Expertos cubanos estudian la posibilidad de incluir la harina de garbanzos como alternativa en las panaderías y dulcerías, sobre todo teniendo en cuenta la escasez de harina de trigo que desde hace ya varios años han padecido esos establecimientos en todo el país.
Según el director del Centro de Investigaciones Agropecuarias (CIAP), Víctor Daniel Gil, los expertos confían en las potencialidades de ese grano y sus derivados, al tiempo que recomendaron su uso en la repostería, las panaderías y los extensores cárnicos. Además explicaron que podría combinarse con sorgo, chícharo o trigo.
“Nosotros quisiéramos que creciera mucho y rápido porque el garbanzo es un cultivo muy barato, lleva pocos productos químicos para asegurar su protección fitosanitaria, requiere muy poca humedad, los rendimientos en las condiciones nuestras son bastante buenos porque se pueden obtener entre dos y 2,5 toneladas por hectárea”, explicó el experto en una nota publicada por el sitio oficial Cubadebate.
Sin embargo, las iniciativas planteadas por los expertos chocan con la misma realidad que otros productos en el país, la cual tiene que ver con la baja productividad agrícola en la nación. Incluso en el propio texto circulado por el diario oficialista se constata que desde hace varios años, algunos campesinos cubanos siembran granos como el propio garbanzo, el popular chícharo y hasta el escaso trigo, “pero mientras no se generalice su siembra serán maquetas para visitas y expresión de potencialidades sin impacto aún en la cocina de los cubanos”, suscribe el medio.
Desde el comienzo de la crisis económica agudizada por la pandemia, los granos han sido uno de los grandes ausentes en la dieta de los cubanos, o por lo menos uno de los que más pesan al bolsillo de los trabajadores. En el caso particular de los garbanzos, resulta muy raro encontrarlo en los establecimientos estatales en precios de moneda nacional. Mientras que en las tiendas donde circula el famoso MLC (Moneda Libremente Convertible) su presencia es casi habitual, al igual que la de otros como la lenteja, las judías y otros frijoles.
El experto en granos aseguró que actualmente en los suelos cubanos es posible hasta el cultivo de trigo, algo que se hacía en siglos anteriores, y que una nueva variedad fue lograda por los investigadores del país con un ciclo de cien días. La falta de este producto en la elaboración de harinas para la obtención de panes y dulces ha sido habitual en los últimos años y por esta causa han nacido alternativas como el pan de maíz, de boniato, plátano burro y yuca.
Las inventivas con estos tipos de harina no han tenido demasiada aceptación entre la población, a pesar de que ciertamente conserven algunos valores nutricionales importantes, sin embargo la necesidad de su uso ha hecho que los cubanos, sin otras alternativas ante la falta de alimento, se vean en la obligación de consumirlos.