De Venezuela y de Panamá. Parecía que el Ministerio de Salud Pública de Cuba y el gobierno de Cuba no verían el día pero lo vieron; el día en que sus médicos regados por el mundo, esos que «exportan» como mano de obra barata por diversas latitudes en evidente tráfico y explotación laboral, se les agotarían.
El día en que una pandemia -como esta del coronavirus- los obligaría a recogerlos y traerlos de vuelta a casa. Necesitados de ellos. Agobiados por la crítica situación epidemiológica; criticados por los cubanos, por el «de a pie», en grandes números. La gente se cansa, saca cuentas. ¿No tenemos médicos en nuestros hospitales y a menudo nos jactamos de las brigadas que enviamos fuera?
Con evidente necesidad y el más absoluto silencio, Cuba estaría recogiendo a sus médicos en Venezuela y Panamá, en el marco de una operación «secreta» y trayéndolos de vuelta a la isla que los vio nacer, los formó y donde residen sus familiares y amigos, esos que ahora se están enfermando por montones y muriendo por cientos. Esos que ahora mismo quieren más que estén en casa, que el televisor pantalla plana o la lavadora que pudieran traer.
Al parecer el destino ya ha sido fijado: los que estaban en Venezuela serán llevados a Ciego de Ávila. Un «buchito» que estaba en Panamá, será llevado a Guantánamo.
Médicos cubanos regresan de Venezuela para ayudar en Ciego de Ávila
Un contingente de médicos conformado por profesionales de la salud provenientes de distintas provincias del país, y que se encontraban en Venezuela, llegaron en las últimas horas al aeropuerto de Jardines del Rey, en la provincia de Ciego de Ávila, según pudo verse en la página oficial de Facebook de esa instalación aérea.
Según la nota, los galenos habrían «renunciado a sus vacaciones» para ayudar en el enfrentamiento de la pandemia de coronavirus en la provincia. Ciego es uno de los territorios del país con mayor incidencia de Covid-19, con varias unidades asistenciales de salud colapsadas (Morón y la cabecera provincial principalmente) y donde la falta de médicos y personal de la salud obligó a las autoridades a pedir recientemente «voluntarios».
Ciego es el lugar donde el director de un hospital ejerce hasta de camillero, en ocasiones, debido al caos y la desorganización imperantes; la poca previsión y el centralismo en la toma de decisiones, tan propios de una sociedad tan deficiente como lo es el modelo cubano.
tal vez quieras leer: Oficialismo reconoce colapso en hospital de Ciego de Ávila
Los galenos fueron recibidos por el ministro de Salud Pública, José Ángel Portal Miranda, un tristísimo personaje que en días pasados andaba criticando los esfuerzos de un grupo de emigrados cubanos por hacer llegar medicinas a Cuba bajo el criterio de que el organizador de esta tarea era un feroz crítico del sistema cubano y probablemente por allí introducirían un virus.
Pues bien, según este personaje, tres grupos fueron destinados a la provincia; que a pesar de que la crisis epidemiológica les reventó en la cara hace ya más de 30 días, es ahora cuando enfrentan la misión.
Los hospitales de la provincia y las camas en los policlínicos no alcanzaban desde hace ya un mes, y solo esta semana decidieron «convertir» al hotel Ciego de Ávila en un hospital pediátrico, y a las escuelas de Camilitos y de Medicina en centros para la atención de pacientes adultos con casos complejos. La provincia cuenta además con otra decena -por no decir centena- de hoteles cerrados, pero en los hospitales y policlínicos mandaron a las personas a sus casas por «falta de camas».
Hoy miércoles, por ejemplo, el Ministerio de Salud Pública reportó 1192 nuevos casos positivos de Covid-19, además de 23 fallecidos por la enfermedad. Esta fue la cifra más alta de defunciones de todo el país, pero durante las últimas dos semanas ha sido una constante, si acaso igualada o superada uno o dos días por La Habana o Cienfuegos.
Primer Ministro Marrero recoge parte de la tropa médica de Panamá
Como parte de las medidas encaminadas contra la COVID-19 en Guantánamo, tuvo lugar una reunión en la provincia y presidida por el Primer Ministro cubano, Manuel Marrero Cruz, «puesto a dedo» (también).
Allí se informó que «se crean condiciones para la vigilancia intensiva en un hospital temporal en el Policlínico de El Salvador y en el Hospital de Baracoa», además de la llegada de «médicos y enfermeros que cumplían misión en Panamá«.
Un muy bien alimentado Marrero, y sin necesidad alguna de salir a la calle a forrajear los alimentos y lucharla, dijo que «Guantánamo debe aplicar estrictas medidas de restricción como principal acción preventiva para detener la propagación del nuevo coronavirus» y asintió después, cuando el ministro de Salud Pública, José Angel Portal Miranda, reconoció que «la situación ha desbordado el sistema de Salud».
Portal Miranda, quien tampoco hace colas para comprar alimentos ni se traslada en ómnibus atestados por La Habana, volvió a insistir en «la falta de percepción de riesgo que aún existe en toda la provincia», incapaz de comprender que la inmensa mayoría de los cubanos tiene que arriesgarse, saliendo a la calle, para poder sobrevivir.
En la reunión, fue la doctora Yamila de Armas, funcionaria del MINSAP, quien explicó que «aunque la cantidad de enfermos sobrepasa la capacidad de respuesta de la provincia, esta crece en personal médico con la llegada de especialistas de Pinar del Río, Santiago de Cuba, Las Tunas, Granma, así como miembros de la Brigada Henry Reeve y colaboradores médicos».
