UNEAC relincha, en gesto desesperado y totalitario

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La Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba, UNEAC, organización que agrupa, como su nombre indica, a todos los artistas y escritores cubanos, y que debería ser la representante de los escritores y artistas cubanos, ha saltado de su asiento y en una especie de declaración ha arremetido contra «la inminente celebración del Festival de Cine INSTAR, organizado por el Instituto de Artivismo Hannah Arendt, que dirige la activista cubana Tania Bruguera, y que a partir del 4 de diciembre tendrá por sede a ocho países, incluyendo siete importantes ciudades de dos continentes», señala el portal Diario de Cuba.

El por qué la UNEAC ha reaccionado virulentamente contra este Festival solo puede ser entendido a partir del reconocimiento que este ente cultural ejerce dentro de las Artes y las Letras en la isla. Y del desconocimiento.

Para nadie es un secreto que la UNEAC en realidad se comporta como un brazo ideológico cultural del gobierno, para que ejerza como intermediario entre los intereses de los artistas y lo que le interesa al gobierno se divulgue, teniendo como premisa se respete lo que el gobierno considera como creación literaria y artística, siempre apegada a los estrictos cánones ideológicos del socialismo.

Los artistas y creadores, escritores, que disienten del discurso oficial, suelen ser marginalizados por la propia UNEAC, y el caso del escritor cubano Heberto Padilla es un claro ejemplo de esto; pero incluye a otros artistas y cineastas a lo largo de seis décadas (Sara Gómez, Nicolás Guillén Landrián, Reinaldo Arenas, Agustín Prats, entre otros).

Ahora desde la UNEAC arremeten contra el Festival de Cine INSTAR porque alegan que este difunde una obra que atenta contra la revolución, pero lo que hace INSTAR es divulgar la obra de realizadores y cineastas que han sido censurados precisamente en Cuba, marginalizados y criminalizados con el apoyo de la UNEAC, o con su silencio tácito.

La UNEAC, junto al ICAIC y el Ministerio de Cultura, han censurado y prohibido la obra de jóvenes realizadores cubanos, que tienen ahora dentro del margen del Festival de CINE Instar, un espacio para divulgar su obra. La UNEAC no actúa como un verdadero representante de todos los artistas y escritores cubanos, sino más bien como un vehículo para promover una agenda cultural alineada con los ideales gubernamentales. Este enfoque implica una tendencia hacia la censura y la exclusión de voces disidentes.

En el documento se llama al Festival de CINE Instar «un nuevo ataque a la cultura cubana», cuando ha sido el gobierno cubano la principal figura de ataque a la cultura cubana.

La situación con el Festival de Cine INSTAR ilustra cómo la UNEAC puede ser percibida como un instrumento de censura gubernamental, que en lugar de defender la libertad artística, parece centrarse en proteger una narrativa cultural específica que respalde la ideología del gobierno. Esto se refleja en su declaración contra el Festival de Cine INSTAR, acusándolo de subversión y de ir en contra de los intereses culturales de la nación, a la vez que incluso los matiza de mercenarios – un delito que tiene severas implicaciones en la isla – cuando expresa que el festival se celebrará «en locaciones pagadas de siete ciudades de Estados Unidos, Europa y América Latina».

Resulta ridículo a la vez que patético, que la UNEAC, que ha pretendido borrar del mapa cultural y educativo, la obra de cientos, tal vez miles de artistas y escritores cubanos que han sido marginados por su obra y empujados prácticamente al exilio, señale que el Festival de Cine INSTAR se propone, con la exhibición de «poco más de una decena de producciones audiovisuales (…) reescribir la historia y falsear las realidades de una nación», para señalar a continuación en el más puro estilo guerrerista y de guerra fría que esto sucede «en medio de la creciente y sostenida hostilidad de las administraciones estadounidenses e incontables obstáculos, defiende su inalienable derecho a la soberanía, la autodeterminación y la independencia.»

Luego, califica a INSTAR hasta de anexionista – y mercenaria – cuando señala que «detrás de esas acciones se mueven intereses espurios, financiados por fondos, agencias y fundaciones dependientes de Washington y subsidiarias a su servicio radicadas en el sur de la Florida o plenamente identificadas con estas en otras plazas,» un fragmento al que solo le falto añadir «la mafia de Miami», una perorata «histórica» que se derrumbaría como castillo de naipes si el oficialismo sacara a la calle a cualquiera de los agentes que tiene infiltrado en el sur de la Florida e hiciera una encuesta en la calle y preguntase sobre el Festival de Cine INSTAR.

Al respecto respondería otro cineasta: Eliécer Jiménez Almeida.

En declaraciones a Diario de Cuba sobre la campaña oficial y las acusaciones contra su película, el cineasta, residente en Miami, dijo lo que le disgusta: «Me disgusta que se mienta. A diferencia de lo que publica La Jiribilla y Cubadebate, ni a la CIA ni al imperialismo yanqui les interesa si yo hago o no cine».

Jiménez Almeida habló con Diario de Cuba sobre el Festival y la exhibición en este de su filme Veritas.

«Veritas es un filme independiente en contenido y forma. Yo, a diferencia de ellos, no quiero imponer una ideología, solo estoy mostrando una versión distinta de la oficial. Yo, a diferencia de ellos, trabajo y me gano la vida. Quien escribió ese artículo sí está a sueldo del Estado. De una dictadura que ha fusilado a nuestros compatriotas, los ha puesto en campos de trabajo forzado, los han «parametrado», marginado por su ideología, posición política o religión. El discurso de odio de esa prensa, de ese Estado, la intolerancia a lo distinto no es nada nuevo», subrayó.

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