El promedio de migrantes cubanos que entra a USA es un 460% más que el año pasado

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Los migrantes cubanos han pasado a ser, después de los mexicanos, los que más entran ilegalmente a territorio de los Estados Unidos. Hasta las cifras publicadas en marzo no era así; pero ya hoy superan ampliamente a los migrantes centroamericanos que llegan a la frontera de EE.UU.

Hasta marzo, todavía los migrantes hondureños, salvadoreños, guatemaltecos y nicaragüenses eran quienes – después de los mexicanos – predominaban en los cruces fronterizos de México con los EE.UU.

Sin embargo, a partir de que Cuba abrió sus fronteras en noviembre del 2021, miles de cubanos aprovecharon el hecho de que Nicaragua, país gobernado por un gobierno afín al de La Habana, impuso una exención de libre visado a los cubanos y en manada se lanzaron hacia Managua y se convirtieron en migrantes sin rumbo por las selvas centroamericanas. Los migrantes cubanos han pagado antes de salir, pagan – y pagarán seguramente – boletos de hasta $ 4500 dólares para embarcarse en un viaje «a conocer los volcanes» nicaraguenses, para luego emprender un viaje hasta la frontera con Honduras, cruzar, llegar hasta la frontera con Guatemala, cruzar, seguir hasta la frontera con México, cruzar y comenzar la parte más difícil del recorrido porque, si un país tiene impuesto un serio control migratorio, con retenes en carreteras, y agentes de varias entidades federales y gubernamentales trabajando en eso, en controlar el flujo de migrantes en su territorio es ese: México.

Los motivos de México para hacerlo son claros. Si bien tiene bien implementado el tema del trato humano a los migrantes, a través de organismos como la ACNUR y la COMAR, México tiene firmado un tratado de libre comercio con los EE.UU.; depende económicamente de ese tratado. Washington le ha impuesto o «rogado» que controle las llamadas caravanas y que colabore con ellos deportando y devolviendo migrantes a sus países, y los migrantes cubanos no están exentos de eso.

Sin embargo, las cifras son claras. Y este es un ejemplo: El promedio de siete días para los migrantes cubanos que cruzaron la frontera a fines de marzo aumentó un 460 por ciento durante el último año. Son tantos, que ya se habla de que podría alcanzar un nivel histórico a fines de año. 155 mil dicen. Más que el Mariel, más que el Maleconazo. Más que cualquier otra cosa.

La cantidad de cubanos que llegan a la frontera entre Estados Unidos y México es enorme, pero «enorme» no es un número que permite, a través de los datos internos de Aduanas y Protección Fronteriza obtenidos por medios como NBC News, aclarar con todos los puntos sobre las íes el fenómeno migratorio cubano. Puede que indique una crisis. Y sí, sin dudas los cubanos están hartos de 63 años de promesas, miserias, tirantez política, falta de derechos humanos y de las libertades más básicas.

El promedio de siete días para los cubanos que cruzaron la frontera hasta el 26 de marzo fue de 1200 migrantes

NBC señala que «altos funcionarios del Departamento de Seguridad Nacional dicen que en gran medida no pueden deportar a los cubanos porque su gobierno se niega a aceptarlos.»

Miles de ellos escaparon para dejar atrás la escasez de alimentos y medicina. La guerra en Ucrania ha puesto el precio del cereal – trigo – por las nubes, con una escasez notoria. No pocas familias cubanas envían a sus hijos a las escuelas sin un pedazo de pan en la mochila.

La pandemia viró el país patas arriba. A un país que ya estaba patas arriba. Las protestas el pasado mes de julio condujeron a una fuerte represión por parte del gobierno. Cubanos aún afines a la Revolución y el Socialismos que se encontraban en Venezuela y México – por citar ejemplos cercanos a este redactor – ahí mismo pusieron la cruz. Las condenas a los manifestantes aceleró en muchos el deseo de salir de la isla, y en la estampida masiva hacia Nicaragua – o en balsa – se fueron algunos de los que estaban pendientes a juicio.

El gobierno de La Habana culpa a Estados Unidos por el aumento de la migración. Le reclama que haya cerrado su embajada; constantemente alude al llamado «bloqueo» y a las medidas de ahogo económico impuestas por las administraciones norteamericanas y que no cumpla con las 20 mil visas anuales prometidas, como incentivos fundamentales que, según ellos, incentivan la inmigración ilegal.

“El cierre de los servicios consulares ha afectado a familias en Cuba y Estados Unidos”, dijo a NBC News Johana Tablada, subdirectora de asuntos estadounidenses del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba.

Pero, a no pocos cubanos les basta conocer de cerca y vivir la realidad en sus cuadras, escuelas y centros de trabajo; con centenares y miles de dirigentes corruptos y con escasas entendederas.

A no pocos les basta ver, en Twitter, como desde la cuenta oficial de la Primera Dama de la República y desde la cuenta oficial del «presidente cubano» se intercambian frases cursis de amor barato. Otros hablan del lema de «Viva la salchicha» y algunos acuden con pavor a ver un gato «enlazado» en una Feria Nacional agropecuaria.

ver: Lis Cuesta llama “dictador de mi corazón” a Miguel Díaz  Canel

Cuba es un país fracturado. La gente no sabe qué hacer. Mira con miedo la represión desatada y asiste descorazonada, a cada rato, a las torpezas gubernamentales que salen de las bocas de sus máximos dirigentes.

Los migrantes cubanos no surgen de la nada. Los migrantes cubanos son tantos porque el gobierno cubano, aún y cuando EE.UU. eliminase el embargo, no va a funcionar; porque no hay cerebros buenos ya funcionantes en el país.

La inmensa mayoría de las mentes más brillantes viven fuera. Se convirtieron en migrantes cubanos y caminaron por la selva y atravesaron ríos.

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