El envejecimiento vertiginoso y la pobreza son dos dilemas serios de la sociedad cubana actual.
Miles de esos ancianos en Cuba dependen del SAF para alimentarse; otros han renunciado a él dado el alto precio de los almuerzos y comidas
Cuba enfrenta un desafío demográfico sin precedentes que amenaza con ser un obstáculo más para el presente y futuro de la nación caribeña. Las dinámicas demográficas muestran que el país envejece a un «ritmo vertiginoso».
Datos de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (Onei) indican que la población cubana mayor de 60 años ya representa el 22.3% del total, lo que significa un crecimiento de cuatro puntos porcentuales con respecto al último censo realizado en 2012. Esta situación plantea serios desafíos para el sistema de atención médica, los servicios sociales y la planificación a largo plazo del país. Y un problema aparejado: a medida que la gente envejece, deja de trabajar y, por tanto, solo perciben el salario de la jubilación.
Dado el proceso inflacionario en el país, muchos de estos jubilados se ven obligados a recurrir al Sistema de Atención a la Familia (SAF) para poder alimentarse. La crisis alimentaria que atraviesa Cuba, exacerbada por la inflación, especialmente en productos agropecuarios, ha llevado a que más de 59 mil cubanos dependan del SAF para poder consumir al menos un plato de comida al día.
El primer ministro Manuel Marrero ha descrito al SAF como «un programa muy humano de la Revolución». Sin embargo, después de enero de 2021, el SAF aumentó los precios de la comida subsidiada, lo que llevó a muchos pensionados a abandonar el programa, ya que no podían pagar esa suma diaria para alimentarse. Betsy Díaz, la ministra del Comercio Interior (Mincin) que supervisa el SAF, reconoció que hay dificultades en la elaboración de las comidas debido a que la industria alimentaria no cumple con las entregas planificadas de insumos.
El jefe de Gobierno cubano ha señalado, en su verborrea características que el próximo año debe ser de transformación, buscando soluciones alternativas y adaptando locales a las circunstancias actuales; pero esta afirmación debe tener la misma cuota de veracidad que aquellas pronunciadas por Díaz-Canel en el 2022 de que «el año 2023 iba a ser un año mejor».
El mandatario cubano incluso ha llegado a afirmar que este envejecimiento es una conquista de la Revolución; pero tal y como se vislumbra la realidad de esos ancianos, cabría preguntarse si eso es una conquista o una «lenta agonía».
El SAF, compuesto por unidades gastronómicas, tiene como objetivo principal prestar servicios de alimentación a adultos mayores, personas con discapacidad, casos sociales y otros con insuficiencia de ingresos y sin familiares que puedan ayudar.
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