Frank James, el hombre que ha sido identificado como sospechoso y responsable del tiroteo ocurrido en una estación del metro de Brooklyn, en Nueva York, será juzgado por «terrorismo».
Esto lo llevaría a enfrentar el cargo de cadena perpetua, aún y cuando no hayan víctimas mortales del incidente; aunque ciertamente sí, 23 personas que de un modo u otro ya tienen sus vidas marcadas con un recuerdo doloroso en sus cuerpos. Otros, los que no fueron heridos ni resultaron dañados físicamente también tienen que enfrentar el miedo; para no hablar de otros miles que, a diario tienen que tomar el metro y que ahora tienen temor de que un imitador, porque casi siempre hay un imitador, vuelva a hacer lo mismo que presuntamente hizo James.
James, afortunadamente, fue arrestado poco después del mediodía al día siguiente del hecho.
Su arresto ocurrió en la zona sur de Manhattan, específicamente en el barrio del East Village; entre la Primera Avenida y Saint Mark Place, informó la Policía neoyorquina. Las palabras del alcalde de Nueva York, Eric Adams todavía, se recuerdan porque, aún antes de que la policía anunciara el arresto del tiroteador, el alcalde proclamó en Twitter:
«Lo tenemos».
Sin embargo, tendrá como atenuantes James, el hecho de que presuntamente él mismo llamó a la policía para entregarse. El hecho de que no ofreció resistencia al arresto. Y, que hasta el momento, no existan víctimas mortales por el incidente.
Tres fuentes cercanas a la detención aseguraron además que el agente que se acercó a él le preguntó por su identidad; y él mismo confirmó que era James, tras lo que afirmó que llevaba todo el día esperando a las fuerzas del orden.
Sin embargo, se arriesga a una condena a cadena perpetua por efectuar un ataque armado de tipo terrorista en un medio público de transporte.
Así lo explicó a la prensa el fiscal general de Nueva York, Breon Peace.
James efectuó con un arma 33 disparos e hirió de bala a diez personas; disparadas aparentemente al azar.
Según se ha escuchado decir, no fueron más los disparos y los heridos – o tal vez las víctimas – porque el arma se encasquilló y él decidió abandonar el lugar.
Aunque James ya había sido arrestado en nueve ocasiones en Nueva York entre 1992 y 1998; y otras tres veces en Nueva Jersey, la Policía Federal (FBI) negó tenerlo entre sus ficheros de sospechosos a pesar de que tenía colgado en sus redes sociales, videos amenazantes y violentos. James tenía un canal en el que difundía sus teorías conspirativas y de odio racial.
Todo eso también pudiera influir en el juicio, y en el hecho de que el jurado decida si es inocente o no, o que el juez decida que puede salir o no, y también otro hecho: según recogen varios medios, James padeció algún tipo de enfermedad mental que lo mantuvo internado en centros médicos especializados.
