En una noche donde la nostalgia se mezcló con la alegría, la casa de «La Guajira» Gelliset Valdés, esposa de Delso Aquino, director del icónico programa de la Televisión Cubana «Pateando la Lata», se convirtió una vez más en el epicentro de un encuentro sin precedentes en Miami. La fiesta, que congregó a un selecto grupo de artistas cubanos, fue de esas ocasiones en las que, como reza el refrán cubanísimo, «solo faltó el gato», pues la asistencia fue tan notable que parecía haber reunido a todo el mundo.
Bueno, faltó Danilo Sirio. por obvias razones. ¡Y Julita Osendi!, que no pudo bajar de Cape Coral.
El evento, cuyas fotos se hicieron virales en Facebook, más que una simple reunión, fue un despliegue de talento, amistad y recuerdos compartidos, donde cada invitado aportó su esencia, creando un ambiente único e irrepetible. Entre los asistentes, destacaron figuras conocidas de la escena artística cubana, quienes por una noche dejaron a un lado los escenarios para disfrutar como una gran familia.
La lista de invitados incluyó a nombres como Jorge Ferdecaz, quien no perdió tiempo en demostrar su admiración y cariño por Irela Bravo, la musa de su tatuaje de Maria Silvia.
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También estuvieron presente otros actores y actrices que han dejado una huella imborrable en la cultura cubana, entre los que se encontraban Alejandro Socorro, Leo «Maraca», Ulyk Aniello, Lily Bergues, Omar Franco «Ruperto», Nestor Jiménez Jr., Dianelys Brito, Yasbell Rodríguez, Yía Caamaño, Laura Treto, Danae Hernández y Víctor Molina, entre otros, y el motivo fue este: celebrar la reciente boda de Yerlín Pérez, también presente. Estos artistas, que han sabido ganarse el corazón del público tanto en la isla como en el exilio, compartieron anécdotas, risas y, sobre todo, una camaradería que trasciende las pantallas.
La velada estuvo marcada por la riqueza cultural cubana. Se bailó salsa y hubo comida. La fiesta se anunció como «de pan con bistec», pero hubo más que eso. Fue un verdadero festín para los sentidos que rememoraba las raíces de cada uno de los presentes.
El canto y el dominó también tuvieron su lugar en la fiesta, actividades que, más allá de su aparente sencillez, son pilares de la cultura cubana y medios a través de los cuales se expresan la identidad y la tradición de un pueblo. Leandro Cáceres, actor también presente en la fiesta del ICRT en Miami, tuvo que ser contenido para que no nos deleitara con una de sus bachatas, esas que lo hicieron tan popular en La Hora de Noelia.
La reunión en casa de «La Guajira» fue un claro ejemplo de cómo, en medio de la diáspora, los cubanos encuentran maneras de reconectar con sus raíces y celebrar su herencia cultural.
La fiesta del ICRT en Miami demostró que, aunque físicamente lejos de la isla, el espíritu cubano es indomable y capaz de reunir a su gente en una celebración de amistad y talento donde, efectivamente, «solo faltó el gato».