Tres fallecidos, varios heridos, y 13 familias sin sus hogares es el saldo del derrumbe ocurrido este martes en la calle Lamparilla No. 362, entre Villegas y Aguacate, en el capitalino municipio La Habana Vieja.
Los fallecidos fueron dos rescatistas del Comando 15 de Bomberos, en Zapata y 6 en el municipio capitalino de Plaza de la Revolución. Se trata de Yoandra Suaréz López, de 40 años y Luis Alejandro Llerena Martínez, de 22 años. La tercera persona que perdió la vida fue Ramón Páez Frómeta, de 79 años, quien residía en el inmueble colapsado.
Los heridos son, Alberto Arias Lores, de 97 años, policontuso con trauma craneal simple; y Eduardo González Rodríguez, de 31 años, con trauma en antebrazo y mano derecha, señalaron medios de prensa. Ambos permanecen en el hospital Calixto García, de La Habana.
Las personas que habitaban el inmueble fueron evacuadas en escuelas y en casas de amigos. Posiblemente su destino, al menos en principio, sea algunos de los atestados albergues de la capital.
El derrumbe ha vuelto a poner sobre la mesa las mismas preguntas que se hacen los cubanos desde hace años: ¿por qué el gobierno cubano no prioriza la restauración y construcciones de viviendas con los recursos que envía para la edificación de hoteles?
El arquitecto Abel Tablada fue uno de los profesionales que expuso la causas de los derrumbes que con frecuencia asolan a La Habana Vieja e insistió en que tienen “responsables”.
“Estos valerosos rescatistas y ciudadanos atrapados bajo escombros no debieron morir. Esto no es un accidente como no lo es un choque que se produce porque un auto esquivó un gran bache en la autopista. Lo ocurrido es resultado de una larga lista de decisiones erróneas que ya es hora de ir reduciendo para evitar nuevos fallecimientos y derrumbes”, escribió en su perfil de Facebook.
“Mientras todo eso le ocurre a la ciudad, a su gente, mientras el bloqueo externo sigue jugando su papel de empobrecernos aún más, el estado o una de sus corporaciones destina sus limitadas divisas a jugar al capitalismo irresponsable e invertir en lo que no es prioritario, en lo que la ciudadanía no escogió, en lo que no está generando riquezas para compensar los efectos del bloqueo”, añadió en un esclarecedor artículo.
Tablada señaló que “ya esas contracciones tanto en los discursos como en las acciones ya no las tolera buena parte del pueblo”.
“Por eso, hechos como estos, muertes cómo estas de rescatistas jóvenes y valientes que no debieron ocurrir son además de tristes, irritantes y fuentes de gran descontento”, dijo.
El especialista apuntó a los responsables de los hechos y criticó al periodismo cubano por alejarse de los intereses del pueblo.
“Estos hechos tienen responsables y si no se pueden reconocer o demandar por no existir un periodismo respetable y representante de los intereses del pueblo o una ciudadanía empoderada, lo mínimo es que el estado anuncie lo que va a hacer para que no se sigan repitiendo como parte de una identidad de La Habana que no queremos conservar”, concluyó.