En un conmovedor y desgarrador post de Facebook, una escritora cubana ha compartido su realidad diaria, destacando la difícil situación que enfrentan los cubanos en un país sumido en una crisis económica y con un sistema electroenergético en ruinas.
Sus palabras pintan un cuadro sombrío de la vida cotidiana en Cuba, donde la falta de electricidad, los alimentos perecederos y el calor insoportable son parte de una rutina de sobrevivencia.
La escritora cubana, identificada como Saylí Alba Álvarez, comienza describiendo su lucha diaria con los cortes de electricidad.
«Hoy solo tuve electricidad cuatro horas. El refrigerador ya no retiene el frío. Estoy comprando el plato fuerte diario porque se echa a perder, al igual que la leche del niño», escribe. Esta situación obliga a muchos cubanos a comprar solo lo que pueden consumir de inmediato, ya que la falta de refrigeración hace imposible almacenar alimentos. La falta de electricidad también afecta su trabajo, ya que solo puede escribir y cocinar durante esas escasas horas de suministro eléctrico.
El post revela cómo la crisis ha convertido la alimentación en una obsesión.
«Escribo porque yo me gano el dinero escribiendo, pero gane la cantidad que gane, es solo para sobrevivir, así exactamente. Alimentarnos, comer, se ha vuelto una obsesión. Solo pienso en comidas, en lo que comeré hoy y en lo que compraré cuando vuelva a llegarme dinero», expresa la escritora en otro momento de su conmovedor texto, donde describe claramente como la escasez de alimentos y la inflación galopante hacen que muchas personas solo puedan permitirse lo básico, si es que lo encuentran.
La noche trae consigo su propio infierno. La autora describe la falta de aire, los enjambres de mosquitos y el calor insoportable.
«Está muy negra la noche. No corre una gota de aire y hay enjambres de mosquitos, me pican las manos y la cara. En el cuarto mi esposo y mi hijo se quejan (tienen dos ventiladores recargables pequeños, pero es muy fuerte el calor y el cuarto muy cerrado)». En su desesperación, busca un poco de soledad, alejándose del calor del cuarto compartido con su familia.
La fatiga y el agotamiento también son compañeros constantes.
«Hoy he tenido una extraña sensación de cansancio. No lo había sentido. Generalmente tengo genio y trabajo mucho… pero hoy he estado cansada, con mucho sueño y cansancio. Ya son muchos días sin apenas dormir». La falta de descanso y las duras condiciones de vida están pasando factura, incluso a quienes, como ella, han sido siempre positivos y trabajadores.
A pesar de tener una familia amorosa y un esposo comprensivo, la escritora cubana siente que no puede disfrutar de su vida. «Mi vida debiera estar bien… pero no me dejan vivir en paz, ni disfrutar mi estancia y hablo en primera persona, porque es mi historia, aunque sé que es la de muchos». Este sentimiento de desesperanza y frustración es común entre muchos cubanos que han perdido la fe en una mejora.
La autora hace un llamado urgente a la acción, subrayando que la situación no puede esperar más. «La solución no puede esperar más. No es cuestión de priorizar principios, ideologías o políticas baratas, es cuestión de garantizar la existencia, porque la ley primera debe ser el culto a la vida, sin ello, nada tiene sentido». Sus palabras son un grito de ayuda, una demanda de soluciones reales que permitan a los cubanos vivir con dignidad y esperanza.
Este relato íntimo y personal refleja la dura realidad que enfrenta el pueblo cubano, atrapado en una crisis que parece no tener fin. La necesidad de un cambio urgente es evidente, no solo para mejorar las condiciones de vida, sino para devolver la esperanza a una nación que ha sufrido demasiado.
En otro post debajo, que resulta aún más conmovedor y trágico, Sayli posteó una foto de un ventilador Royal, que se carga con una placa solar y dijo:
«Compro un ventilador de estos. Cada vez que me comunico con algún vendedor, ya no tiene. Un ventilador de estos me quitará de arriba cantidad de años de cárcel. Siento que me quemo.»
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