Cuba importa compota de Colombia y carne de cerdo desde Brasil

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Señala CBS que Cuba importa aproximadamente el 80 por ciento de los alimentos que necesita para los 11 millones de habitantes de la isla y que buena parte de esas importaciones de comida proviene de los Estados Unidos.

¿Qué tal si supiéramos que de otro país como Colombia se importa una compota de guayaba? ¿Qué tal conocer que desde Brasil se importa la carne de cerdo?

Pero, vayamos por partes.

CBS cita palabras del Dr. Carlos Eire, Profesor de Historia y Estudios Religiosos en la Universidad de Yale y experto en el tema «Cuba», autor de libros como “Waiting for Snow in Havana” y “Learning to Die in Miami”, quien detalla las compras de EE.UU. de esta manera.

“EE.UU. es el mayor proveedor de alimentos para Cuba”. Y precisa:

“Pagan por adelantado, reciben el envío y pasa por el ejército”, pues según describe CBS en Cuba, los militares controlan estas importaciones «a través de varias empresas ficticias que se encargan de la distribución de alimentos en la isla.»

“Los productos alimenticios solo les pueden llegar a través de estas tiendas que son un negocio militar. La junta militar es propietaria y dirige todo”, dijo Eire.

CBS destaca que «en el año 2000, el Congreso de los Estados Unidos aprobó la Ley de Reforma de Sanciones Comerciales que permitió exportar productos agrícolas y alimenticios a Cuba a pesar del embargo.»

Desde entonces, los productos que llegan a las tiendas, caros para la mayoría de los cubanos , pasan primero por «otras manos».

CBS añade que, desde que el Congreso de los Estados Unidos aprobara la Ley de Reforma de Sanciones Comerciales «el régimen todavía está a cargo años después y los productos alimenticios continúan llegando a la isla, la mayoría terminando en tiendas operadas por el estado.»

El experto consultado dice que además, otro grupo numeroso de alimentos «terminan en los restaurantes de hoteles y centros turísticos propiedad del gobierno.»

“Tienen un mercado para ellos solos y no hay competencia, por lo que la comida se vende a precios escandalosos”, dijo Eire.

La agencia detalla que «agricultores, cultivadores, productores de alimentos en el medio oeste y el sur de Estados Unidos ejercen presión para mantener el programa en funcionamiento y el flujo de alimentos a Cuba, además de instar al fin del embargo cubano», pues «ven a la nación isleña como un mercado en crecimiento.»

«Las exportaciones de alimentos se han disparado en los últimos años. En 2019 se enviaron casi tres millones de dólares. Para 2020, más de $11 once millones. Hubo un gran aumento en 2021, EE. UU. exportó alimentos por valor de casi $ 27,7 millones, un 144 por ciento más,» concluyen.

Sin embargo, hay otros productos como el cerdo y la guayaba, que la lógica indicaría que deberían estarse produciendo en la isla, pero no sucede así.

Cuando se aprobó la reforma monetaria a finales del año 2020, se dijo que con la eliminación de la doble moneda se eliminaría gradualmente la importación de productos para incentivar la economía nacional.

En un artículo publicado en Cuballama Noticias titulado «El mecanismo diabólico de la dualidad monetaria» que recoge declaraciones publicadas en el diario Escambray, órgano local de la provincia de Sancti Spíritus, se recogen declaraciones del profesor Frank Rafael Quesada Espinosa, perteneciente a la Universidad de Sancti Spíritus José Martí, quien entrevistado sobre la repercusión esperada de este proceso en el sistema empresarial cubano lo resumía así:

«Las empresas no se sienten motivadas a exportar y prefieren importar debido a “los costos”.

El artículo publicado en Cuballama Noticias aportaba otros elementos sobre el tema, no mencionados por el experto, y reconocía que en esta ecuación de «compradera más allá de los mares» eran factores de peso «el viaje al extranjero» y “el regalito” que reciben los compradores de los Ministerios y Organismos cada vez que le compran a un proveedor extranjero y no a un productor nacional.

