En la década de 1960, Cuba se convirtió en el centro de atención internacional durante la llamada Crisis de los Misiles. En aquel entonces, la instalación de misiles ofensivos en la isla por parte de Rusia puso al mundo al borde de una guerra nuclear. Ahora, más de medio siglo después, los lazos entre Cuba y Rusia están experimentando un nuevo estrechamiento, pero esta vez el escenario es muy distinto.
Robert Lara, un inmigrante cubano, recuerda con claridad aquellos días tensos de la Crisis de los Misiles. A sus 14 años, Lara y su hermano fueron enviados por sus padres a vivir solos en un país extranjero. La creciente influencia del gobierno comunista de Fidel Castro generaba preocupación en sus padres, y la instalación de los misiles ofensivos en la isla por parte de Rusia agravó aún más la situación. «Podías ver los misiles y sabías que eran ofensivos. Fue un período muy aterrador», relata Lara.
El recuerdo de este testimoniante es claro: la instalación de misiles nucleares en Cuba, o más bien el maridazgo entre Cuba y la URSS contribuyó a la separación de las familias cubanas más aún.
Ahora, en el presente, Cuba y Rusia están fortaleciendo sus lazos nuevamente, señala la periodista CLARA PREVE-DURRIEU, en un artículo publicado en The Sun, de Nueva York. Pero esto, ¿incidirá en una nueva fractura en las familias cubanas? ¿Podrán ahora los padres enviar a sus hijos fuera de Cuba? ¿Se producirá un evento similar al ocurrido en 1963?
La periodista señala que la firma de acuerdos para suministrar recursos necesarios, como petróleo y trigo, así como impulsar el sector turístico cubano, recuerda la época en que la Unión Soviética era el principal respaldo económico de Cuba. Sin embargo, concluye que, a diferencia de aquel entonces, estos acuerdos no reflejan un intento de proyección de poder, sino más bien la debilidad de Moscú y La Habana.
O sea, que el escenario es bien diferente al de 1963.
Según expertos, y queda bien expresado por la periodista en su nota, Rusia no tiene los recursos económicos suficientes para hacer una diferencia significativa en la economía cubana. La capacidad militar de Rusia también ha sido debilitada por el conflicto en Ucrania. El presidente Putin busca mantener una imagen de fortaleza para intimidar a sus oponentes, pero la realidad es que sus alianzas en el sur global son más simbólicas que efectivas.
Aunque la relación entre Rusia y Cuba puede parecer una amenaza para Estados Unidos, la realidad es que la alianza latinoamericana con Moscú es frágil. Incluso en la Asamblea General de las Naciones Unidas, la gran mayoría de países latinoamericanos condenaron la invasión rusa a Ucrania. La situación económica en Cuba sigue siendo difícil, con escasez de alimentos, combustible y medicinas, y una crisis energética que ha generado apagones recurrentes.
El régimen cubano busca desesperadamente encontrar fuentes alternativas de ingresos, pero incluso si el turismo ruso se duplicara, esto no tendría un impacto medible en la economía del país. La relación entre Cuba y Rusia en la actualidad refleja más la debilidad de ambos países que un verdadero desafío a Estados Unidos.
La historia se repite de alguna manera con este nuevo acercamiento entre Cuba y Rusia, pero esta vez parece más una farsa que una tragedia. La época de los misiles en Cuba dejó un amargo recuerdo en la memoria de aquellos que vivieron aquellos momentos de incertidumbre. Ahora, los lazos entre Cuba y Rusia se estrechan nuevamente, pero la situación es muy diferente y refleja más la necesidad desesperada de ambos países que un verdadero desafío a la potencia estadounidense.
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