El Granma, el diario oficialista órgano del Partido Comunista de Cuba reconoció ayer que «cortar» la leche en Cuba es más fácil de lo que se presume. Basta no pagarle a los ganaderos, someterlos a un horrendo papeleo burocrático y otras chapuzas socialistas y el resultado que se obtendrá es ese: una leche cortada que ni para hacer queso o dulce de leche sirve.
Eso, si la leche aparece. O aparecen las vacas.
En un artículo en el que habla de «impagos y papeleo», el Granma reconoce que encontrar la leche en Cuba es como un «rompecabezas».
La producción, acopio y comercialización de la leche en el país, pasa por un enrredado nudo que ya quisiera el giordano parecerse a este. Para llegar al monstruo de las siete cabezas, conviene apoderarse del ovillo de Ariadna pero no; el problema de la leche en Cuba no forma parte de la mitología griega, sino de la realidad. De una realidad que enfrentan día a día los cubanos que, como Claudia Martínez – entrevistada por Granma – ha tenido que desistir de tomarse su «vasito de leche» – luego de que le quitaran el normado a los 7 años – porque le resulta imposible adquirir el litro que antes adquiría, pues el precio de la leche se ha disparado – como todo – tras el llamado «Ordenamiento».
Revela la fuente que, cuando lo encuentras en la calle aparece a 20 y hasta 25 pesos el litro. «Nada mal», si se tiene en cuenta que una libra de tomates – que puede ser, dos o tres tomates, dependiendo el tamaño -, está a $150 pesos; y una caja de cigarros pasa fácil los 70. De acuerdo a la marca, los fuertes, pueden hasta costa $120 pesos.
Y es como el litro de leche: lo tomas o lo dejas.
El reportaje vino des Villa Clara, de la mano del periodista Freddy Cabrera Pérez que entrevistó, además de a Claudia Martínez, a otras personas.
Señala el Granma, entre otras causas, extraídas del testimonio de Claudia y los demás, problemas con la transportación de la leche. Como el propio productor tiene que hacerlo de su bolsillo, se encarece el producto.
El vendedor que antes le suministraba el litro a $5 pesos, dijo que le era más rentable hacer queso, y así duplicaba su valor. Y que si la convertía en yogurt, triplicaba sus ganancias; pero el Estado le exije que «venda leche». Los insumos, además, están caros, y el Estado no debe facilitarles ninguno.
Por Osiris y por Apis, en VillaClara «se ha dejado de entregar a la industria, en lo que va de año, poco más de ocho millones de litros, según informó la Delegación de la Agricultura en el territorio,» recoge Granma.
¿Se habrá convertido en leche o en yogurt?
Un ganadero como Alexis Alfonso tiene más de una respuesta para descifrar el enigma de la leche.
Grosso modo: pienso, agua, medicamentos para los animales – «que no existen, dice Alexis y habla de las garrapatas -, que deben ser «las hijas» de las otras «garrapatas» de las que habla Rigoberto Rodríguez Fuentes, presidente de la cooperativa de créditos y servicios (CCS) Efraín Hurtado, de Manicaragua, cuando habla de cómo «se ha creado una tremenda burocracia y un papeleo muy grande alrededor del asunto»
Sin embargo, y como a perro flaco todas son pulgas, según el criterio de Miguel Rodríguez Gálvez, subdelegado de Ganadería en Villa Clara, la culpa ¡es de los campesinos!
Explica el funcionario que a pesar de los precios pactados, los campesinos prefieren vender la leche por la izquierda, o hacerla queso o yogurt, aunque no aclara – claro está, no está entre sus funciones decirlo – porque la venden por la izquierda, que pudiera ser (por ejemplo) para comprar el líquido que no les vende el estado a precios exhorbitantes – dice el ganadero Alexis – para eliminar las garrapatas en las vacas.
En fin, en la concreta. Problemas de un lado y del otro. Los campesinos culpan al estado. El estado a los campesinos.
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