del Río, asegura que si se obtiene ese rendimiento, se podrá garantizar a cada pinareño «15 libras en todo el año.»
La cosecha de la papa se produce entre cuatro y cinco meses después de sembrar la semilla; por lo que es entendible que si se rota el campo, se podrá garantizar una doble producción anual pero, en ello inciden otros factores. Entre ellos, la semilla.
En Sancti Spíritus hace años que no se cultiva la papa. Sin embargo, muy probablemente debido a la calidad de su suelo y a la productividad de sus campesinos, la provincia fue seleccionada para participar en «un programa experimental a pequeña escala y sin el empleo de productos químicos».
O sea: a la siembra de la papa ecológica.
Aquí no serán cuatro, como en Pinar del Río, sino siete los municipios involucrados. Escambray afirma que la producción, muy probablemente debido al poco aporte calórico de un alimento que se cultivará sin hidrógeno y sin potasio, se destinará al autoabastecimiento local, y no a la exportación.
La semilla arribó esta semana a la provincia, confesó a Escambray, Servando Martínez Hernández, especialista de Semilla y Recursos Filogenéticos en la Delegación Provincial de la Agricultura.
El funcionario precisó que «Sancti Spíritus forma parte del grupo de provincias que va a desarrollar experimentalmente el programa de producción de papa agroecológica, un proyecto liderado por la Estación Experimental de Pastos y Forrajes Indio Hatuey, en Matanzas, que acumula experiencias y resultados en ese territorio.»
“Es un programa experimental a pequeña escala y con la idea de que prenda en el territorio, porque ya tiene resultados en Matanzas y aspiramos a extenderlo poco a poco, de manera que pueda buscarse de esta forma un crecimiento en la producción de papa con vistas al autoabastecimiento local, objetivo que por la vía convencional se hace difícil para el país por lo costoso de los paquetes tecnológicos”, señaló.
“Es producir la papa por métodos agroecológicos y con destino al autoabastecimiento local; el país siempre ha sostenido la papa bajo sistemas de producción de grandes insumos, elevados uso de la maquinaria y de agroquímicos, un proceso que genera altas producciones, pero colateralmente ocasiona problemas de compactación, acidificación, salinización y erosión de los suelos, a la vez que ante las limitaciones con estos recursos nos queda esta alternativa ecológica para la papa”, dijo.
“Con la llegada esta semana de la semilla de origen holandesa la demora para sembrar es que despierte la papa del frío, un proceso que tarda unos días y la intención es plantarla antes de concluir el año; el programa es sobre la base de obtener un rendimiento de 14 toneladas por hectárea, con una producción en el entorno de las 140 toneladas; la experiencia de Matanzas es que ese rendimiento puede ser mayor”, aseguró.
Unas matemáticas sencillas nos permiten «asegurar» – porque siempre que se hable de Cuba toda certeza queda condicionada por un sin número de factores – que, si en Pinar del Río, con 143 mil 012 habitantes según el censo del 2017, tocarán a 15 libras de papa por cabeza en todo el año, con un rendimiento de apenas 10 toneladas por hectárea, en Sancti Spíritus, con 40 mil habitantes menos – 108,482, según el mismo censo del 2017 -, con un rendimiento de 14 toneladas por hectárea, la cantidad de papa con habitante rozará las 18 libras al año.
El programa prevé plantar en Sancti Spíritus 10 hectáreas entre 12 productores de todos los municipios, excepto Trinidad, donde agronómicamente no se pudieron localizar áreas, precisó el especialista.
Trinidad, queda, como debería ser, para el tabaco, el azúcar – si hay centrales – y el turismo.
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