Díaz-Canel intenta lavar su cara usando dobles ante la TV

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Un «extraño» Raúl Castro y un extraño Daniel Joel Cárdenas Díaz – el joven cuya esposa en Cárdenas, Matanzas, asegura fue baleado por la policía – comparecieron en las últimas horas en la Tv Nacional (Raúl como parte del acto de «reafirmación política» en La Habana) y algo nos dice que Díaz-Canel está intentando lavar su cara mediante el uso de dobles. Sí, porque no hay dudas que el Daniel Joel que presentaron no era el verdadero Daniel Joel, y para muchos, tampoco el Raúl Castro era Raúl Castro.

A este último le faltaba la pellejera tradicional que le cuelga en el cuello – no es papada, la papada es otra cosa – y las orejas también eran diferentes, lo cual hace pensar que Díaz-Canel está intentando usar dobles.

Tampoco tenía «pata de gallo» este Raúl presentado, y ya hay quien dice que este vino de Miami y directamente desde la maquinita de My Cosmetic Surgery. En honor a la verdad, es posible que la mascarilla le haya recogido todo lo que le cuelga, y le haya «sacado» las orejas hacia afuera.

En esta imagen, Raúl Castro se parece más al Raúl Castro original.

En cuanto al joven de Matanzas, las orejas también eran diferentes. La cabeza era más redonda y no picuda, y el régimen al parecer no tuvo tiempo de dibujar en el doble los tatuajes del primero y lo puso con pulóver. La gente que tiene dos dedos de frente se ha dado cuenta del bulo, y se lo han hecho saber por las redes a todos; pero ya sabemos que cara, no tienen.

Todo forma parte de la estrategia de Díaz-Canel para limpiar su imagen, aunque gente como la locutora Laritza Camacho no se la van a dejar colar tan facilmente. La expresentadora de Mediodía en TV le escribió una carta al «puesto a dedo», en la cual le dice, entre otras cosas que, desde que es «presidente», ya no tiene ni la mirada jovial ni la sonrisa que solía tener antes.

«Recuerdo que era un hombre hermoso y apuesto; al terminar el evento se acercó a nosotros los artistas para agradecernos, nos dio la mano sonriente y nos miró a los ojos con limpieza y simpatía. Recuerdo que pensé a favor de su carisma y confié en su inteligencia y capacidad. Sin embargo, después de su investidura como presidente de Cuba, nunca más he podido ver esa sonrisa y esa mirada, ni siquiera frente a las cámaras de televisión (…)».

Granma, por su parte, echó mano otra vez a la sin dudas «galáctica holguinera» Mailenis Oliva Ferrales, una joven periodista que parece que vive en otra galaxia y que, además es ciega, pues no vio nunca a los civiles armados con palos en las manos para repartir palazos.

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La joven, que ya en otras ocasiones nos ha «deleitado» con un textos de ciencia-ficción dijo cosas como estas:

«Ellos, los del odio, «predican» con piedras, armas blancas y acciones vandálicas, mientras la verdad de Cuba se levanta con el pecho descubierto al lado de los hombres y mujeres que, sin más armas que sus manos y su dignidad, custodian centros de trabajo, les cortan el paso al desarraigo y a la violencia… preservan la paz».

Al parecer no vio ella las Tropas Especiales armadas con fusiles tampoco.

Mientras, el régimen sacó lo que le quedaba en la gaveta de artistas cubanos, porque ya los más mediáticos «se le reviraron», como parte de una «limpieza cultural» encabezada por los músicos – algunos nombres no les resultarán conocidos – Guido López Gavilán, Waldo Mendoza, Ángel Bonne, José Loyola, Maykel Flores y Will Campa; y el «de siempre»: Arnaldo Rodríguez, el dueño de la paladar «Talismán»

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También prestaron su imagen para esta campaña de limpieza de cara a Díaz-Canel los artistas plásticos Maisel López, Michel Mirabal, Nelson Domínguez, José Villa Soberón, Eduardo Roca (Choco) y Flora Fong. También aparecen los actores Alden Knight, Alberto Yoel García y Jorge Enrique Caballero; y los escritores Virgilio López Lemus, Víctor Casaus, Nancy Morejón, Pedro Pablo Rodríguez, Francisco López Sacha, y el jinetero oficial Alex Pausides.

Sería interesante preguntarle a todos qué creen de esas imágenes en las que se ve a la policía (a militares vestidos de civil) arrestar con violencia y golpes a un niño – adolescente – indefenso.

¿Tal vez Arnaldo se refería con ese llamado de «calma» a estos paramilitares?

También el canciller Bruno Rodríguez le pasó por la cara a Díaz-Canel una toallita húmeda cuando arremetió contra NBC News por una imagen no manipulada, pero sí confundida.

En medio del apagón informativo decretado por el gobierno de la isla, cuando las imágenes que salieron eran pocas y confusas, un editor del medio utilizó una foto de un manifestante progubernamental como manifestante contra el gobierno, y eso desencadenó la sapiencia de Bruno, que ya sabemos la tiene corta y selectiva.

Bruno acusó a NBC News de propagar «fake news», cuando en realidad desde hace una semana – y desde siempre – los medios oficialistas cubanos no han cesado de mentir, manipular, confundir, a la opinión pública.

Otra que le tiró el cabo a Díaz-Canel con el lavado de imagen fue la diputada Yolanda Ferrer Gómez, presidenta de la Comisión de Relaciones Internacionales de la Asamblea Nacional del Poder Popular, alguien que nunca -escúchesebien esto- nunca ha levantado su voz para denunciar los golpes y abusos que han recibido mujeres activistas en Cuba y, además, los ha negado.

Yolanda «rechazó» las palabras de un eurodiputado y, como siempre, se puso de lado del oficialismo que la alimenta, como un pichoncito. Quienes la conocen de cerca – una tía mía, por ejemplo – aseguran que esta mujer, donde único hubiese podido ser dirigente en su vida es en Cuba, debido a sus pocas entendederas y falta de carácter.

La prensa oficialista cubana en todo esto ha prestado su voz mediante medios y agencias al lavado de cara de Díaz-Canel.

El «puesto a dedo» no puede estar más contento. Tiene todos los medios a su favor, y a los periodistas interesados en viajar al extranjero, plegados bajo su manto protector. Todos luchan su viaje, y están más que claros – como Oliver Zamora Oria – de que si dicen lo más mínimo que les afecte «su imagen» (que es como afectar la del Díazca), les sucederá lo mismo que a Boris Fuentes, un hombre que, por estos días, ni se ha visto en la TV.

Su culpa con la «limonada» y la metida de pata con Díaz-Canel, es el triste recordatorio para todo el oficialismo de lo que puede sucederle, si es que algún día deciden ser medianamente críticos, o revelarse contra la falta de objetividad y la mentira en los medios donde trabajan.

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