En lo que para muchos terminó siendo una telenovela, la por ahora última emisión de la «casa productora de audiovisuales» Razones de Cuba enfocó más que sus lentes, sus esfuerzos, en seguir arrojando lodo sobre un joven que cada día gana más simpatías en Cuba, y cada día le resulta más conocido a los cubanos: Yunior García Aguilera, a la vez que quemaba a su agente más sensible: Fernando.
En el reportaje, las autoridades cubanas acusaron a García Aguilera de querer crear un «clima de inestabilidad» en la isla para dar lo que ellos denominan «un golpe blando», similar al que ha tenido lugar en otros países otrora socialistas. O sea: en cambiar el gobierno sin arrojar un tiro, sin intervenciones militares y sin derramamiento de sangre.
El guión de esta nueva puesta en escena es similar al de otros trabajos anteriores. Otra vez se acusó a Yunior García de haber recibido formación en el extranjero y de tener vínculos «con elementos reconocidos de la contrarrevolución en el exilio y organizaciones financiadas para desestabilizar el sistema socialista cubano»; a la vez que se le da, de manera subliminar y sin que ellos quisieran, dotes de genio al joven dramaturgo. Sí, porque Yunior aprendió a desestabilizar un país entero con 11 millones de habitantes luego de haber recibido un curso expréss de algunas horas por parte de organizaciones estadounidenses, en alguno de los brevísimos viajes que realizó al extranjero. De uno de esos viajes, donde Yunior sostuvo un encuentro con el ex presidente español Felipe González en Madrid, sacó la Seguridad del Estado a su más lastimero agente: el agente Fernando.
Fernando, es el nombre que la contrainteligencia le dio al oncólogo Carlos Leonardo Vázquez, quien también participó junto a Yunior en ese encuentro y del que, unidas algunas piezas, uno se pregunta «¿cómo pudo durar tanto tiempo como agente de la Seguridad del Estado?» o cuál fue su verdadero papel como «agente». Sí, porque según un testimonio visto en las redes sociales, este agente «enemigo» hablaba mucho de Fidel y de Martí. Ahora, el científico Oscar Casanella dice que tenía sus dudas.
En la «telenovela» del agente llorón Fernando – sin música de Abba, lamentablemente – este acusa (sin pruebas) a Yunior García Aguilera de desestabilizador; e incluso llega a decir que, finalizado un viaje que ambos hicieron juntos, Yunior le dijo que ahora sí sabía cómo podía desestabilizar Cuba.
Ni de una cosa ni de la otra presentó pruebas el agente Fernando «Lagrimita», pero Razones de Cuba suele ser «hábil» en crear este tipo de materiales donde enlaza historias, y vincula a personas que sólo se vieron una vez en la vida, o que no se han visto nunca pero hablaron por teléfono una vez, y por magia de la contraposición de imágenes, los convierte en grandes amigos en la mente de los cada día menos creyentes que tiene el socialismo cubano.
Especialísimo fue el momento en que al agente Fernando «Llorente» por poco se le sale el moco cuando se descubrió como infiltrado; es decir, como espía para la policía política cubana.
Habló de una carrera de 25 años de la que se conoce muy poco – ¡así habrá sido de «destacada» su participación! – después que dijera que estaba sentado y listo «para hacer esta denuncia pública al pueblo de Cuba», en la que describió a Yunior García como un agente preparado por manuales.
La historia del agente llorón
El oncólogo Carlos Leonardo Vázquez González, quien realmente vivía una doble vida como el «agente Fernando» de la Seguridad del Estado vió presuntamente solo una vez a Yunior García Aguilera; eEn septiembre del 2019, cuando juntos, y en unión de otros activistas cubanos, participaron en un taller sobre «El papel de las fuerzas armadas en un proceso de transición», auspiciado por la universidad norteamericana Saint Louis, y realizado en su filial en Madrid.
Presuntamente en ese taller, que a lo sumo debe haber durado una semana, es donde García Aguilera se convirtió «en líder», según el testimonio de «Lagrimita», que asegura – sin pruebas – que la Marcha Cívica del 15N es «ilegal» y diseñada para «generar un clima de inseguridad, desestabilización e ingobernabilidad». En ese sentido, afirmó el lloroso Fernando, que Yunior García Aguilera estaría «buscando un enfrentamiento de las Fuerzas Armadas con el pueblo».
