Durante los peores años de la pandemia de COVID-19 el gobierno cubano construyó 8.930 nuevas habitaciones de hoteles para el turismo en la isla, lo que representa una inversión de al menos 1.473 millones de dólares, afirmó el economista Pedro Monreal.
El especialista realizó ese estimado teniendo en cuenta el menor costo para la construcción de una habitación recogido en la Cartera de Negocios de Cuba, que ronda los 165 mil USD.
Ahora la isla dispone de 77.809 habitaciones de hoteles, 13% más que en 2020 y las autoridades cubanas mantienen en secreto el origen de esa inversión.
Ese gasto de recursos coincide con una de las peores caídas de la actividad turística y los viajes en el mundo, que afectó severamente a la economía cubana.
De acuerdo con Monreal, aunque Cuba reciba 2,5 millones de turistas este año, “‘sobraría’ algo más de mitad de las habitaciones hoteleras de Cuba (69 turistas rotando por habitación en 2018 vs. 32 en 2022)”.
El experto reiteró que sería “racional” poner en pausa las inversiones en infraestructura turística y destinar recursos a otras prioridades.
En su cuenta de Twitter, el reconocido economista cubano ha señalado en varias ocasiones que el gobierno cubano destina cada vez menos recursos a la agricultura y la ganadería, pese al déficit de productos alimentarios que sufre el pueblo.
“La actividad agropecuaria y la industria azucarera fueron las dos mayores ‘perdedoras’ en materia de prioridad de inversiones en Cuba en 2021, con caídas de 50,8% y 80% respecto al peso relativo que tuvieron en la inversión total el año anterior”, detalló.
Las cifras oficiales dan cuenta de la explicación de la brecha en materia de inversión entre el turismo y otros sectores vitales para la economía en la isla.
Según Monreal, el pasado año “el peso relativo de la inversión en servicios empresariales e inmobiliaria fue 12,1 veces mayor que el de la inversión agropecuaria, un empeoramiento respecto a la cifra de 7,7 veces mayor registrada en 2020”.
El principal resultado de esa política económica hasta el momento ha sido la caída de producciones de alimentos esenciales como la carne de cerdo, la leche, el arroz y los huevos y, por tanto, el aumento de la escasez en la mesa de los cubanos.
