El último hombre en ganar una pelea profesional en Cuba antes del veto de Fidel murió en el olvido

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Como si la gente tuviera amnesia (¿o la tienen realmente?) y con sangre fría olímpica el sitio oficial del Instituto Nacional de Deportes Educación Física y Recreación (Inder) anuncia una velada de seis peleas profesionales de estrellas cubanas (que viven en Cuba) contra extranjeros para rememorar los 50 años del Primer Campeonato Mundial de Boxeo Amateur de La Habana.

Se cumplirán también 62 años de la abolición del profesionalismo en el deporte, del triunfo de la «pelota libre sobre la pelota esclava», y del boxeo libre sobre el boxeo esclavo» mientras en lo alto del Coliseo de la Ciudad Deportiva seguirá de testigo la misma pancarta del Ché Guevara de los viejos tiempos y de la filosofía  oxidada.

Uno de los asistentes diarios a ese Mundial junto a «Kid»Chocolate» ya sexuagenario en aquel entonces, fue Paúl Diaz, que para entonces ya era un entrenador destacado en La Habana luego de abandonar el ring en 1962 tras el decreto establecido por el recién creado Inder en marzo de 1962, que prohibía «el profesionalismo en cualquier deporte practicado en la Isla, con el objetivo de fomentar la práctica sana y eliminar cualquier mercantilismo en el deporte».

Se considera que Paúl Díaz (su apellido real era Suárez, pero lo cambió al subir al ring para que su mamá no se diera cuenta que boxeaba) fue el ganador de la última pelea profesional en Cuba celebrada antes de la prohibición oficial. Se remonta la fecha al 27 de octubre de 1961, velada habanera en la que venció por nocao técnico a Julio  Carreras en el peso mediano.
Díaz, fue campeón del torneo «Guantes de Oro» que se disputaba en la Isla y campeón entre los rentados. Su carrera profesional la inició el 24 de noviembre de 1954 con triunfo por puntos sobre Angel Zaldívar en el Palacio de los Deportes de La Habana, un recinto frente al Hotel Riviera y junto al Malecón, demolido en 1955 para ser reemplazado por el Coliseo de la Ciudad Deportiva inaugurado el 26 de febrero de 1958 y considerado una de las obras de mayor relevancia de la ingeniería civil cubana.
Paul consiguió 26 triunfos antes de ver cortada su carrera por Fidel Castro con apenas 24 años; de esas victorias 11 fueron por nocaos, y sufrió seis derrotas, dos KO. Casi la mitad de sus oponentes fueron estadounidenses, el resto cubanos, y combatió no sólo en La Habana sino también en el Auditorium de Miami y en el Madison Square Garden.

Estuvo entre los boxeadores que apostó por quedarse en Cuba mientras otros enrumbaron hacia México, Estados Unidos y España, y varios de ellos llegaron a conquistar fajas de distintas organizaciones profesionales. Paúl Diaz tuvo bajo su tutela  a muchos niños y jóvenes talentos de las escuelas deportivas, aunque nunca fue convocado al centro de alto rendimiento conocido por «La Finca». Murió el pasado 17 de febrero a los 87 años pero su lamentable deceso no apareció, que se sepa, en ningún espacio deportivo de los medios oficiales. «No me consta que tuviera alguna atención del Inder, pero desde Miami tenía amigos que compartieron con él las enseñanzas del boxeo que lo apoyaban» dijo a nuestro medio en La Habana un ex púgil que pidió el anonimato.

Kid Chocolate pudo haber sido el primer campeón olímpico del boxeo cubano y como él otros de aquellas generaciones de boxeadores cubanos de antes de la revolución. En lugar de rentados, pasaron a convertirse en «atletas de Estado»  y aprovechando su «don» histórico para el pugilismo  con el soporte económico absoluto a cargo del gobierno y la ideologización atlética, el boxeo se convirtió en el «buque insignia» del deporte por su mayor número de lauros olímpicos, pero la nave parece estar haciendo aguas en medio de las olas de fugas y de la crisis económica que no parece tener fin.

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