La cosa en Cuba ha llegado al punto en que hasta para morirse hace falta dólares, o al menos para conseguirse un lugar donde reposar por la eternidad… Un reciente anuncio en Revolico da una idea de por dónde andan los tiros en el mercado inmobiliario del Más Allá…
“Se vende bóveda de mármol en el Cementerio de Colón cerca de la entrada principal por Zapata, en buen estado, tiene osario, se encuentra vacía, tengo la propiedad original en mano. Precio 1600 USD”, anuncia una usuaria identificada como Mónica en la popular plataforma de clasificados.
La cifra no es nada despreciable, más en el contexto actual de reordenamiento, en que el dólar se ha disparado a niveles estratosféricos: a este paso, sale más barato comprarse una pala y buscarse un patio, solar o potrero, u optar por la cremación, si hay disponibilidad.
El asunto parece macabro, pero es completamente natural, como el hecho mismo de morirse: los que sobreviven tienen que garantizarle un espacio a los que se adelantaron, como dicta la tradición de siglos y siglos, un lugar físico para un momento más espiritual.
Sin embargo, este tipo de prácticas de compra-venta no son nuevas en Cuba, si acaso el precio, y el uso de dólares. Hace unos años, el portal Detrás de la Fachada promovía la venta de un panteón de mampostería con capacidad para cuatro cajas en el Cementerio de Santa Clara.
Igual, antes de la “unificación monetaria”, generó noticia la venta de bóvedas en el Cementerio Patrimonial Santa Ifigenia, de Santiago de Cuba, por hasta 25.000 CUC. En ese camposanto también se vendieron terrenos para la construcción posterior de osarios.
Según un reporte publicado por el portal CiberCuba, el negocio de la venta de bóvedas en Santiago incluía a personas que restauran las bóvedas para revenderlas, al estilo de los “reality-shows” de remodelación de casas. Los precios partían de 3.000 CUC en adelante.
Igual, en redes sociales proliferan los anuncios de capillas, panteones, bóvedas y nichos en Colón, sin dudas el cementerio más famoso de Cuba. Este tipo de negocios se cuadran cara a cara, y hay corredores que conocen al dedillo cada pasillo de la necrópolis, y el precio de cada propiedad.
Declarado Monumento Nacional de Cuba en 1987, el Cementerio Colón es considerado el más grande museo a cielo abierto de América y el tercero más importante del mundo, tras las necrópolis de Staglieno, en la ciudad italiana de Génova, y el Montjuic, de Barcelona, España.
El asunto es que, en sus 57 hectáreas, hay más de 56.000 mausoleos, capillas, nichos, panteones, galerías y osarios construidos o adornados con mármoles finos, vitrales, bacará, estatuas y esculturas con valor comercial. El reparto “bocabajo”, como muchos le llaman, es de lujo…