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Julio Llópiz-Casal: “No me voy a comportar nunca como el ministro”

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“No me voy a comportar nunca como el ministro (…) me protejo en lo posible (de los golpes) y sigo apelando a la palabra”, expresó esta mañana Julio Llópiz-Casal, al finalizar una explicación del porqué no entraron al Ministerio de Cultura en el día de ayer.

Julio Llópiz-Casal, uno de los jóvenes artistas cubanos presentes en el plantón frente al Ministerio de Cultura de Cuba el pasado 27 de noviembre, y que también estaba ayer 27 de enero, frente al citado Ministerio, calificó como “muy, muy doloroso” todo lo sucedido en el día de ayer frente al Ministerio de Cultura, donde un encontronazo entre el oficialismo y los jóvenes artistas es hoy trending topic en el ámbito noticioso de la isla.

Llópiz, quien es uno de los artistas más activos dentro del 27N y uno de los más comprometidos con su generación, la sociedad en que vive y su tiempo, por demás hijo de una amiga personal de Fernando Rojas, explicó qué fue lo que sucedió con relación a la negativa de ellos a entrar al Ministerio de Cultura, argumento que esgrime el oficialismo para justificar el abuso cometido ayer contra él y otros 29 jóvene. Todo comenzó con un manotazo del Ministro de Cultura al periodista independiente de Diario de Cuba, Mauricio Mendoza, al cual siguieron otros manotazos y empujones hasta culminar con el arresto de todos. Golpes, desnudos y ultrajes a manos de las fuerzas del MININT y la PNR, siempre tan “solícitas” y alegres en Cuba a la hora de imponer “la ley” sin respetar la ley ni la Constitución y usando como argumentos los golpes.



Julio Llópiz-Casal, quien llegó a su casa en horas de la noche tras permanecer más de 4 horas preso, criticó fuertemente a todos aquellos que hablan sin conocer la realidad de lo sucedido. A los que juzgan sin haber estado en los zapatos de ellos. A los que incluso dicen que “no es tan grave porque “nadie ha perdido un ojo”.

En un post que ha publicado hace apenas una hora, Llópiz Casal afirma que hay “personas refiriendo livianamente que el ministerio exhortó a que pasáramos a la institución y que nos negamos”.

“Personas refiriendo errores estratégicos, refiriendo todo tipo de cosas desde las distancias físicas y emocionales,” añadió.

Ante el vacío informativo, teniendo en cuenta que el gobierno cubano controla todos los medios de comunicación, que deberían ser públicos, y que lejos de contribuir a la objetividad periodística se han convertido descaradamente en un medio de propaganda unilateral, donde solo hay voz para ellos, y nadie “de afuera” tiene derecho a contar la otra versión de la historia, las palabras de Llópiz, uno de los presuntos “estadounidenses” mencionados por Telesur, son un bálsamo de aclaraciones ante tantas dudas.

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“Nos negamos a entrar al ministerio porque ponían la condición de dejar los teléfonos fuera, que son la única, literalmente la única arma que tenemos para protegernos… y no es de fuego, por si a alguien se le escapa este detalle. Además, nos negamos a entrar hasta que no liberaran a personas que estaban detenidas sin razón, porque era la única manera que teníamos de pedir (presionar, exhortar, como se prefiera) que fueran liberadas esas personas que habían sido detenidas sin razón esa mañana”, dijo en el comienzo de “sus razones”, que sin dudas son las de todos.

Al hablar de esas detenciones -se refiere a las de Amaury Pacheco, Tania Bruguera, Katherines Bisquet y Camila Acosta– expresó:

“Esas detenciones suceden constantemente, eran artistas algunas de las personas detenidas. Queríamos homenajear a Marti, al 27N y acompañar a quienes se debían reunir con el viceministro. Era eso lo que pedíamos y fuimos desarticulados en una golpiza y vejación de decenas de personas (civiles y oficiales del MININT) contra menos de 30 personas”.

Luego Julio Llópiz-Casal continúa:

“Además, señalan y ven incorrecciones ante situaciones que son el resultado de que el ministerio ha sido quien primero ha roto la privacidad del intercambio con el 27N, el ministerio ha puesto sus plataformas en función de desacreditarnos y ofendernos. Entonces luego nos llaman insolentes por hacer simples propuestas. Hablan de “presión”, pero es que se sienten presionados por las palabras, por actitudes comunicativas pacíficas, y se trata del ministerio de cultura, se trata de lo que se supone que es su “área de competencia”. No están dispuestos a dialogar con quienes ellos consideran que son parte de la contrarrevolución sobre la base de su propia incapacidad para definir qué es la revolución. Lo que parece es que no están dispuestos a dialogar, y ahí termina la oración”.

Para terminar su alegato con unas palabras que más que nada, dan esperanza.

“Yo siempre voy a intentar dialogar porque es lo que sé hacer y quiero hacer. Yo no me voy a comportar nunca como el ministro, no me voy a comportar como esos funcionarios, no me voy a comportar como los abusadores deshonestos. Simplemente me siento intentando hablar con una entidad que me lanza trompadas, me pone trampas, rara vez media la palabra transparente. Esquivo, me protejo en lo posible y sigo apelando a la palabra.”

Ariel P.

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