Agente Fernando: entre memes y ¿un hijo en EEUU?

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Pudiera no ser cierto pero, según el internauta Orlando Gracia Lorens, el médico agente de la Seguridad del Estado «auto identificado» y «quemado» este lunes como el agente «Fernando», tiene un hijo en los EE.UU., residente en Tampa; una «mancha» que de seguro explotarán a fondo sus detractores, que desde hace ya más de dos días le inventan memes de todo tipo.

Hasta con «felpitas».

En espera de la confirmación de lo primero, lo que más resulta interesante de este agente es que, si la memoria no le falla a este redactor, es la primera ocasión en que un agente de la Seguridad del Estado cubano cae tan mal dentro de los «estómagos» de los residentes en la isla.

Pudiéramos aquí también estar equivocados porque, la historia reciente nos tiene un nombre de un agente de la Seguridad del Estado que ha sido especialmente desagradable para muchos cubanos dentro de las filas opositoras por el daño que, como agente hizo: Carlos Serpa Maceira.

Sin embargo, lo de Carlos Serpa, si bien fue sonado y dañino desde un principio, su  notoriedad «repulsiva» continuó luego, cuando se metió de a lleno dentro del MININT, y ya quemado como agente para el trabajo en la calle, comenzó desde una oficina a manejar el blog de la institución, y comenzó también a desarrollar una labor verdaderamente deleznable dentro de la blogósfera cubana, dentro de la incipiente internet en la isla, y dentro del periodismo independiente cubano. En ese sentido, tal vez su historia no fue tan conocida como la del agente Fernando, que llegó ahora, en pleno auge tecnológico, con miles de celulares con acceso a Internet en la isla. Con miles de cubanos viendo cómo «se quema» un agente del G-2 sin pruebas que sostengan lo expresado por una lengua.

Y ya sabemos lo larga que suelen tener las lenguas estos agentes.

Situando las cosas en el contexto de su momento. El agente Fernando, ahora, es más conocido que lo que lo fue Carlos Serpa Maceira en su momento.

En parte, también, porque Carlos Serpa sí salió a la palestra pública como un agente; mientras que el agente Fernando ha saltado al abismo prácticamente al «descubrirse» no tanto como un agente de la Seguridad del Estado encubierto durante más de 25 años, sino como un informante de poca monta.

Otra vez volvamos a un ejemplo. Carlos Serpa Maceira demostró que había fabricado noticias falsas en Cuba, que en la Florida, habían sido admitidas como ciertas. En parte, no lo dijo eso Maceira, claro, porque la culpa la tiene el propio socialismo cubano censor, que manipula, controla y dirige la información en la isla a su antojo, y prácticamente obliga a los medios que él no controla a utilizar información fragmentada, a menudo imposible o difícil de verificar o contrastar; y a confiar en fuentes (como Carlos Serpa lo fue, en su momento) que en ocasiones, ni quieren o tienen miedo a identificarse. El agente Fernando NO MOSTRO siquiera una evidencia de que lo que decía era verdad. Fue su palabra y listo. Y su cara.

Precisamente esta ha sido la que más memes ha capturado en las redes.

Algunos se han mofado de su dentadura. Otros de su tamaño. Y hasta lo han puesto al lado de Fidel, en un latón de basura.

También ha sido hasta «modelo» en uno de los dibujos del fenomenal caricaturista cubano Garrincha.

Burlas aparte, si nos adentramos dentro del «imaginario popular», al cubano no le ha sido imposible identificarse con un agente de la Seguridad del Estado. Por ejemplo, personajes televisivos como «Fernando» y «Julito el Pescador», por citar dos personajes de dramatizados de la Televisión, cuyas historias fueron inspiradas en las historias de dos agentes de la Seguridad del Estado, fueron en su momento, y todavía lo son, parte admirable dentro de las historias de los agentes de la Seguridad del Estado cubano, que como de sobra conocemos no son, ni tan buenos ni tan santos. También podemos citar «la historia» de otro personaje de ficción, «El Tavo», encarnado por el actor Albertico Pujol, que a pesar de ser «un chivato», caló como «preferido» dentro del pueblo cubano.

Incluso «la vida» del agente Gerardo Hernández Nordelo y sobre todo su historia de amor con su esposa, Adriana, provocó empatías dentro de una parte del pueblo cubano, a pesar de ser un espía que, por su labor, los tribunales de la Florida lo relacionaron con la muerte de ciudadanos norteamericanos.

Noticia relacionada: Fernando: un agente sin pruebas y con mucho llanto

Sin embargo, la historia del agente Fernando no ha corrido ni correrá igual suerte. Salió con el pie izquierdo, en un momento complejo, arremetiendo incluso – sin pruebas además, repito – contra un joven que cada día despierta más simpatías y esperanza dentro del pueblo cubano.

Una amiga asegura que, de haber sido el agente Fernando un agente «apuesto», la relación entre quienes lo odian y los pocos que parecen admirarlo, se hubiese balanceado un poco más.

La verdad es que su «performance», en el que terminó hasta llorando, ha sido especialmente negativo; a pesar de la lavada de cara que ha intentado darle el régimen a este agente que, en la concreta, no aportó nada de valor, ni desarticuló una banda, ni nada por el estilo.

Su testimonio ni siquiera sirve para llenar par de cuartillos. Tampoco cuenta con el valor de la prueba testifical – una nota escrita, una cinta de audio o de video – y eso, le ha pasado la cuenta.

El agente Fernando no es ni el más inteligente ni el más bruto, pero su proyección dentro del pueblo que lo vio ha sido más que desastrosa. Y contra eso, no hay lavada de cara que valga.

 

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