Calidad aparte, nos preguntábamos:

¿Acaso cree Díaz-Canel que si un comprador internacional se gasta un millón de dólares en la compra de cuatro contenedores de un producto X, el vendedor no lo va a “estimular” a que vuelve a comprarle el año próximo?

Cualquiera que haya sido comprador en Cuba – como quien redacta este artículo – conoce muy bien el modus operandi. No hay ni que ir a comprar fuera. También los vendedores extranjeros que trabajan en la zona de Berroa y en las firmas ubicadas en La Habana – principalmente – una vez que estudian al comprador se deciden a lanzarle el anzuelo para repartir las ganancias. La estratagema es sencilla: venden un poco más caro de lo normal, y se reparten el extra.

En la corruptela han caído e incurren cientos de cuadros confiables del estado.

El texto publicado en Cuballama Noticias exponía un caso conocido de cerca por este redactor: el de Rosendo, el Director de la Empresa Nacional de Producciones y Servicios a la Educación Superior que «explotó» debido a eso, en una fecha tan lejana como el 1998.

Pero, ¿por qué si Raúl Castro se desgañitaba y Miguel Díaz-Canel se desespera, todavía sus ministros y dirigentes de empresas y organismos prefieren comprar “afuera”, y no comprar “dentro”?

Según el experto consultado por Escambray, el gran motivo a la hora de hacer esto era uno: la dualidad monetaria.

La dualidad monetaria en Cuba. ¿Existe aún o se acabó en el 2021?

Al analizar por qué y cómo la dualidad monetaria incentivaba la importación y desestimulaba la exportación – también – el experto patentizaba una afirmación: el engendro económico de la dualidad monetaria lejos de aportar beneficios, lastra la economía.

¿De qué manera? ¿Por qué las empresas cubanas no tenían ni tienen reales motivaciones para exportar? ¿Por qué a no pocas entidades les conviene más importar determinada materia prima que adquirirla en nuestro país?

El experto lo explicaba de esta manera:

“Las empresas no se sienten plenamente motivadas a exportar debido al tipo de cambio existente; ello les ocurre a las entidades de Turismo con su exportación de servicios. Otro ejemplo hipotético: cuando la Empresa Agroforestal Integral de Sancti Spíritus exporta y capta 70 000 dólares por la venta de carbón vegetal, registra 70 000 pesos en sus ingresos, teniendo en cuenta el tipo de cambio (1×1).

“En Cuba, cada vez que una empresa exporta y obtiene un dólar, lo que recibe es un peso, y ese peso no da realismo al interior de la economía de la empresa, que ve subvalorada su exportación. Las empresas exportadoras se encuentran fuertemente penalizadas bajo el actual régimen cambiario de 1×1, en el cual el peso cubano está sobrevaluado. Esto se contradice con la política del país dirigida a sustituir importaciones y propiciar las exportaciones.

“Imaginen una empresa que fabrica determinada mercancía y que el 60 por ciento del costo de esta sea a partir de materia prima importada, bajo el tipo de cambio de ahora (1×1). Cuando la entidad adquirió la materia prima en el extranjero por un valor de 50 000 dólares, terminó en el inventario de la empresa como 50 000 pesos cubanos. Al final, ese costo es muy pequeño y la empresa puede vender con un margen comercial equis. Visto así, a la entidad le es más factible importar la materia prima que buscar un sustituto dentro del mercado nacional, donde le sale más cara”.

“¿Qué sucederá con la unificación? Al devaluarse el CUP, en la empresa los costos no se formarán a 1 CUC = 1CUP como sucede hoy; sino que lo harán en un nivel superior si las materias primas son adquiridas en el exterior.

“Hay empresas que encuentran una materia prima en el mercado internacional a 500 dólares, y una similar a 7 000 pesos en el interno. ¿Qué hace? Prefiere realizar la importación debido a la dualidad cambiaria existente: cuando compra esa materia prima en el extranjero, a sus gastos van 500 pesos; sin embargo, si la compra dentro del país, serían 7 000 pesos. Por tanto, le es más recomendable importar la materia prima, que comprarla dentro de Cuba, y así no se encadenan productivamente las entidades del país”.

