Cuba no muestra avances en la inversión extranjera

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El embargo, la pandemia y «errores y deficiencias» de índole interno, son las causas de que no haya avances, dijo el ministro del Comercio Exterior y la Inversión Extranjera (IE), Rodrigo Malmierca.

Malmierca no mencionó que la violación de los derechos humanos en la isla y el auge de la represión, pudieran ser uno de esos factores que atentan contra los planes del gobierno para captar incautos inversores extranjeros.

Quejoso se mostró hoy el ministro del Comercio Exterior y la Inversión Extranjera (IE), Rodrigo Malmierca, durante su intervención en el VIII Período Ordinario de Sesiones de la Novena Legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP) (Parlamento).

Al abordar, entre otros aspectos, el tema de la inversión extranjera en el país, afirmó que Cuba no alcanzó los resultados previstos en esa materia, tras la implementación de la Ley de IE, en el año 2014, aunque no hizo referencia – por ejemplo – a que la violación de los derechos humanos en la isla, el auge de la represión, y la no política de diálogo del gobierno con voces «distintas» dentro del panorama social cubano, pudieran haber sido una de esas causas que impidieron el avance en el tema de la inversión extranjera.

Malmierca, sin embargo, prefirió echar todas las culpas o el poco avance en materia de la inversión extranjera al culpable de siempre: «el bloqueo de Estados Unidos».

El funcionario no quiso recordar ni reconocer, que la política del bloqueo nace de una fallida decisión del gobierno cubano; el mismo gobierno que desde hace años pide que inviertan en su país sin ofrecer las mínimas garantías.

«Por suerte», este año, el poco avance en materia de la inversión extranjera no se debió solo a las medidas del embargo económico, sino también a la la crisis internacional derivada de la pandemia de la Covid-19.

El funcionario mencionó, en último lugar – aunque sin «nombres» – que han concurrido en este no avance de la inversión extranjera, factores de índole interna y mencionó «errores y deficiencias» en el trabajo de los organismos, entidades y empresas vinculadas a la inversión extranjera en la isla.

Incluso fue más allá y reconoció que algunos actores económicos «personales», presentan «insuficiente preparación», que básicamente es como decir que tienen muy poco claro cuáles son sus funciones y hasta dónde llegan sus deberes.

Malmierca no reconoció que debido a la política absolutamente centralizadora del gobierno y el Estado, y teniendo en cuenta los llamados «explotes» acumulados en no pocos organismos y ministerios del país, buena parte de ese «personal» actúa con recelos y cautelas propios de quien tiene miedo a perder su puesto, o lo que es lo mismo: quien tiene miedo a firmar sin la aprobación del «Gran Hermano».

Otra vez Malmierca volvió a hablar de «deficiencias» y de «dilatados procesos de negociación con inversionistas extranjeros,» sin reconocer que la culpa de las deficiencias y de la dilatación – entiéndase burocracia – nace de la estructura propia de un sistema socio-económico-político que no permite muchas libertades – o casi ninguna, para ser más precisas – al individuo. Al ser humano.

Precisamente esa falta de libertad, precisamente el sistema, y la falta de garantías del gobierno, inciden en el hecho de que miles de cubanos se rehusen a invertir su dinero en el país.

A ello súmense los cientos de ejemplos de cubanos emprendores que, no pueden llevar a buen puerto sus negocios así cuenten en la mano con el inversionista extranjero dispuesto a ayudarles a su crecimiento, pues el Estado cubano no permite que las iniciativas cubanas se fortalezcan y actúen de manera independiente del control fiscal estatal.

Prueba de ello es el hecho de que, la autorización a la exportación por parte de los privados cubanos, tiene que pasar por una entidad controlada por el gobierno, regulada, que es la única autorizada a negociar con el importador extranjero.

De acuerdo con el funcionario, la nueva cartera de inversiones tiene 678 proyectos, 175 más que la anterior, con un monto estimado en 12 mil 533 millones de dólares, aunque varios de esos proyectos se encuentran enclavados en propiedades que fueron confiscadas por el gobierno cubano posterior al año 1959.

La implementación del llamado carril III de la Ley Helms-Burton, ha puesto en los jurados a no pocas empresas extranjeras por realizar negocios con la isla en propiedades que fueron expropiadas por el gobierno de Fidel Castro.

A pesar de ello, desde 2014 se establecieron en Cuba 302 negocios: 104 empresas mixtas, 54 empresas de capital totalmente extranjero y 144 Contratos de Asociación Económica Internacional (AEI), detalló el el ministro del Comercio Exterior y la Inversión Extranjera (IE), Rodrigo Malmierca.

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