Southwest y American Airlines «se lamentan» ante Anamely Ramos y Omara Ruiz Urquiola

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Luego de haberles impedido abordar a Anamely Ramos y Omara Ruiz Urquiola sus respectivos vuelos a La Habana, notificadas por el Departamento de Transporte y urgidas de dar una respuesta, las aerolíneas norteamericanas Southwest y American Airlines se lamentaron por lo sucedido.

En el caso de Southwest lamentaron la “decepción” de Omara Ruíz; mientras que American dijo entender “lo sensible de las circunstancias” en que Anamely Ramos se vio envuelta en el Aeropuerto Internacional de Miami.

Sin embargo, practicamente lo que hicieron fue eso: lamentarse, tal y como hizo en su momento United Airlines cuando un ciudadano de origen chino fue arrestado por todo el pasillo de una aeronave con el tabique roto y ensangrentado.

Es decir: primero cometen la falta, saben que es una injusticia, no ofrecen solución, dejan todo al tiempo, para que la víctima procese su duelo y lo olvide pero… el tiro les salió por la culata.

Al menos cinco personas consultadas insisten en señalar que la respuesta dada por Southwest Airlines y American Airlines al caso de Anamely Ramos y Omara Ruiz Urquiola impedidas de abordar sus respectivos vuelos a La Habana, muestra mucha diplomacia de pasillo, palabrería hueca pero cero responsabilidad. Uno de los consultados dijo que, «si al chino, United le calló la boca con millones de dólares, ni Southwest ni American se limpiaron con un capuccino con Omara y Anamely», lo que da a entender parte de un fenómeno esencial a la hora de comprender este asunto. Poco, casi nulo apoyo recibieron estas dos cubanas por los miembros de la comunidad en el exilio; mientras que con el pasajero de origen chino el respaldo fue tal que las acciones de United cayeron en picada durante un buen tiempo, afectándoseles el bolsillo de tal manera que debieron «zanjar» la cuestión a tiempo. Y con millones de dólares.

La queja presentada al Departamento del Transporte de Estados Unidos (DOT), mediante la cual se exige una respuesta por parte de las aerolíneas estadounidenses Southwest Airlines y American Airlines con relación al maltrato sufrido por las ciudadanas cubanas Omara Ruíz Urquiola y Anamely Ramos González apenas comienza. La dizque respuesta brindada parece apenas un formalismo burocrático, un mecanismo establecido para dejar plantada una posición ante un requerimiento hecho por la entidad que las rige, pero está más que claro que impedirle a dos nacionales regresar a sus países de origen, rigiéndose por mandatos del gobierno de un país extranjero va, como bien indica la «pequeña» editora y activista Salomé García Bacallao, en contra de los derechos humanos.

Y «en complicidad con el régimen cubano,» como bien aporta Bacallao en su tuit.

Southwest dijo estar «indagando» sobre lo sucedido y prometió que contactarían con Omara Ruiz Urquiola «lo más pronto posible.» Del «desconocimiento» de la aerolínea se desprenden dos cosas: o es un embuste, o los agentes de Southwest que «atendieron» a Omara en el aeropuerto de Fort Lauderdale deberían ser despedidos, por cuanto ni siquiera informaron de lo sucedido a sus superiores.

American, la aerolínea bandera de los EE.UU., al menos pretendió ser más coherente con su actuar y esclarecedora de lo sucedido, al expresar en su misiva que “la información enviada por las autoridades cubanas les impedía permitir a Anamely Ramos abordar el avión y por eso la remitieron a la Embajada de Cuba en Estados Unidos (donde se negaron a recibirla)”.

American señala que su respuesta no pretende “disminuir su insatisfacción con la situación”, pero ni siquiera ofrecieron algún tipo de compensación monetaria a la afectada, aunque es obvio que Anamely Ramos no se dejaría chantajear por «viajes ilimitados» en American de por vida.

Sin embargo, de la respuesta de American, se desprende su culpabilidad cuando adjuntan una foto del documento oficial del MININT que les fue enviado donde le notifican que «no se admitirá el ingreso al territorio nacional” a Ramos y donde se “recomienda no embarcarla” para “evitar inconvenientes a la aerolínea y a la pasajera”.

Es decir: le recomendaron, por lo que American muy bien pudo subirla a bordo. Y no lo hizo.

“El MININT ‘recomendó’; American Airlines impidió”, resaltó García Bacallao en su tuit, por lo que la responsabilidad de la aerolínea como ejecutora de una violación del derecho al libre movimiento consignado en el artículo 13 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos está más que clara.

Luego, en un párrafo que sabe soso alegan que lo sucedido les sirve para retroalimentarse y para “mejorar” el servicio y la asistencia a los pasajeros en el futuro, dejando a un lado el hecho principal: se cometió una violación contra una pasajera a la cual prácticamente obligaron a permanecer ilegal dentro de los EE.UU. O como bien deja claro García Bacallao en su tuit: se cometió una violación grave de los derechos humanos en suelo estadounidense.

Es obvio que la respuesta de Southwest y de American a la queja emitida por el Departamento de Transporte a ambas aerolíneas no es «sustantiva» para nada. El DOT les dio 60 días para responder a las reclamantes y exigió se les enviase una copia para revisarla. De encontrar violaciones a lo legalmente establecido, el DOT podría emprender acciones que incluyen penalizaciones civiles a ambas aerolíneas, que de alguna manera deberán resarcir sustanciosamente tanto a Anamely como a Omara, ya que miles de ciudadanos cubanos que alegan estar contra el gobierno cubano, ni siquiera movieron una ceja para apoyar a ambas mujeres ante la violación flagrante de sus derechos.

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