El portal América Tevé Noticias dice que la familia de Pablo Lyle recibió una «esperanzadora noticia mientras el actor espera sentencia». ¿De qué se trata? Ya lo veremos.
El actor, que hace dos meses fue hallado culpable en un juicio donde se le juzgó por golpear mortalmente al cubano Juan Ricardo Hernández, en un incidente de ira en la carretera, se encuentra en la cárcel desde donde espera su audiencia de apelación. Esta, se ha aplazado ya 3 veces.
El objetivo de esta audiencias es determinar si tendrá derecho a un nuevo juicio o si será condenado por homicidio involuntario; una sentencia que pudiera dejarlo en la cárcel entre 9 y 15 años.
Dice la periodista de Gina Romero que sus abogados intentaran nuevo recurso a su favor que «podría reducir su condena».
Según destaca en su nota, «la jueza Marisa Tinkler Méndez señaló que necesitará más tiempo para escuchar los argumentos de la defensa y de la fiscalía, antes de determinar si anula el veredicto del pasado 4 de octubre.»
Los abogados de Lyle fallaron en probar la desestimación del caso. Su estrategia de la defensa se basó en la ley de defensa propia del estado de la Florida; pero el jurado consideró los hechos probados y vistos en el juicio, que dicen otra cosa.
La defensa al parecer intentó ahora señalar a la víctima como un hombre violento, pues afirmó que horas antes del incidente, Hernández ya había discutido con otra persona en un supermercado.
Sin embargo, en el video tomado desde una gasolinera por una cámara de seguridad, si bien queda recogido que el cubano se bajó de su auto y fue a discutir al cuñado de Pablo Lyle por la maniobra que había hecho y que había puesto su vida en peligro, no se aprecia un hombre tan violento.
El cubano de hecho, ni amenazó con golpear al cuñado de Pablo Lyle. Discutió con él de manera abrupta, sí, pero todo fue verbalmente.
Sin embargo, el que sí actuó como un matón y fue hallado culpable por un jurado compuesto por seis personas, fue Lyle; quien decidió tomar parte en el asunto, cuando ya la discusión con su cuñado había terminado y el cubano se dirigía a su auto.
Incluso, cuando Lyle levantó su brazo para golpear al anciano cubano de 63 años – Lyle tiene 30 menos – este ni siquiera hizo un gesto violento, sino defensivo.
La defensa ahora agrega que «tras varios retrasos por la pandemia del Covid-19, no se admitieron pruebas, ni testigos, que confirmaran que su cliente actuó en defensa propia», aunque la cámara de seguridad desmienta totalmente que Pablo Lyle NO ACTUÓ EN DEFENSA PROPIA.
No obstante, la que tiene la última palabra es la jueza, quien deberá decidir si Pablo Lyle recibe su condena, o si tendrá un nuevo juicio. Si decide sentenciarlo, deberá tener en cuenta los meses que estuvo en arresto domiciliario y los que lleva en la cárcel. Aunque pudiera no tenerlos en cuenta.
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