Florida necesita un gobernador más capacitado, y menos «hago lo que me da la gana», que Ron DeSantis
El estado de la Florida se prepara para otra embestida del torpe Ron DeSantis, un hombre con aspiraciones de ser vicepresidente en el 2024, y quien sabe si subiendo la colina un día logre sentarse en la cima. DeSantis dijo que multará a los gobiernos locales por exigir que sus empleados se vacunen contra el coronavirus.
Vayamos por partes. Recordemos que DeSantis sobre salud, vacunas, epidemias, enfermedades, medicinas, estudios clínicos y todas esas cosas relacionadas, no sabe nada. No es experto. Recordemos que este hombre ha metido la pata reiteradamente en el manejo de la covid. Y recordemos que por algo le llaman «Death» Santis.
Exageraciones a un lado, lo cierto es que De Santis ha estado, desde su puesto de gobernador en la Florida, casi siempre en contra de lo correcto. Dicen que no se guía por nadie, aunque de vez en cuando el coronavirus lo asustó.
En medio de una ola de coronavirus que ha invadido hospitales y ha matado a decenas de miles en todo el estado, el gobernador de la Florida, Ron DeSantis, amenazó el lunes a los gobiernos locales con multas de 5.000 dólares por «infracción».
Más específicamente, la amenaza va dirigida contra el condado de Orange y la ciudad de Gainesville, por estas exigir que los empleadores exijan a su vez a los empleados que se vacunen contra el coronavirus.
«No vamos a permitir que la gente sea despedida debido a un mandato de vacuna», dijo el gobernador republicano DeSantis en una conferencia de prensa en las afueras de Gainesville, según reseña la agencia AP. Y agregaba:
«(…) es básicamente una decisión personal sobre su salud individual».
No gobernador, si esa persona me infecta a mí, su decisión personal puede afectarme. Incluso esa persona puede seguir viva y yo morir. Que vaya a trabajar desde su casa, si quiere. My business, my rules.
DeSantis, con sus palabras, hizo méritos para seguir siendo lo que es, y llevando por dentro lo que lleva. Expertos alegan que una explicación convincente de por qué a la Florida le ha ido tan mal con el tema del coronavirus es precisamente por el mal manejo que le ha dado el gobernador al asunto; poniendo por delante el interés económico del estado sobre la salud de las personas.
La Florida ha sido este verano el epicentro nacional para la propagación del virus, y las muertes por COVID-19 en el estado representaron más del 20% de las relacionadas con el virus en todo el país la semana pasada, de acuerdo con datos de la Universidad Johns Hopkins.
Datos son datos. Y a menudo DeSantis no quiere ni verlos; los elude y manipula.
“Creemos que, como empleadores, nos reservamos el derecho a exigir la vacunación como condición para el empleo”, dijo Shelby Taylor, portavoz de Gainesville, en un correo electrónico enviado a la agencia AP.
Por su parte, el alcalde demócrata del condado de Orange, Jerry Demings, apuntó que creía que muchas de las decisiones que toma el gobernador republicano tienen motivaciones políticas y que el condado se ocuparía de la amenaza de DeSantis, ya sea a través de los tribunales o de otra manera.
“Nuestro objetivo es proteger a las personas de nuestra comunidad en general, mantenerlas seguras, que es un papel fundamental del gobierno”, dijo Demings.
Las decisiones de DeSantis parece que pudieran perjudicarle en sus aspiraciones políticas. O tal vez no, si algo se ha aprendido en este mundillo de la política de EE.UU. es que cada vez cabe menos en una azucarera.
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