La mentalidad no ha cambiado y la queja de Julita Osendi sigue en pie

A pesar de que la dualidad cambiaria en la isla ya es cosa del pasado, al parecer la mentalidad administrativa y comercial continúa siendo la misma.

¿Cómo se explica entonces que aún en el 2022 se importe carne de cerdo y compota de guayaba desde el extranjero? ¿Por qué, lejos de gastarse una suma millonaria en la compra de carne de cerdo en Brasil no se empleó ese dinero en – como diría un amigo sarcásticamente – la compra de bejucos de boniato para alimentar los cerdos de Julita Osendi?

El amigo hacía referencia a unas declaraciones de la controversial periodista deportiva cubana que, en el año 2020 se cuestionaba ya por qué la carne de cerdo se estaba «perdiendo» y encareciendo, y se hablaba cada vez más de decrecimiento «en la masa porcina» debido a la poca capacidad financiera del país para importar el pienso para alimentar los cerdos. Julita Osendi afirmaba que su ex esposo era productor de cerdo, y que los criaba con bejuco de boniato y sancocho, y jamás la carne de cerdo faltó en la mesa de su casa.

«Esta cubana estuvo junto a un campesimo pinareño por 25 años y ¡¡¡jamássssss!!! faltaba el puerco en la mesa, y ¡¡¡¡Jamás!!!! se trajeron alimentos especiales para su cría,” afirmaba Julita. Y añadía luego:

«A esto únanle las trabas ENORMESSSSS que se exigen y lo digo en mi piel pues llevé dos años luchando porque el padre de mis hijos pudiera convertirse en un productor de carne de cerdo en la Virginia, municipio San Luis, Pinar del Río.

Fui a ver a malanga con el puesto de viandas, incluyendo por supuesto, al Ministerio de la Agricultura y todas sus dependencias provincial y municipal. El trato hacia mi persona fue inmejorable, me hicieron sentir eso, una persona perooooo ¡¡¡los resultados ausentes al parte!!!.

Y es que, cuando ya vas a materializar lo que te han autorizado con mil papeles a hacer… ¡¡¡Si no mueves el dinero , que no hay, no se hacía nada!!!. No hay removedora de tierra, no hay no sé cuántas cosas más, no hay,m no hay, no hay…Hasta que aparece don CUC. E insto a que alguien me venga a decir que lo que escribo es mentira.«

Tal vez quieras leer: Julita Osendi: “Jamás faltaba el puerco en la mesa, y jamás se trajeron alimentos especiales para su cría”

La realidad es una e incuestionable: el dinero empleado en esa compra de cerdo a Brasil, muy bien que pudo emplearse en la fomentación de «mejores prácticas» para la cría de cerdo en la isla. En estimular a los productores. En dotarles de medicinas, alimentos e insumos para la crianza de cerdo.

Y si la compra de carne de cerdo en Brasil es absolutamente «desmoralizadora», súmese a ello ¡la compra de compota de guayaba a Colombia!

Así fue visto, nada más y nada menos que en el perfil personal de uno de los cinco espías de Cuba condenados en los EE.UU. En el perfil del «economista» Ramón Labañino.

Labañino, que ya en días pasados sufrió un «ataque en las redes» tras lanzar una pregunta bastante «provocadora», tiene la historia de la compota de guayaba de «primerita» en su perfil de Facebook.

La historia ni siquiera fue publicada por él. Labañino fue «tagueado» por el internauta Bryan Gual quien exclamó:

«(…) aquí les presento la compota de guayaba, sí guayaba, que compré en la tienda panamericana de la zona 9 en Alamar. 16 CUP el frasquito. Procedente de: COLOMBIA! Otro producto importado seguramente en divisas, que se puede producir aquí de sobra. Existe algún mecanismo para controlar la fuga de divisas hacia la importación de alimentos que podemos producir nosotros.? Qué cantidad de divisas de las que se recaundan, se invierten luego en la producción nacional de alimentos?»

Que alguien le ponga el cascabel al gato.

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