¿El jamón de pierna? No creo, pero Leinier Domínguez es 7mo en el mundo

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Estudios con internet, mejores condiciones de vida y menos cosas de qué preocuparse, son sin dudas elementos a considerar en este paso demoledor de Leinier Domínguez en el ajedrez, desde su llegada a los Estados Unidos.

Hace cuatro décadas, quizás antes, imposible saber con certeza, cuando comenzaron los vuelos de los comunitarios a Cuba y los que quedaban en la isla apreciaban el cambio de quienes venían, la gente solía decir sarcásticamente «ese es el jamón de pierna», haciendo alusión evidente a que el cambio en la alimentación habría provocado la mejoría en el que se fue.

En ese recuerdo, no tan lejano en el tiempo, pienso ahora cuando vemos que, luego de su salida de Cuba, y a pesar de «su vejez ajedrecística» – tiene ya 40 años – la carrera del cubano Leinier Domínguez dentro del mundo de los tebrejos ha dado un paso de avance significativo.

Tanto así que, ahora mismo, arrancando el último mes del año 2023, el Gran Maestro cubano, Leinier Domínguez, ha alcanzado un nuevo pico en su carrera ajedrecística, posicionándose en el séptimo lugar del ranking mundial de ajedrez.

Esta impresionante ascensión es resultado inmediato de su destacada actuación en la Copa Sinquefield, un torneo de alta competitividad donde Domínguez culminó en segunda posición. Con este logro, sumó 11.2 puntos Elo a su ya impresionante ranking, llegando a un total de 2756 puntos en el ELO en vivo, válido para estar en la 7ma plaza mundial, por primera vez en su historia, aunque ya en otras dos ocasiones anteriores había estado entre los diez primeros, pero siempre en el décimo lugar. En una de esas ocasiones, en el año 2014, llegó a tener más ELO que ahora, 2768, pero por delante tenía el cubano verdaderas máquinas de jugar ajedrez.

¿Quiere decir esto que el nivel del ajedrez ha disminuido y eso le ha posibilitado ascender puestos? Ni tanto. De hecho, no es factible de creer esa idea.

Nacido en La Habana el 23 de septiembre de 1983, Domínguez ha sido un nombre prominente en el mundo del ajedrez desde sus inicios en Cuba. Representó a su país natal en nueve Olimpíadas y ganó el campeonato nacional en cinco ocasiones.

Su carrera ha estado llena de éxitos destacados, como fue el triunfo en aquel torneo de Saloniki, Grecia, en el año 2013.

Le habían pronosticado un «conservador» penúltimo lugar, pero Leinier emergió como un claro ganador, luego de dos primeras rondas para el olvido, cuando perdió ante Gata Kamsky y empató con Ruslan Ponomariov.

Estuvo a punto de perder la 3ra también, pero se las ingenió para vencer al ucraniano Vassily Ivanchuk que lo aventajaba en 32 puntos de ELO. A partir de ese momento, el cubano, con 2723 de ELO, fue inexpugnable, con victorias consecutivas contra Peter Svidler (2769), Rustam Kasimdzhanov (2699), el único del torneo con menor ELO que él.

Y luego de dos empates, uno ante el jugador que posiblemente se le haya convertido en el más difícil de toda su carrera, Hikaru Nakamura (2775), y otro con el francés Etienne Bracot (2725), el caribeño sentenció en la próxima partida a Fabiano Caruana – ganador ahora del Sinquifield y por aquel entonces ya con 2774 de ELO – para luego entablar con otro de sus huesos duros de siempre, Alexander Grischuk (2779) y derrotar en la partida final, en una secuencia de movimientos memorable, al búlgaro Veselin Topalov (2793) y número dos del mundo en ese momento.

A su llegada a la Patria fue recibido por todas las autoridades del INDER, y hasta le dedicaron una Mesa Redonda especial, pero la decisión de Domínguez de emigrar a los Estados Unidos en 2017 fue un punto de inflexión en su carrera, y el olvido de las autoridades del país.

El cubano se había quejado en repetidas ocasiones no de la ausencia del jamón de pierna, sino de INTERNET. Mientras el resto de la élite se nutría y entrenada con lo más avanzado en materia de datos del ajedrez mundial, el cubano tenía que agenciárselas con los viejos libros o una vieja base de datos en una vetusta computadora. Mientras todos los demás ajedrecistas tenían entrenadores y psicólogos, Leinier era su propio entrenador y psicólogo.

A pesar de las críticas y desafíos, calificativos de traidor emergidos desde lo más rancio y extremista del oficialismo dentro de la isla, ya en los EE.UU., ya con Internet, y topando con jugadores de mayor ELO que sus compatriotas en la isla, Leinier continuó su progresión ascendente en el ajedrez, registrándose como jugador de la Federación de Ajedrez de EE. UU. un año después, en 2018.

Su caso reflejó entonces la situación de muchos deportistas cubanos que, buscando nuevas oportunidades, enfrentan críticas y desafíos tras cambiar su residencia; teniéndose que adaptar a un nuevo idioma, una nueva cultura, un nuevo clima.

Nada de eso, sin embargo, se convirtió en un handicap para el ascenso de Domínguez al séptimo lugar en el ranking mundial este año, como todo un testimonio de su talento y dedicación, y un motivo de orgullo para los cubanos, a pesar de la falta de reconocimiento por parte de los medios oficiales en la isla.

Su éxito en la Copa Sinquefield, culminando invicto con un total de 5 puntos y obteniendo un premio en metálico de 65 mil dólares, consolida su posición como uno de los mejores ajedrecistas del mundo y lo posiciona firmemente en la lucha por un lugar en el Match de Retadores para el título mundial.

El legado ajedrecístico de Cuba, enriquecido por figuras como José Raúl Capablanca, sigue vivo a través del talento del bien llamado «Ídolo de Güines», su pueblo natal.

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