Según sus lágrimas, perdón, sus palabras, Fernando asegura que García Aguilera es un admirador de Manuel Cuesta Morúa. Ni Razones de Cuba ni Fernando presentaron en el material pruebas de esa «admiración», pero sí insistieron en decir que Morúa es «orquestador de planes provocadores contra las cumbres de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños en La Habana, la Cumbre de las Américas en Panamá, en 2015».
Momento especial de la noche fue cuando se intentó establecer un línea de similitud entre la actitud y lo dicho por García Aguilera el día antes del 27 de Noviembre, a lo dicho y hecho por el disidente checo Vaclav Havel a finales de los años 80´del pasado siglo. Coincidencias: Havel era dramaturgo también, y «Razones de Cuba» encontró este coincidencia como «sospechosa».
De la deposición y salida a la luz pública del «agente Fernando» (el que a menudo le hablaba a sus colegas en el hospital donde trabajaba de Martí y de Fidel) no resaltó mucho más.
El agente Fernando «descubierto»
Al parecer el agente Fernando no era muy habilidoso que digamos. No solo con sus compañeros de trabajo hablaba a menudo con admiración de Fidel – presumiblemente su misión era muy «ligera» debido a algún fallo que hizo sospechar a sus superiores – sino que en algún momento debió haber metido la pata que, ahora, dice el científico cubano Oscar Casanella que él tuvo sus sospechas sobre Fernando, a quien conoció como el oncólogo Carlos Leonardo Vázquez González.
Alega Casanella que, desde el año 2016, ya él sospechaba que «Lagrimita» Vázquez era un agente encubierto.
Ambos se conocieron cuando Casanella ejercía como nvestigador en el Instituto Nacional de Oncología y Radiobiología (INOR)
«Después de ver el noticiero nacional de TV confirmo las sospechas que he tenido desde el 2016 del Dr. Carlos Vázquez. Otras dos personas me habían compartido sus sospechas sobre su pertenencia a la policía política pero en aquel momento no sabía si eran solo chismes o hechos reales. Suelo sacar conclusiones de mis propias experiencias», relató el científico.
Señala Casanella que Carlos, en una ocasión le contó que él había sido amigo de Osvaldo Payá Sardiñas y que aún era amigo de su familia.
«Carlos se expresaba con críticas a la dictadura cubana aunque en conversaciones privadas. Nos comenzamos a visitar en nuestras casas y le presenté a mi familia», explicó ahora Casanella quien muy probablemente hasta fue expulsado de su centro de trabajo por alguna delación del agente «Fernando».
Parte de las sospechas de Casanella radicaba en el hecho de que Carlos, cambiaba frecuentemente de teléfono. Además, en una ocasión, luego de prometerle apoyo en un juicio, nunca asistió. Y cuando él (Casanella) le pidió su testimonio por escrito, el agente Fernando se negó.
«Cuando yo hablaba con Carlitos, él me aseguraba que no le tenía miedo ni a Lorenzo Anasagasti ni al G2 pero con sus acciones me abandonaba, me traicionaba y no hablaba con claridad», explicó Oscar Casanella anoche.
Según Casanella, «Carlitos» – como él solía llamar al agente Ferando – se negó en otra ocasión de apoyarlo.
«Después de estos sospechosos hechos que datan del primer semestre del 2016 y de analizar el comportamiento de Carlos, mis sospechas eran fuertes. Me alejé de él y le advertí a varias personas. Sin embargo, Carlos ya había hecho amistad con Manuel Cuesta Morúa después de yo presentarlos e incluso con algunos familiares de mi esposa. Varios advertidos me tomaron por paranoide», señaló Casanella, que dice sentir lástima por Carlos Vázquez: «no solo por perder la oportunidad de tenerme como amigo sino por hacer un trabajo tan sucio ya sea por (ceguera- adoctrinamiento) o por (oportunismo y/o chantaje)».
Noticia en Cubacomenta hoy: Gobierno cubano pataletea contra Yunior García
