El efecto “todos se van” o cómo funciona la mente de quienes se quedan en Cuba

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La situación migratoria que atraviesa Cuba ha pasado de ser un fenómeno más, resultante de la dura situación económica y política que marca a la nación, para convertirse en un suceso social, cuyas consecuencias se sienten directa o indirectamente en la gran mayoría de las familias cubanas.

Recientes estadísticas aportadas por el diario The Washington Post indican que en el mes de marzo unas 32 mil personas procedentes de la Isla se pusieron bajo custodia estadounidense en la frontera con México, una cifra que duplica a la del mes anterior y que coloca en números rojos la situación, superando incluso a la vivida durante el éxodo del Mariel en 1980.

Como se sabe y además resalta durante una conversación con Cuballama, una psicóloga, la migración ha sido un proceso habitual en Cuba, mucho más después de la década del noventa. Sucede que en la situación actual, con las elevadas cifras de personas que se alistan en la travesía a través de las fronteras latinoamericanas, la especialista señala que no existen todavía investigaciones que describan a profundidad los efectos psicológicos del proceso, pero que en efecto se trata de una condición preocupante para los especialistas.

De Cuba se marchan sus hijos poco a poco.
Cubanos en el Aeropuerto de La Habana. Foto: Video screeshot / Cibercuba

A simple vista, y más allá del análisis profesional, el éxodo actual comporta una marcada influencia en las personas que se quedan en el país por la única razón de no tener posibilidades económicas para emigrar. El efecto “todos se van” es un sentimiento que inunda la mente de no pocos jóvenes y adultos cubanos, una situación que no se produce ya a nivel introspectivo, sino que por el contrario es una sensación manifiesta y explícita en quienes la padecen.

Un joven médico cubano con apenas dos años de experiencia en el sector y cuyo trabajo lo desarrolla en un hospital provincial, asegura que “nadie en Cuba tiene más deseos de irse que yo”. La frase aparentemente exagerada del muchacho podría ser la misma en un buen número de profesionales, cuyo futuro laboral en el país es, además de injusto, extremadamente incierto en la aspiración de conseguir un nivel de vida mejor.

Continúan llegando balseros cubanos a costas de la Florida
74 balseros fueron devueltos a Cuba el sábado. Foto: Guardacostas de EE.UU.

Quizás uno de los elementos más interesantes del fenómeno masivo que atraviesa el país con la salida de personas es que cada día se confirma un diapasón más amplio de personas en cuanto a estrato social, género, niveles de edad, sexo u ocupación. Cualquier cubano ahora mismo puede tener en planes emigrar salir del país.

Sin embargo, lo más importante a nivel psicológico, indica la especialista, “Es que tanto los que emigran como los que se quedan en Cuba deben tratar de lidiar con un proceso de cambios donde el mayor reto será mantener una salud mental lo más estable posible para que no se haga necesario acudir a un profesional en busca de ayuda”.

Tomando en cuenta la experiencia de la joven profesional “Hay personas que sienten la necesidad de dar el paso migratorio como única oportunidad para mejorar su calidad de vida, sin embargo, es increíble como en este momento, la imposibilidad de hacerlo en algunos casos, influye en la salud mental y la estabilidad emocional”.

protestas
Cubanos protestan frente a embajada de Panamá

Como ejemplos concretos de lo que sucede con estas personas, la especialista menciona la frustración en primer lugar, así como la impotencia al no encontrar las oportunidades para concretar esa salida del país. Además, la dificultad para adaptarse al medio, es decir al contexto cubano, la irritabilidad y la infelicidad por estar en un lugar, o un país donde no quieren. “Pueden hacer resistencia al cambio y en la mayoría de los casos presentan muy baja motivación hacia la vida y las posibilidades, e incluso llegan a subvalorar sus propias capacidades personales”, y advierte que algunos casos pueden terminar en depresiones serias.

“Es muy triste que los cubanos tengan que atravesar por estas situaciones por un problema político y por una sencilla aspiración hacia una vida mejor. Es muy triste para los profesionales de la psicología ver cómo se pone en riesgo la salud mental por este tema. Sin embargo, la mayoría de nosotros en el país no podemos hacer más que aconsejar. La solución no está en nuestras manos”.

Lo que sugiere la especialista es hacer frente a los problemas de manera que no se comprometa la estabilidad mental y que cada cual se enfoque únicamente en las cosas que verdaderamente le pertenecen. “Tenemos que continuar con la vida y las posibilidades que tenemos. A quien le toque estar en Cuba, aun sin quererlo, tiene que tratar que su vida sea lo más saludable posible”.

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