Este viernes se realizó una vigilia en el Parque de la Fraternidad en honor a las 46 víctimas mortales que se cobró la explosión, donde se guardó un minuto de silencio al sonido del Cañonazo de las 9:00 PM.
Como recordatorio de los primeros momentos del desastre, se transmite el primer audio de los servicios de emergencia de los bomberos, en voz del jefe del Comando 1 que solicita los equipos y bomberos y reporta la necesidad de evacuar la escuela aledaña al Saratoga. Fue el inicio de unas operaciones ininterrumpidas de rescate que sumaron 150 horas hasta que se extrajo el último cuerpo de entre los escombros.
“Tenemos una escuela aquí y vamos a evacuar la escuela, vamos a evacuar la escuela completamente. Hay mucho pánico aquí. ¿Recibió? Es necesario ahí que usted me vaya enviando la técnica de rescate urgentemente. Urgentemente la técnica de rescate”, reclama el bombero a la radio. Primera reacción de las fuerzas salvadoras al desastre, a las que se homenajeó igualmente con la proyección de sus rostros. Algunos estaban presentes en Parque para la Vigilia, otros aun descansan de jornadas agotadoras que no se decidían a abandonar para finalizar el rescate cuando antes.
A Prado entre Monte y Dragones, kilómetro cero del dolor, numerosas personas acuden, entre ellas muchos familiares de los fallecidos, incluído el perro Sultán, que fuera rescatado con vida entre las ruinas con más fortuna que su dueña, una de la víctimas. Las flores y las velas protagonizan la noche. El pintor cubano Nelson Domínguez tributó también un cuadro alegórico, titulado Virgen Luctuosa
Unas grandes pancartas presentan las fotos de todos los muertos, identificados con nombre, edad y lugar de residencia, ante las que se colocan las ofrendas de cera, fuego y pétalos. “Siempre con nosotros”, rezan los tableros bajos las imágenes. Es un paisaje de tristeza y ausencia. Algunos familiares llevan en sus manos otras fotos enmarcadas de sus seres queridos perdidos.
Se presentaron en el lugar el propio mandatario cubano, vestido de negro, junto a su esposa, Lis Cuesta, también enlutada. También acuden Manuel Marrero, que funge como su Primer Ministro, Estaban Lazo, Presidente de la Asamblea Nacional, y Salvador Valdés Mesa, en funciones como vicepresidente de Cuba.
Como gran fondo de la Vigilia, a distancia prudencial, se alza el derruido Hotel Saratoga, con sus habitaciones abiertas y silenciosas, como un costillar desagarrado, por el que Cuba sangró una vez más.
