El Miami Herald Editorial Board criticó al Papa Francisco por recibir al líder cubano Miguel Díaz-Canel en el Vaticano, argumentando que esta reunión ayudó a legitimar un régimen brutal; una teoría para nada descabellada que, si se tiene en cuenta los recientes movimientos del mandatario cubano por Europa, y su asiento al lado del líder francés Maurice Macron, no luce del todo equivocada; sobre todo viendo a este escuchar al mandatario caribeño hablar.
El Herald añadió en su editorial que, por suerte, en las afueras de la Basílica de San Pedro, había un grupo de manifestantes mostrando su descontento por la aceptación del dictador cubano por parte del Papa, lo cual le dio un matiz de protesta a la reunión, que parecía en el papel ser una cita diplomática normal, pero que terminó siendo como una reunión familiar, cuando Díaz-Canel le presentó a su mujer al argentino, esta que en su vida debe haber cruzado tres palabras con él y que no es religiosa, dijo que lo amaba; para luego presentarle a su hijo, de quien dijo es el más disidente de la familia. Un claro ejemplo de nepotismo caribeño, al cual el Papa le importó bien poco.
El Herald, al final de su nota editorial cuestionó por qué el líder de la Iglesia Católica daría audiencia a Díaz-Canel, permitiendo al gobierno cubano fingir que la brutalidad y la represión en casa no están ocurriendo; y dijo que la declaración del Vaticano después de la reunión fue vaga, mencionando la discusión de «la importancia de las relaciones diplomáticas» y «algunos temas internacionales de interés mutuo».
Muchos esperaban que el Papa presionara a Díaz-Canel sobre la liberación de los presos políticos en Cuba, pero de eso al parecer no se habló nada, lo que reafirma la tesis del Herald sobre la reunión al decir que la única cosa que logró la reunión del Papa fue dar a Cuba la oportunidad perfecta para falsamente reclamar legitimidad en la escena mundial.
Una legitimidad que parece cierta, si se tiene en cuenta la cantidad de ilustres mandatarios y funcionarios que estrecharon sus manos con Díaz-Canel; algo que pudiera entenderse como esto: la gira de Díaz-Canel por Europa lo fortaleció, a los ojos europeos, lejos de cuestionarlo, criticarlo y aislarlo.
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El tablero editorial del Herald destacó también la amenaza que Cuba representa para su propio pueblo y para otros, mencionando que se informó que Cuba ha permitido que China establezca una base de espionaje en la isla. También mencionaron el interés de Rusia en fortalecer los lazos con Cuba, probablemente con la intención de traer a Cuba bajo su control.
Y no, no está equivocado para nada el Herald. Mientras se escribía el artículo, el ministro de Defensa ruso, Sergey Shoigu, sostenía en Moscú un encuentro con su homólogo cubano, Álvaro López Miera, que llegó a la ciudad rusa justo horas después de que una intentona golpista le añadiera pimiental panorama en el lejano país.
La aparición del Ministro de Defensa cubano en Moscú no puede entenderse de otra manera que como un apoyo en momentos de crisis – o críticos – y así también lo recogió el Herald en otra nota.
Basta escuchar las palabras del Ministro de Defensa ruso, Sergey Shoigu, al afirmar que «Cuba ha sido y sigue siendo el aliado más importante de Rusia en la región» (…) y dijo que Cuba ha mostrado una completa comprensión de las causas del inicio de la operación militar especial en Ucrania.
Por si fuera poco, Shoigu aseguró estar listo para «prestar asistencia a la Isla de la Libertad y apoyar a nuestros amigos cubanos» y señaló que tanto Moscú como La Habana están actuando en defensa de la Carta de la ONU y en contra de su reemplazo por «un orden basado en reglas que refleja el deseo del Occidente colectivo de promover modos de existencia a expensas de países esclavizados y competidores derrotados».
No, el Papa no debió recibir a Díaz-Canel.